Mesón Villarias — Restaurant in Voto

La comida en general está rica, no es nada del otro mundo pero no se puede decir que se coma mal.

Sin embargo, no es normal que de 8 personas que fuimos 3 pidan chuleta, se haga especial hincapié en que sean POCO HECHAS y te traigan tres suelas de zapatilla, con la carne más pasada imposible.

Pero lo peor es que, cuando viene uno de los camareros, le digas que no están bien las chuletas y el camarero se de la vuelta, te ignore y se vaya a la mesa de al lado. Tuvo que levantarse de la mesa una de las comensales para ir a la cocina con una de las chuletas y, entonces sí, se la hicieron nueva.

De las otras dos chuletas una quedó entera intacta y la otra con un cuarto comido.

Cuando vino uno de los dueños a preguntarnos qué tal la comida y contarle lo sucedido, nos pidió disculpas e inició una retahíla de excusas que no cesó hasta que pagamos y nos marchamos de allí, tal vez esperando que entendiesemos el fallo, pero él no teniendo en cuenta que, pese a haber pagado 35€ por persona, dos personas se marcharon con hambre.

Lo más hilarante llegó al final, donde como "compensación" nos ofreció unos chupitos gratis. Si hubierais hecho bien las cosas, hubierais traído tres chuletas nuevas poco hechas, o las dos que tuvisteis la poca vergüenza de ignorar, no las hubieseis cobrado.

En fin, que somos tres familias que no volveremos a este sitio, cuando somos clientes que han acudido...

El menú de jornadas resultó escueto, con un par de croquetas y un pequeño bol de ajoblanco para compartir, mas el cocido con el compango por separado, vino de la casa y postre por 20 euros. El problema fue cuando cobraron otros 20 euros por un cazo de cocido que comió un niño de 4 años, como si hubiera tomado un menú completo de persona mayor, máxime cuando ya al llamar para reservar se había hablado de que el niño comía poco y la propia gerencia del local decía que se le pondría un plato, no como en otros locales donde se cobra menú infantil completo y el niño apenas toca el primero.

Cuando se les pidió la hoja de reclamaciones comenzó un teatro, triste, pero largo, donde dijeron que no la tenían, que la hacíamos en una hoja en blanco, pasaron a tratar de dar pena, llamarnos desagradecidos y otras cosas, y finalmente regatear el devolvernos primero la mitad y luego el total del importe del menú del niño si quitábamos la reclamación.

La comida no merece volver. El trato merece que...

La comida prometía. Nos pusieron la mesa en una terraza muy agradable. Los aperitivos, unas croquetas muy ricas y unas rabas excesivamente grasientas. Cuando se lo dijimos al camarero nos respondió que “a la gente le gusta así”. Principales, más de lo mismo, una ensalada de pimientos bañada en grasa y un cachopo chorreando aceite. Se salvaron, por los pelos, los pimientos rellenos. Cuando nos preguntó el camarero que a ver qué tal la comida y se lo dijimos, se acabó la simpatía. Que por qué se lo decía a él, si él no sabe de cocina, que se lo diga a la cocinera. Le respondí que se lo digo a él porque él me ha preguntado pero si lo prefería que saliera la cocinera y le explicaba a ella que una fritura, que debe ser crujiente, si la bañas en aceite pierde el crujiente, además de perder sabor y calidad. De morros el resto del servicio. Los postres, sin pena ni gloria, caseros pero muy, muy, muy mejorables. Para no volver. Por cierto, la...