El lugar como sitio de arte es hermoso, pero para hospedarse es el peor lugar de Mendoza. Si no querés que te roben, mejor evitalo. La dueña nunca aclara las normas del lugar, mi compañero alquiló y me fue a buscar al aeropuerto. Al llegar para nuestra sorpresa el lugar tenia candado, estuve 4 horas esperando afuera y estando embarazada. El candado lo vimos puesto solo esa noche, la puerta está abierta las 24 horas y la dueña nunca nos da llaves de las habitaciones privadas. Cualquier malviviente puede entrar, llevarse lo que quiera y salir. A demás funcionando como hostel no llama la atención ver ingresar y salir gente todo el tiempo, sería bueno que los huespedes tengan llave de la habitación y de la entrada. Ni hablar que la señora Omara hace eventos privados en el lugar, lo cual deja aún mas desprotegidas las cosas de los huespedes. El hospedaje nos costó 25 mil pesos y una bici rodado 29 que nos robaron allí. Una irrespetuosa al responder “acá siempre hay robos” dando a entender que sabe que el lugar es inseguro pero no le importa.