Tras haber disfrutado de los locales de Fogar do Santiso ubicados en Santa Cristina, y sobre todo en Allariz, nos tocó probar el de Teo, el original. Muy enxebre, incluso podríamos decir que destartalado en alguna sala, es inmenso, y quizá les queda su extensión demasiado grande, al menos en nuestra visita. Y no me refiero a la comida, que ha estado bastante bien, me refiero al ínfimo nivel de calidad del servicio.
Para empezar, por la espera interminable que tuvimos que sufrir desde que llegamos, viendo además como el resto de mesas de alrededor, que habían llegado más tarde que nosotros, eran atendidos antes. En el momento de tomar la comanda, tras preguntar a la que estaba tras la barra si nuestra mesa pensaban atenderla, el paisano que nos tomó nota no pudo ser más desagradable, básicamente ni nos miró a la cara, apuntando los platos a toda pastilla sin dejarte pensar nada. Al menos nosotros teníamos memorizado lo que íbamos a pedir (tiempo tuvimos en los 45’ de espera) porque un joven camarero nos trajo la carta 20” antes y Jose (creo que era su nombre) no nos dejó ni abrirla. En otras mesas los clientes se quejaron de lo mismo.
La comida y la bebida: Sangría, 2,90€, no deben ser ni 200 ml. Rica, cantidad escasísima. Mejillones a la brasa, 8€. 17 mejillones, de los cuales 4 no pudimos comerlos porque no se les dio el tiempo suficiente en la brasa, pero te los ponen igual. El resto, de sabor muy sabrosos. Sardinas a la brasa, 11€. 5 unidades, muy pequeñas pero muy ricas. Ración muy escasa. Churrasco de cerdo, 11,90€. Bien de abundancia, quizá hubiese admitido 5 minutillos más de fuego, porque venía justito hecho. Chorizo rojo, 2€, espectacular, de lo mejor de la comida. Las patatas fritas, 5,90€ (ya les llega) eran una bandeja bien grande y estaban bien.
Pedimos de postre tarta de queso al horno y café de pota, 4,90€ y 1,50€. A los 25’ vino el café, justo de temperatura, y a los 35’, tras haberles recordado que faltaba la tarta y haberles traído los postres a otras mesas que los pidieron más tarde, la cancelamos y nos fuimos sin comerla. Pidieron disculpas, y ni al café invitaron.
En resumen, probablemente uno de los mayores despropósitos de servicio que hayamos sufrido nunca, con dejadez y lentitud por parte del servicio más joven, y falta de profesionalidad y malas formas por parte del servicio veterano. La comida, aceptable, pese a que las raciones son bastante escasas para un precio de 25€ por persona, excesivo para lo que comimos. Y hacernos esperar 45’ para tomarnos nota, y 35’ para traer un postre que obviamente al final no quisimos, es una vergüenza para un local tan...
Read moreACTUALIZACIÓN 6/8/2025
Los precios se han disparado en los últimos años con la excusa de la etiqueta "ecológica" (tortilla de patatas, 16 euros). Y el churrasco, que es el plato por el que normalmente se va a estos lugares, las últimas veces con muchísima grasa. También han instaurado la política de ocupar la sala-patio con las parras como techo, y no te puedes sentar en el exterior salvo que se ocupe esa sala, que en verano puede ser algo calurosa.
CRÍTICA DE ANTES DE 2020
He ido a este furancho (antiguo lugar en Galicia donde se vendía vino de la casa y se acompañaba con una tapa, y al final, acababa siendo un comedor con todas las de la ley - en Canarias se denominan guachinches) más de media docena de veces, siempre atraído por el excelente churrasco y los criollos que sirven, aunque otros platos más sencillos como la tortilla de patatas, las ensaladas o el pulpo a feira también son resultones. La carne se come con las manos, así que los remilgados, que espabilen o que pidan cubiertos, que no pasa nada.
Ahora bien, aparte de la comida y el buen precio (marrado si se comete el error de pedir postres, bastante caros y nada del otro mundo), es el propio local el que merece, para bien o para mal, las máximas atenciones visuales. Se trata de un gigantesco cobertizo de madera con varias salas semienterradas y un enorme espacio al aire libre, ideal para el buen tiempo. Un espacio y entorno muy rústico con detalles hilarantes (una máquina de coser Singer que hace de estructura en una esquina, por ejemplo) que contrasta con un negocio totalmente modernizado, con merchandising Fogar do Santiso y camareros que controlan electrónicamente las comandas. Los remilgados abrirán los ojos por el irregular suelo y la presencia de telas de araña, pero ése precisamente es uno de los encantos del lugar y como tal, hay que aceptarlo.
Los sábados se organiza una queimada por la noche y, en muchas ocasiones, el propio Santiso (dueño del local), se pasea por las mesas preguntando si ha gustado la comida y la estancia o canta tocando un órgano electrónico para amenizar al personal. Por cierto, una pena el excelente y muy deteriorado órgano con pedales y efectos que tienen arrinconado en una esquina de uno de los recintos.
El Fogar do Santiso ha ido creciendo en fama a lo largo de los años y, desde que me lo enseñaron en 2006, cuando todavía no era muy conocido ni para los vecinos de Santiago de Compostela, ha acabado siendo anunciado en las carreteras a kilómetros de distancia. Una señal de su apogeo y espero que no provoque una excesiva masificación de asistencia que haga que se resienta...
Read moreMe parece una Estrella bastante puntuación para el servicio que dan. Llegamos a las tres de la tarde, no tardaron mucho en venir a preguntar que deseábamos tomar….aproximadamente media hora después nos trajeron unas tristes croquetas -se puede ver en la foto. (que de sabor estaban ricas) …pero sin cubiertos, ni platos(podríamos limpiarnos en la ropa o en la mascarilla)…acto seguido nos llego pulpo a la brasa y una pizzeta…y seguimos sin cubiertos ni platos (bueno el pulpo traía un cuchillo….para cuatro comensales que éramos…nos costó pensar como poder tomar ese pulpo a la brasa); por cierto el pulpo en la carta se describía como “pulpo a la brasa con cachelos” - en la foto se puede ver los “CACHELOS”…empachados no íbamos a quedar con media patata para cuatro. Después de esto quedaban cinco platos por venir y después de estar esperando casi las dos horas ni rastro de ellos….en la espera vimos multitud de cosas mal echas ; pero una nos llamó la atención sobre las demás … a la camarera se le cae la comida del plato, mira hacia los lados piensa que nadie la ve y con sus manos la vuelve a colocar en el plato y seguidamente les sirve el plato en la mesa, también servían platos de churrasco en mesas donde no eran lo que habían pedido y esos platos regresaban de nuevo a la bandeja …para repetir de nuevo en otra mesa con los platos de churrasco..,no llegamos a contar cuánta gente manipulaba esos platos. Creo que si sanidad se le ocurre pasar por el local se le cierra el local al instante. Después de estar sentados alrededor de dos horas sin que nos trajeran los platos …nos levantamos y fuimos a quejarnos y pagar lo consumido hasta el momento y ni disculpas ni nada, eso si, tuvimos que esperar cola por qué no fuimos nosotros los únicos que nos fuimos sin comer. No...
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