Al frente del cementerio, como una elegía al desentierro, o una broma necrotica de buen gusto. Se encuentra el museo de ciencias naturales y arqueología de San Antonio, y que ya al entrar y como un prestidigitador, cambia de nombre a museo de ciencia e historia de San Antonio, o algo así.
La cosa es que parecieran haber dos museos conviviendo en su interior, el ñim y el ñam.
Uno es el de historia natural, que salvo algunas excepciones está genial, tiene una variada e impresionante muestra, pero muchas veces falta información sobre la exposición (o siquiera existe), y hay algunos afiches e información sobre animales exóticos que no están bien separados del resto de la exposición, que si tiene coherencia interna (parecen estar ahí para llenar el espacio, como si el barroco aún nos persiguiera).
Aunque estas falencia resultan mucho más visible en la colección de artículos históricos, que están expuestos tal cual si yo entrará en la pieza de mi abuelo, si mi abuelo hubiese sido un coleccionista protoantropologo de otra galaxia que coleccionara cosas vistosas de la cultura latinoamericana post Colón.
Así mismo las pondría mi abuelo espacial, en el orden de cual más llamativa y dispuestas para ser admiradas porque están en su gabinete, sin mayor explicación ni coherencia, y algunas simplemente por el placer de lo anecdotico.
El museo está iniciando y eso es algo notorio aún falta afinar los detalles, pero tienen la infraestructura y la materia prima (no se si los recursos materiales - this is chile -) para llegar a hacer grandes cosas, espero sea así.
Pd: mension honrosa para la propaganda innecesaria, en especial aquella que dispara en contra de la investigación científica en animales ¿Es que la comunidad científica en Chile no tiene ya suficientes problemas como para que se dispare en el pie?. Las charlas y discusiones abiertas resultarian más ilustrativas que afirmaciones tan...
Read moreVisitamos el museo y, sinceramente, es una experiencia que deja sentimientos encontrados. Por un lado, es evidente que el lugar tiene un enorme potencial: la infraestructura es impresionante y podría ser un sitio emblemático de la región. Sin embargo, lamentablemente, está muy descuidado y carece de un enfoque museológico coherente.
Los jardines, que podrían ser un área de disfrute y descanso, están en un estado deplorable. Con un poco de mantenimiento y cuidado, podrían convertirse en una parte esencial de la experiencia del museo. Además, la iluminación en el interior deja mucho que desear: hay focos fundidos en varias secciones, lo que dificulta apreciar las exposiciones.
Un aspecto fundamental que debería revisarse es el orden de las secciones del museo. No hay una narrativa clara ni una lógica que guíe el recorrido. Es confuso y hace que el visitante no pueda disfrutar plenamente del contenido.
Por si fuera poco, los animales que forman parte de la colección parecen estar en condiciones inadecuadas. Esto no solo afecta su bienestar, sino que también da una muy mala impresión a los visitantes.
Mi recomendación sería implementar un cobro de entrada razonable, quizá alrededor de 2 mil pesos por persona, siempre y cuando estos fondos se destinen al mantenimiento, la mejora de las instalaciones y el bienestar de los animales. Este lugar podría ser un referente cultural y turístico si se le da la atención que merece.
Es una pena ver un museo con tanto potencial en este estado. Espero que las autoridades responsables tomen las medidas necesarias para devolverle la vida y el esplendor que...
Read moreFui durante el verano del 2019, y la verdad quedé con una sensación contradictoria tras la visita. Por un lado, me encanta la idea de que se generen lugares donde se resguarde el patrimonio, sobretodo en San Antonio, que no contaba con su propio museo y que era muy necesario desde hace años. Por el otro, quedé preocupada debido a la ausencia de conocimiento museológico y de conservación de los objetos expuestos. Por ejemplo, uno de los jarrones presentaba eflorescencia salina debido al constante cambio de temperatura en la sala donde se encontraba. Por el otro, un esqueleto de dinosaurio hecho de plástico (según lo que un guía me comentó) estaba resguardado en una vitrina de vidrio, lo cual no tiene mucha lógica ya que otros objetos como ponchos o tejidos se encontraban practicamente colgando a su suerte y sin un vitrina de por medio. Además, no había un recorrido claro. Daba la impresión de que el pasillo y el segundo piso estaban abarrotados de objetos sin una lógica, o sin una manera que facilitara una lectura ordenada. Si bien, esto suena un poco descarnado, estoy contenta de haber conocido este edificio, que sin duda servirá a los estudiantes que lo visiten. Se que recién están comenzando y hay mucho que arreglar, pero de a poco espero que este museo siga mejorando y creciendo. Fuera de mi crítica constructiva, creo que es un paseo imperdible si van a San Antonio. Recuerden firmar el libro...
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