Restaurante Xaneiro — Restaurant in Toques

DECADENCIA. llevamos años yendo al restaurante cuando venimos a Galicia y este año hemos podido vivir una experiencia lamentable de principio a fin. Primero : encontramos un gusano pegado al pan, que casi se traga nuestro hijo, se lo decimos al camarero, se lo enseñamos y su asombrosa respuesta es que es culpa de la panadería, ni se disculpa, n si quiera nos cambia la cesta de pan, se lo tuvimos que decir. Lamentable, Servicio: lento, éramos 2 mesas ocupadas en el restaurante a las 14h y los camareros parecían mover las piernas para que el cuerpo les acompañara, tuvimos que insistir hasta 3 veces para que nos trajeran la botella de vino cuando el salpicón y las cigalas llevaban esperando en la mesa hasta 10 minutos. Los camareros bastante desagradables, estaban de cháchara en la barra y con otras mesas que llegaron a posteriori. Calidad de la comida : el típico salpicón muy bueno como siempre pero no llevaba todos los productos que suele llevar, pedimos 4 raciones (48€) y nos pusieron el equivalente a 2, una estafa, pedimos 2 raciones de cigalas, 8 unidades ( 40€) en total y estaban ácidas,, tenían un sabor malo, no eran frescas ni del día, absolutamente impresentable. Pedimos una ración de zamburiñas y una vieira, la vieira parecía sacada del congelador y calentada en un microondas, pero estaba buena, las zamburiñas bien. Nuestro hijo pidió una pechuga con patatas, que es algo sencillo, las patatas crudas la pechuga okey pero tardaron bastante en hacerlo. Para niños no tienen comida, salvo que les quieras dar chuletón o entrecot... Pagamos 131€, por lo que cominos, (poco y asqueroso) es decir una estafa, por un servicio penoso y una calidad en los alimentos para que vaya sanidad a hacerles una inspección. No tuvieron ningún ningún detalle por el asqueroso incidente con el gusano y lo peor, en ningún momento pidieron disculpas. Habremos ido más de 20-30 veces en muchos añoss a este restaurante,. No volveremos nunca más. Un asco...

Llevamos años yendo a comer allí, pero este año nos hemos llevado una gran decepción. Fuimos como cada año a comer y está vez nos atendió otro camarero que por desgracia nos hecho toda la salsa del cordero guisado en la cazadora de mi sobrino por toda la espalda, el restaurante la llevó a la tintorería, la lavaron varias veces según nos dijeron pero las manchas no salieron y aparte de tanto lavarla se estropearon los bolsillos de la cazadora, una cazadora con tres meses de uso ( que se le demostró al restaurante que así era), se le comunica al restaurante como ha quedado la cazadora, y se le dice que claro al no tener tanto uso nos deben de abonar la cazadora, mi sobrino se iba al día siguiente para Madrid y lógicamente aunque estaba manchada tenía que llevarla porque hacía muchísimo frío, cuando fui a llevar el ticket para demostrar que así era, de muy malas maneras y formas nos dieron el dinero. En junio que vuelvo le llevo la cazadora manchada que seguro que cree que no se la voy a llevar, porque me la pidió y así lo haré. Una gran decepción, ya que la culpa no fue nuestra sino de un camarero y nos hicieron sentir que teníamos la culpa, no volveré más allí. Y la tintorería no la elegimos nosotros que la llevo el dueño del restaurante a una de su confianza, la cual seguramente ya le dijo que la cazadora no había...

¡OJO! Te dan marisco en mal estado.

Fuimos con mucha ilusión, porque nos lo habían recomendado mucho y queríamos probar el famoso salpicón de marisco.

El marisco estaba pasado, olía mal. Supongo que por eso venía bañado en vinagre... Se lo dije al camarero, que no lo íbamos a consumir, que se lo llevase. Y para mi sorpresa, no se disculpó, no hizo el menor comentario, no ofreció cambiarlo...

Eso me hizo pensar que por supuesto sabían lo que nos estaban sirviendo, y también que no era la primera ni la segunda vez que les pasaba. He confirmado esta sospecha al leer las reseñas de otros clientes.

También pedimos menú. Muy normalito: en nada justifica la fama del local. Es más, la merluza venía cruda.

Al final no cobraron el salpicón, pero por supuesto no volveremos. Invito al restaurador a reflexionar sobre si le compensa servir el jueves las sobras de marisco del sábado anterior: cualquier día se intoxica alguien...