Al llegar te encuentras con una casa en medio de la montaña y quieres imaginar que te vas a encontrar tan bien como en medio del monte. Entras y ver la chimenea llena de ascuas y carne te hace pensar que aquí saben comer bien... El primer chasco te lo dan en el recibimiento, nula atención ni cordialidad, ni una sonrisa y la verdad es que a mi Me gusta que me sonrían. A parte, al ir a coger la trona para mi niña, la he encontrado tan asquerosamente sucia que me ha dado asco literal sentar ahí a mi pequeña dado que además la higiene es algo fundamental más si te dedicas a la restauración y tratándose además de pequeños, vamos, que un paño después de cada uso no le iría mal. Segundo, tardan en tomarte nota porque se les ve un tanto desbordados aunque no haces más que ver ir y venir de camareros con manos vacías como si estuvieran mareados y no supieran donde van. Hasta los ves más pendientes de hacer fotografías a las mesas de alrededor antes que atenderte. Cuando consigues que te tomen nota y pides lo que para ti es primordial, el plato de la niña pequeña de dos años para que espere lo menos posible y coma cuanto antes, ves que lo marchan de forma rápida, una se piensa que te han tomado en consideración. Pero el tercer chasco llega cuando te das cuenta que te traen todos los primeros menos el de tu pequeña, así que ya te das cuenta que te están tratando como cuando se alimenta a un venado. Los calçots, que el secreto de los mismos bajo mi punto de vista reside en la salsa “romescu”, insípida e insulsa como el lugar una vez te dejas llevar por la experiencia dado que no somos de dejarnos llevar por las primeras impresiones sino que nos gusta experimentar y ver cómo se desarrolla la experiencia en sí. Los caracoles algo pasados y con falta de especias-condimentación. Las carnes entre duras y demasiado pasadas por el fuego que me da por Pensar que no están preparados para atender tanta cantidad de comida en un fuego, porque a nosotros que nos gustan las brasas siempre hemos considerado que hay que mimar tanto el fuego como la materia prima en el mismo. La penúltima “coña” es que la carta de postres se basa en crema catalana, flan y helado al corte algo Corta para lo que luego te cobran. Y la última “coña” Es ver que te roban con 18 euros por una cerveza, 2 fantas, agua y un porrón de vino peleón con una botella de gaseosa mini. La calidad, el Servicio y la atención recibida no está en absoluto compensada ni acorde con lo que pagas. Ni servilletas nos han facilitado y me tenia que levantar por la sal, pimienta o las mismas servilletas. Sales sintiéndote estafado y...
Read moreEl recibimiento frío, poco acogedor. La barda encendida y la parrilla a toda marcha daban buenas vibraciones. El lugar parece muy rural, manteles de papel, porrones, pan tostado, Ali olí y tomate esperando. De ahí a tomar nota más de 20 minutos, estaban algo sobrepasados por la afluencia de público. Los calçots bastante buenos, la romescu insulsa. Los cargols a la jauna, secos e insípidos. Entre ensuciarnos las manos y entre platos ni traer nuevos cubiertos ni más servilletas. Vamos que te abandonan a tu suerte. Nosotros nos tuvimos que despejar la mesa y buscar la vida. Mí entrecot bueno, las costillas de cordero eran de cordero viejo y las carrilleras de cedro de mi morena no han levantado pasiones. Los postres del montón. Hemos comido entre otras messs abarrotadas de mucho grupo de chicarrones y ciclistas con mucho ruido, risas y estruendo que hacen poco agradable el lugar. Vamos que es como comer en la tierra media o en lis siete reinos, medievo. Lo malo es que el precio no es medieval. Te descerrajan el bolsillo como en un restaurante de ciudad pero mal atendido y con mesas de de lamentable presentación. Desaconsejado para parejas o familias que pretendan charlar, recomendado para fiestones con los colegas donde prime beber y comer como cosacos. 35€ barba. Un porrón de vinacho, una botella 1 l de agua, dos fantas en lata y una botella 33cl de...
Read more"¡Una experiencia absolutamente INACEPTABLE! Fui a este restaurante con la esperanza de disfrutar de una comida agradable, pero me sentí profundamente decepcionado. ¿El servicio? Superficial e irrespetuoso, con el camarero completamente desinteresado en mis necesidades, como si estuviera allí solo para hacer acto de presencia. Pero lo realmente grave fue lo que ocurrió con la ensalada: me rompí un diente debido a las OLIVAS escondidas en la ensalada, ¡y nadie se tomó la molestia de avisarme! No solo no me ofrecieron ninguna solución, sino que el propietario, en lugar de disculparse, me hizo PAGAR LA CUENTA COMPLETA ¡SIN UNA PALABRA DE DISCULPA!
Pero eso no es todo. Tenía una póliza de seguro para cubrir daños, pero cuando traté de obtener el reembolso por el daño sufrido, su seguro resultó ser TOTALMENTE INEFICAZ. Mil euros de daño y NINGÚN reembolso, porque evidentemente su póliza es solo una estafa disfrazada de "garantía".
Un servicio escandaloso, un personal negligente y un propietario que ni siquiera tiene la decencia de asumir la responsabilidad de un error. ¿La cereza del pastel? Ningún reembolso, ninguna asistencia, solo total desinterés. Nunca más pondré un pie en este lugar, lo desaconsejo completamente a cualquiera que tenga aunque sea un mínimo de consideración por su salud y su bolsillo....
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