Lugar donde las generaciones se reúnen y el tiempo no pasa a ser más que una efímera ilusión. Humano y animal estrechan lazos de amistad, como si de un engranaje celestial se tratase. Oh, Plaza del Hoyo! Donde las drogas son permitidas y los emprendedores bienvenidos. Coches, bicicletas y pezuñas recorren tus prístinos suelos que se empapan de belleza inaudita en el invierno. Oh, Plaza del Hoyo! Donde los canes defecan y sus dueños, con gentil gracia y bondad, se apresuran a levantar con delicadas manos los desechos de la naturaleza. Bajad a la plaza con vuestros niños y subid a un nivel más alto de alegría y conciencia! Y dróguense! Dróguense, dróguense, dróguense!