Se trata de un santuario natural relativamente pequeño (25 há), cuya superficie se alcanza a cubrir con la vista. En mi visita durante diciembre de 2019, pude apreciar una laguna en recuperación. Aún con agua, pero con zonas claramente afectadas por la sequía.

Partí desde Las Cruces accediendo desde la Playa Larga en dirección Playas Blancas e internándome por las callecitas. El ingreso al recinto lo realicé por calle Los Maitenes, en el extremo poniente de la laguna (es decir, por el lado contrario de la carretera). Debido al consejo de algunos lugareños, no fui en la mañana ya que al parecer no siempre abren exactamente al horario publicado (9 am). Lamentablemente tienen un horario de cierre entre 13 y 14 hrs. Fui a eso de las 17 hrs, lo que me dejó con apenas una hora para recorrer. Si bien es posible hacerlo en ese tiempo, recomiendo destinarle un poco más para poder hacerlo con tranquilidad y sin apuros, sobre todo si el objetivo es el avistamiento de aves.

El Santuario cuenta con una serie de senderos y puentes que conectan con diferentes miradores (por la zona poniente). En mi corta visita pude identificar con facilidad: golondrinas chilenas, perritos, queltehues, gaviota cáhuil y patos colorados. Además de tordos, cometocinos de Gay, zarapitos, raras, chercanes y chincoles. (En eBird se registran hasta 129 especies diferentes en este solo lugar).

Tras mi visita seguí caminando a lo largo del perímetro del Santuario por calle Los Maitenes en dirección sureste (hacia la carretera). Por este camino pude observar otras especies adicionales: tortolita cuyana, tijeral, fiofío, tenca, diuca, tiuque, loicas, entre otros.

En resumen, se trata de un lugar con biodiversidad de avifauna y de fácil acceso. Muy amigable para el visitante, aunque conviene verificar los horarios de visita.