Maravillosa sorpresa en Titulcia
Fuimos al restaurante recomendados por el técnico de Turismo del Ayuntamiento de Titulcia. La recomendación ha sido todo un acierto y el descubrimiento del que ya se ha convertido en uno de nuestros restaurantes favoritos. Desde la calle, una pequeña puerta de acceso no revela el magnífico local que se esconde dentro. Nada más entrar, descubrimos una pequeña puerta a la derecha que da paso a la Cueva de la Luna, solo accesible al terminar la comida. Tras pasar por la zona de recepción para verificar la reserva, porque sin reserva no vas a encontrar una mesa libre, descubrimos un restaurante con unas 16-20 mesas (dependiendo el número de comensales) dividido en dos espacios, la terraza cubierta y la sala. La terraza es un auténtico vergel, y prometo que será donde comamos la próxima vez, un ambiente muy agradable y luminoso. La sala, en forma de L, está decorada en estilo ecléctico, con detalles vintage, rurales y hasta un piano. El tono de la pintura de las paredes invita a la relajación y la iluminación y temperatura del ambiente son perfectas. Me sorprendió gratamente comprobar lo muy en serio que se toman las medidas anti COVID, con una separación óptima de las mesas y dispensadores de gel hidroalcohólico en cada una de ellas. Antes de pasar a la comida, indicar que los baños estaban súper limpios e higienizados. Menú no muy extenso pero de un calidad a la altura de otros que se hacen llamar "grandes". Cocina popular con toques de "nueva cocina" o "cocina de autor", en la que puedes encontrar unas rodajas de morcilla envueltas con hojaldre en una mezcla tan exótica como deliciosa al paladar. Sorprendente la calidad de los tacos de bacalao, con una fritura perfecta y un sabor con fondo de mar y campo, servidos sobre una espiral infinita de patatas fritas en forma de nido, todo un detalle que habla de la imaginación del personal de cocina. Terminamos con unas albóndigas de buey "a la carbonara", otro toque de imaginación que transforma un buen producto en algo perfecto, con una mezcla de sabores en el paladar que te transportan a la toscana. Probad el vino de la "tierra", Viña Bayona. Como postres probamos la mousse de chocolate y el arroz con leche, ambos caseros. Si el local y la comida no fueran suficiente sorpresa, en los sótanos del restaurante se encuentra La Cueva de la Luna, custodiada por un caballero templario que concede deseos. No dejéis de bajar y realizar el vuestro. A todo el personal del restaurante...muchas gracias, un servicio de 10. Volveremos pronto a probar...
Read moreThis place is off the beaten track if you are in Madrid, but it is definitely worth a visit. The food is simply amazing, with traditional delicious Spanish cuisine and a lovely atmosphere. We visited the first time after visiting Aranjuez and other places surrounding Madrid and had a great time, we had the chance to meet the owner who told us the story about the caves presumably dug by the Knights Templar and invited us inside from an access at the restaurant.
Legend says that you can make a wish in the cave and you have to go back and leave flowers inside if the wish came true. Our wish actually came true and we went back on our next visit to Madrid. Not like I regret eating...
Read moreEs un acogedor restaurante decorado estilo rústico donde se pueden degustar platos muy caseros. El acceso a la cueva se realiza por una pequeña puertecita, cerrada con cerrojo, ubicada en el interior del restaurante. Después de que el dueño dé su permiso y tras realizar el ritual de los tres toques a la puerta, por una escalera de obra bien iluminada descendemos a la gran sala donde un Templario nos da la bienvenida. La cueva tiene las paredes estucadas de blanco, con varios arcos y nichos, uno de los cuales da acceso a otra galería y otra sala más pequeña. Toda la obra de la cueva fue realizada por los dueños, lo que le confiere poco aspecto de cueva. La historia familiar cuenta que fue el padre el que descubrió la cueva y comenzó a excavarla con intención de cultivar champiñones. Pero que una vez dentro sintió una presencia que le infundió mucha paz, por lo que decidió convertirla en una especie de santuario. La voz corrió por todas partes y de todas partes venían visitantes a sentir aquella paz, hasta que alguién decidió que era una cueva de templarios, pues las cruces que hay grabada en las paredes así lo parecían. La cueva tuvo sus años gloriosos, pero ahora está muy arruinada. Conserva el sabor, un poco folklorico para mi gusto, de sus años de esplendor, pero a decir verdad yo no sentí esa presencia pacificadora en su interior. Aun así recomiendo su visita ya que es un lugar original y no...
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