La Almazara Restaurante Rompecubas is a delightful culinary haven that seamlessly fuses the warmth of a charming restaurant with the unique atmosphere of a wine cellar. Situated in Ciempozuelos, this establishment offers a truly immersive dining experience that's sure to captivate both food enthusiasts and wine connoisseurs.
The restaurant's rustic and cozy ambiance immediately sets the tone for a relaxed and enjoyable meal. The combination of traditional décor and the wine cellar's character creates an inviting atmosphere that's perfect for unwinding and indulging in the culinary journey ahead.
The menu at La Almazara Restaurante Rompecubas celebrates the rich flavors of Spanish cuisine while incorporating modern twists. The culinary offerings are complemented by an extensive selection of wines from the region, making it a paradise for those who appreciate the art of wine pairing.
The attentive staff members are knowledgeable about both the menu and the wine selection, providing expert recommendations that enhance the overall dining experience. Their passion for hospitality and gastronomy shines through, ensuring that every guest feels well taken care of.
Given the unique concept and the restaurant's popularity, making reservations is highly recommended, particularly during peak dining hours. Whether you're seeking a romantic dinner, a gathering with friends, or simply a place to enjoy exceptional food and wine, La Almazara Restaurante Rompecubas is a destination that promises an unforgettable evening filled with the finest flavors and the...
Read moreNuestra experiencia grupal en La Almazara fue, lamentablemente, un cúmulo de errores y una gestión completamente deficiente. Desde el inicio, los problemas fueron evidentes, y la actitud del personal encargado no ayudó a solucionar la situación.
El primer problema ocurrió con los entrantes del menú previamente pactado, que fueron cambiados sin previo aviso. En lugar de comunicarlo, el restaurante intentó que el cambio pasara desapercibido sirviendo otras raciones en dos ocasiones. Fue hacia la mitad del servicio de los entrantes cuando notamos que faltaban platos importantes y reclamamos la situación. La respuesta de la encargada fue decepcionante: en lugar de asumir responsabilidades o buscar una solución, culpó directamente a su equipo, especialmente a Salma, la camarera que nos atendió. Esta camarera, por cierto, estaba sola para servir todos los entrantes, reponer bebidas y retirar platos y copas vacías de la mesa. A pesar de estar claramente sobrecargada, Salma hizo un esfuerzo encomiable, atendiendo con profesionalidad y eficacia dentro de sus posibilidades.
Otro contratiempo notable fue el retraso en la primera ronda de bebidas, que nos explicaron más tarde que se debía a una falta de vasos. Esto generó una espera considerable al inicio de la comida, justo cuando se empezaban a servir los entrantes, lo que dejó a muchos comensales sin nada para beber. Aunque el servicio de bebidas se normalizó después, este incidente inicial mostró una evidente falta de planificación por parte del restaurante.
Los problemas no se quedaron ahí. La encargada evitó en todo momento asumir responsabilidades, desviando el problema hacia otras personas y ofreciendo excusas poco convincentes. Incluso llegó a alegar que “alguien debería haber avisado por WhatsApp” de los cambios en el menú, algo que jamás ocurrió. Cuando se le intentaba pedir claridad, su actitud dejaba mucho que desear, mostrando una falta de empatía hacia los clientes y nula disposición para enmendar la situación.
A pesar de estos inconvenientes, la camarera fue la única figura que realmente sostuvo el servicio. Aunque apareció más personal durante los platos principales y los postres, todo lo anterior lo resolvió sola, con una dedicación admirable que lamentablemente quedó empañada por la mala organización general.
La sorpresa final llegó con la cuenta. Según lo pactado en el menú, cada comensal tenía derecho a una bebida (refresco, agua o cerveza) más una botella de vino para cada cuatro personas. Siendo 15 personas, correspondían tres botellas de vino, que de hecho fueron las que se pidieron. Sin embargo, al presentar la factura, intentaron cobrarnos la última botella y varias bebidas adicionales. Esto contradice no solo lo que se nos explicó al llegar, sino también lo que estaba claramente detallado en el menú. Para colmo, la encargada ya se había ido, y al intentar aclararlo con ella por teléfono, insistió en que solo correspondía una bebida por persona o una botella de vino por cada cuatro, algo que no nos fue explicado en ningún momento.
El chico de la barra, al intentar resolver el problema, mencionó que “la camarera se había equivocado porque era nueva”, como si eso justificara el intento de cobrarnos de más. Finalmente, para no alargar más la situación ni complicar su trabajo, decidimos pagar la diferencia, pero este último incidente fue la gota que colmó el vaso.
En resumen, La Almazara tiene serias deficiencias en su gestión, y la actitud de la encargada solo agravó los problemas. Entre cambios no comunicados, retrasos en el servicio, excusas constantes y una falta de empatía hacia los clientes, esta experiencia grupal fue una gran decepción. Aunque la comida principal y los postres estuvieron correctos y la camarera hizo un esfuerzo admirable, nada de esto compensa la mala organización y el trato recibido. No recomendaría este restaurante para eventos grupales o celebraciones importantes. Una...
Read moreEl sábado organicé el bautizo de mi niña y me lleve una gran decepción porque el de la mayor lo hicimos en la otra Almazara la de Ciempozuelos y estuvo súper bien. Vinimos con mucha antelación a reservar los platos y también el servicio de tarta, para nuestra sorpresa el día del bautizo nos sacan una tarta que eran de otros clientes que tambien celebraban un bautizo y nos dimos cuenta porque venía el nombre escrito. Tardaban bastante y viene la encargada que justamente lo reservamos todo con ella diciendo que no habíamos encargado nada y ni habíamos hablado con ella dejándonos de mentirosos y luego se contradijo diciendo que nos había enseñado el salón , como se puede decir que nunca hemos hablado con ella y luego se acuerde de que nos enseñó un salón. Se les podía haber pasado porque le puede pasar a cualquiera hubiese buscado una solución y queda mejor, pero no llevándonos la contraria, finalmente nos ofreció otra tarta de las que tiene para la carta o los menús, ya después de llevarnos el disgusto. En cuanto la colocación de las mesas no nos gusto porque las pusieron dobles y sin manteles, siendo un bautizo podían haberlo puesto mejor como la otra Almazara que nos atendieron súper bien. Los camareros de esta eran más comprensivos que la propia encargada y nos atendieron bien, la cómida muy rica, al igual que se dice lo malo también hay que decir lo bueno. A esta Almazara no...
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