Domingo por la mañana, acaba de entrar noviembre y con el su gélida brisa. Uno puede decidirse por el clásico café con leche o un chocolate con churros para amenizar una grata conversación junto a una compañía inmejorable. Ya era una hora un poco avanzada así que nos decidimos hacer un vermouth, nada mejor para tener una charla distendida y después ir a acabar de hacer la comida en casa con “el puntillo”. Recordé haber pasado por delante de esta bodega varías veces y pensé: hoy es el día! El local tiene ese toque rústico, acogedor y de barrio que uno espera encontrar. Sillas de madera y botas de vino alrededor un local bastante amplio. Tienen un surtido de tapas que tenían muy buena pinta, pero no probamos. Pedimos dos vermouths. Una cosa que me gustó mucho es que nos sirvieron en vaso corto, odio que te lo sirvan en vaso de tubo que cuando te levantas después de beberte eso, pareces el niño de Makinavaja cantando canciones de Espinete. Ya llevábamos un rato sentados en una profunda conversación disfrutando de nuestra ambrosía cuando de repente empezó a notarse unas pinceladas de olores sumamente perturbadores. Empezó poco a poco, al principio era como un olor a desinfectante mezclado con bayeta sucia, pero no veía a nadie limpiando. Cada vez ese olor nauseabundo se hacía más presente, empecé a pensar que quizás era falta de higiene de alguien que acababa de pasar, pero no, eso seguía ahí apuñalando mi pituitaria. Cada vez me costaba más concentrarme en las palabras de mi interlocutora, hasta que ya fue imposible no sacar este turbio asunto a colación. ¿Qué era y de donde venía? Esa mezcla de olor a esmegma y lejía empezó a desatar nuestra curiosidad. Era como si un hurón moribundo hubiera chocado con el cubo de fregar y cada vez iba a peor. La descripción más ajustada que puedo dar es imaginar que abres la puerta de golpe de una habitación en Tailandia y bajo ese calor húmedo tropical una pareja con sobrepeso llevará fornicando una semana sin ducharse, inundando todo de secreciones, sudoración, menstruación y todo ello se comiera el oxígeno mientras derraman lejía por las paredes. Nos fuimos sin saber de donde vino todo eso. Aun así lo recomiendo, muy buen...
Read more2 Stars for the 3 times I was here, first 2 times all good, great service, delicious tapas. Today the usual waitress wasn't there and the 2 guys were overwhelmed. When we couldn't get their attention either inside nor outside we simply sat down at a table outside that was just vacated. 10 minutes later, the waiter showed up and started cleaning the table, complaining about the "obsession of people to sit at tables that weren't cleaned", I asked him what he meant and he repeated the same thing, in a rude and strident tone. Either they find a way to deal with their workload and attitude, or they...
Read moreMe habían recomendado este sitio y he leído buenas reseñas, así que he decidido llevar a mi pareja para hacer un vermut por el barrio. Sorpresa al llegar cuando nos pregunta el camarero si vamos a pedir tapa, porque sino no podíamos sentarnos y teníamos que quedarnos de pié. Las croquetas las ha puesto frías, porque según él, estaban crujientes y hechas de la mañana (más secas que un zapato). Pedimos hielo y limón para la bebida y nos dice que no tienen, que ellos no trabajan con hielos ni limones. La cara de mi pareja era un poema. La tapa de boquerones, vienen 4 boquerones (literal) y cobran más de 5 euros... En resumen, tapas de mala calidad, muy mal servicio por parte del personal y excesivamente caro para lo que es. No lo recomiendo y está claro que no...
Read more