La Real Posesión de la Quinta de El Pardo, anterior propiedad del Duque del Arco, es un ejemplo de las casas de campo que algunos aristócratas de los siglos XVII y XVIII utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid
Alberga un palacete, una casa de labor y unos jardines barrocos con esculturas y fuentes.
Fue declarado Monumento Nacional en 1935.
Es, por tanto, Bien de Interés Cultural, con categoría de Jardín Histórico.
El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 sorprendió al presidente de la República, Manuel Azaña, en la Quinta de El Pardo, donde residía. Por motivos de seguridad se trasladó al Palacio Nacional (actual Palacio Real) tras la noticia.
Más tarde, durante la guerra civil española, en el palacio estuvo alojada la Quinta División del Ejército de la República (mandada por el comandante Palacios) por lo cual fue objetivo frecuente de los obuses de los rebeldes de la Casa de Campo.
El palacio fue reconstruido entre 1940 y 1941 e inaugurado en octubre de 1942 por Francisco Franco como Academia de Mandos Isabel la Católica, una academia de instructoras para la Sección Femenina especializada en formadoras para música, la cultura y las bellas artes.
En el año 1974 se celebraban en la Quinta las audiencias de los príncipes Juan Carlos y Sofía.
Desde 1994 el Servicio de Jardines, Parques y Montes del Patrimonio Nacional, en colaboración con la Escuela Taller de Jardinería y Medio Ambiente de El Pardo, están tratando de recuperar este bien patrimonial.
Actualmente, en la casa de oficios está alojado el Colegio Público de Educación Especial La Quinta, de la Comunidad de Madrid. El palacio se alquila, al igual que los jardines, por Patrimonio Nacional para eventos y recepciones privadas, no siendo posible su visita.
Los jardines son de acceso libre y gratuito, y las fuentes solo se ponen en funcionamiento los sábados y domingos por la mañana.
El jardín es el elemento más importante en la quinta. Se trata de uno de los mejores ejemplos del desarrollo de la jardinería barroca de patrocinio nobiliario en España.
Se desconoce quién fue el diseñador, pudiendo ser obra realizada en vida del Duque del Arco o posterior, de las obras de mejora realizadas por Felipe V al heredar la finca. Los jardines de más de 10 000 m²se componen de cuatro grandes terrazas, esculturas, jarrones, fuentes y un estanque.
En su estilo tiene rasgos tanto españoles, como franceses e italianos.
Lo más característico de este jardín es que está construido en un terreno con una cuesta muy pronunciada que consigue salvar gracias a una sucesión de cuatro terrazas divididas por altos muros de contención y comunicadas por rampas y escaleras.
Cada plano de terraza está ajardinado con parterres al estilo francés y respeta la perspectiva y el punto de fuga a la manera francesa: hay un eje ascendente desde el plano bajo (por el que se accede) hasta el cuarto plano (situado en lo alto del jardín).
Sin embargo, al contrario de los jardines franceses, al final del punto de fuga de la perspectiva principal no encontramos el palacio sino una gruta. Esto es porque la casa está situada en un lateral, en un collado, desde el que se contemplan los jardines y parte de la explotación agrícola. La colocación de la vivienda fuera del eje principal adaptándose a las características del terreno es más bien un rasgo típico del jardín español.
Los elementos decorativos como la gran cascada de mascarones, la exedra, el muro de hornacinas, el estanque superior y la gruta artificial nos recuerdan en parte a elementos franceses pero también al jardín del pleno renacimiento italiano.
Es esta mezcla de estilos, francés en su diseño y composición, italiano en sus elementos decorativos, y español en su arquitectura lo que lo convierte en un ejemplo único en España.
Aunque fuera de contexto, porque rompen el eje de perspectiva principal, dos grandes coníferas llaman poderosamente la atención: son dos ejemplares de secuoya roja, el árbol más grande del mundo.
Palacio tiene una superficie en planta de 920 m², distribuidos en...
Read moreESTUDIO HISTÓRICO
La Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco es un ejemplo excepcional de las casas de campo que algunos aristócratas utilizaban para retirarse a las afueras de Madrid durante los siglos XVII y XVIII. El creador de ésta fue el Duque de Arco, don Alonso Manrique de Lara, uno de los cortesanos más íntimos de Felipe V y quizás el que más tiempo pasaba con el Rey debido a su cargo de Caballerizo Mayor, responsable de organizar todas las partidas de caza y los viajes. En 1717 compró esta Quinta de Valdrogio, y en los años siguientes creó sus huertas y jardín y su sencillo palacio, que sigue el modelo de La Zarzuela y conserva importantes papeles en sus archivos.
Tras la muerte del Duque en 1737, su viuda cedió La Quinta a Felipe V, quien la incorporó al Real Sitio de El Pardo en 1745. Una perspectiva caballera, que entonces levantó por encargo del rey el arquitecto François Carlier y que ahora se conserva en el propio palacio de la Quinta, nos aporta el aspecto original de la finca, caracterizado por una armoniosa relación entre el jardín y el conjunto edificado, inmersos en el entorno natural de la ribera del río que hacía posible la continuidad visual entre estos tres ámbitos.
La mayor parte de sus ochenta fanegas de terreno, que ahora son olivares, estaba plantada con viñedos, mientras en los terrenos bajos de regadío había 926 frutales de diferentes especies que se han vuelto a producir dentro de la restauración en curso; había además 116 naranjos cuya reimplantación se halla en proceso de estudio.
El jardín, que es lo más importante en La Quinta, fue diseñado por el francés Claude Truchet al parecer hacia 1726, y responde al mismo gusto formal que el de La Granja de San Ildefonso, la gran creación de Felipe entre aquellos años. Sin embargo, la colocación del estanque -agua en el plano superior-, la disposición del sistema de riegos, las abundantes esculturas y el efecto ornamentado de los parterres son rasgos distintivos de los jardines italianos y franceses: la combinación de todos estos elementos refuerza aún más su singularidad y su especial valor dentro de la jardinería histórica en España.
El trazado original quedó desfigurado desde el último tercio del siglo XIX por la plantación de grandes coníferas en su eje central durante el reinado de Amadeo, la degradación o sustitución de los cuadros de boj, el arrasamiento en 1940 del nivel inferior —si bien su decadencia se inicia en 1880— y la apertura en 1970 de una carretera que pasa sobre este ámbito. Pese a su estado actual de naturaleza ajardinada, la vegetación y su agreste desarrollo.
Desde 1994, el Servicio de Jardines y Bosques Montes de Patrimonio Nacional con la colaboración de la Escuela Taller de Jardinería y Medio Ambiente de El Pardo ha acometido una recuperación integral, abordando la plantación de los frutales de la Vega, la reposición de las marcas de olivo y la restauración del jardín, tanto en vegetación como en mobiliario e infraestructuras, siempre según las pautas dadas por la documentación histórica, y en especial la aportada por el citado plano de Carlier.
El jardín, que desde 1745 ha formado parte de la Corona, hoy Patrimonio Nacional, fue declarado monumento...
Read moreLa Real Posesión de la Quinta del Duque del Arco (conocida también como Quinta de El Pardo) es un ejemplo de las casas de campo que algunos aristócratas de los siglos XVII y XVIII, utilizaron para retirarse a las afueras de Madrid. Atravesando su bello arco de entrada, accederemos a un complejo de estilo similar al cercano Palacio de la Zarzuela, el cual fue declarado monumento nacional en 1935. La finca, tuvo su origen en la Quinta de Valrodrigo, una casa de labor que compró el duque del Arco, Alonso Manrique de Lara y Silva, (íntimo cortesano y Caballerizo mayor del Rey Felipe V) en 1717. A la muerte del duque en 1737, María Ana Enríquez de Cárdenas, viuda del duque del Arco, donó la propiedad a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, quienes la incorporaron en 1745, al Real Sitio de El Pardo. En esta propiedad, encontraremos una finca con preciosos jardines barrocos, un sobrio palacete y una casa de labor. Lo más destacado son los vistosos jardines, los cuales tienen una superficie de más de 10.000 m2 y están compuestos por cuatro grandes terrazas, esculturas, jarrones, varias fuentes y un estanque. A mí, particularmente me llamaron la atención, las cabezas de fauno que decoran los numerosos jarrones. El jardín fue diseñado por el francés Claude Truchet hacia 1726, siguiendo la influencia francesa de Felipe V, con rasgos españoles e italianos. En el muro de contención que separa la terraza inferior de la superior se encuentra la pieza escultórica principal del conjunto: una cascada con cinco mascarones centrales, diez gradas laterales y la taza final que se eleva sobre una gruta artificial y que vierte el agua sobre un estanque bajo. En el último tercio del siglo XIX, durante el reinado de Amadeo, la plantación de grandes coníferas sustituyó los antiguos dibujos de boj. Dos ejemplares de secuoya roja (el árbol más grande del mundo), rompen la continuidad e interrumpen la visión que se había diseñado en sus orígenes. En la parte alta, un estanque embalsa el riego para todo el jardín y domina la superficie. Dicho estanque está cerrado en semicírculo por muros de contención en los que existen doce hornacinas que albergan diferentes jarrones. En el punto central se encuentra una gruta realizada con ladrillo con la fuente de un delfín. El palacio tiene forma rectangular y está formado por sencillos alzados apilastrados, como los define Sanz Hernando, cada uno con cinco huecos por fachada y una puerta de acceso rematada por un escudo en el lado norte. Desde el año 1994 el Servicio de Jardines, Parques y Montes de Patrimonio Nacional con la colaboración de la Escuela Taller de Jardinería y Medio Ambiente de El Pardo acometieron la recuperación integral del jardín siguiendo las pautas referidas en la documentación histórica. Después de la visita y el agradable paseo, podrás tomarte un tentempié y disfrutar de un entorno natural, en el Restaurante de la...
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