La Catedral fue comenzada, en el año 1158, con el fin de cobijar los restos de uno de los santos más conocidos y venerados en el Camino de Santiago, Santo Domingo de la Calzada, fallecido en el año 1109.
Conocemos el nombre del maestro que diseño y comenzó a erigir el templo, maese Garçión, el cual posiblemente fue de origen francés. Este maestro proyectó un gran templo tardorrománico acorde con la importancia del lugar, y del que aún se conservan importantes vestigios, en concreto la cabecera y el diseño del resto del templo.
Desde el punto de vista arquitectónico destaca su estructura, con una cabecera con deambulatorio que circunda el presbiterio, y tres capillas absidiales de las que del original solo se conserva la central. En cuanto a la escultura de esta parte de la Catedral, hay que destacar por su importancia toda la serie de capiteles historiados del deambulatorio y sobre todo las cuatro pilastras decoradas que dan al presbiterio. En ellas se ha visto representado un Árbol de Jessé destacando por su calidad las imágenes de la Santísima Trinidad y de un Rey David músico.
El retablo mayor, que desde su restauración en 1990 se trasladó a un lateral del templo, también es otra obra principal. Se trata de un gran pieza renacentista realizada por Damián Forment entre 1537 y 1540, el gran escultor que realizó, entre otras obras, el retablo mayor del Pilar de Zaragoza. En él se representan distintas escenas de la vida de Jesucristo y diversos santos y apóstoles, presidiendo el conjunto Dios Salvador. Destaca la gran cantidad de motivos mitológicos y paganos que se intercalan entre los pisos del retablo, siendo una muestra más de la plenitud renacentista de esta magna obra.
El coro de la Catedral es una gran pieza plateresca realizada en la década de 1520 por Andrés de Nájera y Guillén de Holanda entre otros. La calidad de sus tallas se aprecia en las labores de delicados calados o en la taracea de sus sitiales. Los relieves de las sillas representan figuras de santos y santas. Presidiendo, en la silla abacial, se encuentra Santo Domingo. También es digno de reseñar el interesante programa simbólico de todo el conjunto, reafirmado por una serie de sentencias inscritas en muchos de los respaldos.
El sepulcro de Santo Domingo de la Calzada es una obra en la que confluyen varios estilos por ser posiblemente fruto de la unión de piezas de tres sepulcros diferentes. Románica es la lauda sepulcral en la que se representa al Santo yacente, gótica es la mesa en la que se narran sus milagros y tardogótico es el templete. Éste fue diseñado por Felipe Vigarny y realizado por Juan de Rasines en 1513.
El gallinero, donde se cobijan el gallo y la gallina como recuerdo del famoso milagro, es de estilo gótico del siglo XV.
Otras obras importantes de la Catedral son las capillas funerarias de Santa Teresa y de la Magdalena. La primera contiene varios sepulcros góticos, el del centro de Pedro Suárez de Figueroa, y un bello retablo de pintura sobre tabla de finales del siglo XV. La segunda es bastante menor en tamaño pero igualmente interesante pues es de un estilo cercano al del gran escultor Felipe Vigarny. Es de estilo gótico tardío y en ella está enterrado Pedro de Carranza, Maestrescuela de la Catedral de Burgos. Destaca el sepulcro, la reja y el pequeño retablo del pintor de la época León Picardo.
El claustro es una obra gótico-mudéjar en el que destaca la sala capitular por su bella sillería del siglo XVII y por su alfarje mudéjar como techo. En él se exponen valiosas obras de arte como trípticos flamencos, orfebrería y otras importantes piezas escultóricas.
La torre de la Catedral se encuentra exenta al edificio y fue levantada entre 1767 y 1769. Es una magna obra barroca de setenta metros de altura visible desde muchos kilómetros a la redonda. Al parecer su singular ubicación se debe a que en ese lugar existía un terreno con mayor consistencia y capaz de soportar tan alta torre, así como a cuestiones de mera...
Read moreA la catedral se llega siguiendo la calle Mayor de Santo Domingo en dirección este-oeste, que se estira entre casas con balcones, cenicientos comercios y casa palaciegas. Fue en su origen una sencilla iglesia románica construida por el santo, que llegó a este lugar como ermitaño y se hizo constructor de calles, puentes e iglesias, lo que decidiría su nombre "De la Calzada", patrón consecuente de los "ingenieros de caminos, canales y puertos". Es un templo de tres naves y un retablo central de alabastro y nogal, comenzado a edificar en el siglo XII y concluido en el siglo XVIII. Posee deambulatorio detrás del altar mayor para facilitar el tránsito de los peregrinos, y varias capillas enquistadas en los lados. En el lado septentrional se abre un bello claustro. La villa y la catedral rezuman sabor jacobeo por los cuatro costados, pues es un jalón muy importante del Camino de Santiago. En una de las naves laterales, mirando a la puerta sur, un moderno cartel indica que arriba se aloja un gallinero y abajo la cripta. El gallinero guarda unas estupendas gallinas vivas, colocadas allí no por azar, y la cripta, detrás de un pequeño altar, acoge el sepulcro de Santo Domingo. Cuenta la leyenda que en el siglo XIV una familia alemana encontró posada en el pueblo, pero que la joven posadera quiso acostarse con el hijo del matrimonio. Como fue rechazada, lo acusó por despecho de ladrón de una copa de plata y la justicia lo condenó a la horca. Los padres siguieron camino a Compostela, pero a la vuelta encontraron a su hijo vivo. Corrieron a comunicárselo al juez, pero incrédulo contestó que estaba tan muerto como la gallina asada a punto de comer, y al pronto cacareó y voló. Así también, el ahorcado resucitó por intervención del santo. Versión esta que tuvo muchas variantes en toda la Europa Occidental. Desde entonces, los peregrinos desean coger una pluma de las gallinas como presagio de buena suerte. Tiene además la catedral la singularidad de que su torre barroca del siglo XVIII está separada del cuerpo principal, torre exenta, porque, según se dice, hubo de levantarse sobre un suelo más firme y recio que aguantara su peso. Desde la plaza de España, hay una bonita estampa de esta torre, que apunta al cielo. Sin duda, una de las construcciones que aguarda la visita del viajero o del...
Read moreLos orígenes de la catedral de Santo domingo de la Calzada, hay que buscarlos en los años finales del siglo XI, cuando Domingo García -Santo Domingo- en su empresa de impulsar el Camino de Santiago por tierras riojanas y burgalesas, además de habilitar caminos y levantar puentes, fundó un primer establecimiento a orillas del río Oja, dotándolo de un hospital de peregrinos y un primer templo. Ese primer templo, levantado sobre un solar cedido por el rey Alfonso VI, fue consagrado en el año 1106 con rango de colegiata. Aproximadamente medio siglo después y ante la importancia que fue adquiriendo el lugar, el Obispado de Calahorra mandó sustituir la modesta construcción por un nuevo templo más ambicioso que, además de acoger a los numerosos peregrinos que se acercaban a venerar los restos del santo, servía como afirmación del poder episcopal frente a la influencia que ejercía el entonces importante cenobio benedictino de Nájera. Entrado ya el siglo XIII, comenzó a plantearse la posibilidad de trasladar la sede episcopal desde Calahorra a Santo Domingo de la Calzada, circunstancia que se materializaría en 1232 mediante sendas bulas papales promulgadas por Honorio III y Gregorio IX, pasando desde ese momento a detentar la función de Concatedral. La actual Catedral de Santo Domingo de la Calzada presenta una mezcla de distintos estilos que van desde el románico de su cabecera, el más puro barroco de su campanario exento; todo ello pasando por su cuerpo de naves plenamente gótico y las distintas reformas y ampliaciones de las que ha sido objeto durante toda la Edad Moderna fruto tanto de restauraciones, derrumbes o, simplemente, por el afán de sus distintos mitrados en adecuar la seo a los gustos y modas propias de cada momento histórico. Como dato curioso, existe un gallinero dentro de la catedral. El gallinero, que desde el siglo XV mantiene en su interior de manera perpetua un gallo y una gallina viva, conmemora el milagro de Santo Domingo en que salvó a un joven peregrino alemán tras ser ajusticiado después de ser injustamente acusado de robo. De ahí el famoso dicho popular de "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina...
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