Hicimos una reserva en diciembre para 16 personas, era una comida de Navidad de una peña sevillista. En el recibimiento, el dueño, amigo de uno de los comensales, ya nos hizo algún chascarrillo por ser de la otra acera (del río).
La comida discurría con normalidad, comentando que estaba todo exquisito, que deberíamos fijarlo como sitio para futuras convocatorias, etc...
Hasta que pedimos un vino andaluz, Overo, para ser exactos. Y alguien comentó que era de Lebrija,.." anda, como Isaac Romeroooo". Y la mesa se vino arriba con un cántico puntual sobre el futbolista, de una duración aproximada de 10 seg. Ipso facto, se acercó primero el camarero (2 veces), y el dueño (1 vez) a decirnos que no se cantara en el local, con unos modos discutibles, pero sobre todo, de una forma totalmente desproporcionada. Se cargó por completo el buen rollo, y hubo quién no entendió esa reacción. Un único comensal siguió a lo suyo, y de forma puntual, entonó algún cántico más (en bajo, porque los demás se lo recriminamos). Hasta que el dueño del local, volvió a aparecer en escena, y esta vez ya con unas formas completamente fuera de lugar, invitándonos directamente a irnos del local. Hablamos de personas de una media de edad de 40 años, que no tenemos problema en ningún sitio.
PD- no abusen de la buena fé de la gente, ninguno de los 16 dejamos reseña negativa, a pesar de haberla merecido. Así que ahora, pueden hablar abiertamente de lo que pasó con otros comensales, porque está todo perfectamente descrito aquí. Cuenten, cuenten, y cuentan las lenguas antiguas...
Y si aceptan reservas de mucha gente, cuenten con que ya por el mero hecho de querer comunicarse entre ellos, va a ser ruidosa.
Viva el Sevilla FC (si hubiesen sido villancicos, no le habría molestado tanto el revuelo, que estábamos en Navidad.. dicho por él). A buen entendedor... husillo...
Read moreFuimos 4 personas a cenar en la terraza con mis suegros. El sitio es agradable, se come bastante bien (menos mal, visto lo que cuesta), y mención especial para el camarero barbudo que se ocupa de las brasas: el único que, al parecer, ha entendido el concepto de “servicio”.
Por lo demás, prepárense para vivir una experiencia sociológica fascinante: dos camareros no tan “jóvenes” que dan la impresión de que uno les arruina la noche por atreverse a pedir. Ni una sonrisa, ni una palabra amable, solo lo mínimo indispensable, como si hubieran hecho un máster intensivo en “cómo parecer aburrido en cualquier circunstancia”. Los típicos que piensas “¿porque hacer este trabajo si es para hacerlo tan mal?”
Y la guinda del pastel: Tras pagar la cuenta a esa camarera, ni gracias, ni buenas noches, ni siquiera una mirada. Aquí ya no hablamos de antipatía, sino de una falta de educación de manual. No sé si los dueños se dan cuenta del poco respeto que reciben los clientes de ellos.
En resumen: si les gusta pagar caro para sentirse de más, este es el sitio ideal. Si no… hay otras terrazas...
Read moreUn restaurante en el que prima la calidad del producto. Son especialistas en brasa y en guisos caseros, aunque estos, en verano, los sacan de la carta.
Pedimos un par de platos de tomate (con mucha carne, de los que saben a tomate), un par de presas 100% bellota (excelentes, gran sabor de la carne), unos pinchitos de presa, unos langostinos al ajillo (bien servidos) y un chuletón de vaca vieja (clavaron el punto que pedimos, y se notaba mucho el gusto a brasa).
La única pega que pondría sería la poca variedad de opciones en carta; sobre todo, si vas con niños. Pero muy bien a nivel global, con trato cercano y educado. Para finalizar la comida, sirven un pequeño vasito de licor por cortesía de la casa. Si estás por la zona y quieres disfrutar de una comida algo más especial, es un sitio...
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