Casa de comidas A Esghalla vila de cruces — Restaurant in Vila de Cruces

Today we tried a restaurant in Vila de Cruces that truly stands out for its originality.

The tomato salad with red berries and nuts was especially good — full of flavor and substance. If I had to nitpick, I’d say the vinegar was just a touch too strong, but overall it was delicious.

The “lágrimas de cerdo” (pork strips) were cooked to perfection and packed with flavor. They came with homemade fries — the kind that are getting hard to find these days. To my taste they were a bit greasy, but it’s the nature of this meat.

The croquettes were homemade and varied, wonderfully crispy on the outside and creamy on the inside — a perfect combo. The octopus croquette, in particular, caught my attention. I had never tried one before and found it both delicious and refreshingly original.

The turbot was fresh and really tasty — a great choice if you’re into quality fish.

Service was impressively fast, and they even surprised us with a small gift of a bar of chocolate at the end — a lovely detail that made the experience even better.

A great place if you’re looking for homemade dishes, warm service, and solid cooking in a small Galician town. Definitely...

Fuimos 6 personas para comer (4 adultos y 2 niños). Nada más entrar nos comunicaron que no nos podían atender hasta las 14:00 (eran las 13:30) y decidimos quedarnos para tomar algo. Aprovechamos para admirar la decoración, instrumentos musicales de la colección de los dueños (piano de finales del siglo XVlll, varios acordeones, panderetas, violín, guitarra etc) zuecos muy originales de la fábrica Eferrio de la zona, una colección de vinos que muchos restaurantes de alto nivel la envidiaría. Nos sorprendió la carta-inexistente. La explicación de la dueña fue muy sencilla: cocina de mercado, de buena calidad que no necesita carta. Los entrantes fueron espectaculares: croquetas caseras de cocido con melocotón, tosta de pan de semillas con queso y mermelada de pimiento del piquillo, queso de la zona con anchoas y nueces, ensalada de brotes tiernos con una vinagreta casera que le sentaba genial a la mezcla de queso de cabra y frutos rojos. El segundo plato fue secreto y presa ibérica con patatas fritas caseras. El único “pero” es la salsa verde que no le gana mucho. Volvieron a sorprenderme con la colección de helados y el culan de queso parmesano. El café espectacular también. Muchas gracias....

Propietaria extravagante en su comportamiento e informal en el trato, haciendo comentarios que no venían al caso, no tiene carta según ella por los cambios en los precios de la materia prima por lo tanto no sabes los precios. Te sugiere cinco o seis cosas y acabas comiendo lo que ella quiere, la comida se sale un poco de lo tradicional en la zona en los primeros, croquetas, caseras y ricas, tostas y ensalada con frutillas y frutos secos pero sin nada especial. La carne de los segundos buena como no puede ser de otra manera en esta zona. Helados comerciales de postre. Como me esperaba al final cuenta desproporcionadamente cara para lo comido y bebido. No cuesta nada poner una pizarra con los precios, aunque posiblemente no interese. Hay opciones clásicas mucho mejores en la misma...