Parcela Didita — Hotel in Villarrica

Cuando arrendamos fue una pésima experiencia, el primer día que llegamos la esposa del dueño del lugar nos fue a echar la choriada por que su perro se había arrancado cuando salimos a buscar un negocio, nos dijo que nosotros nos teníamos que hacernos cargo del que animal no se arrancará, pero lo dejábamos adentro y salia por otros agujeros que tenia la reja. También publicidad engañosa ya que en la publicaciónes tienen la foto de la mejor cabaña y cuando llegas te pasa una cabaña toda fea.

También en su terreno habían colonias de avispas y mi hijo fue picado por ellas, prácticamente no nos ofrecieron ninguna ayuda por último llevarlo al médico ya que nuestro auto se había dañado ya que prácticamente no ahí locomoción ya que las cabañas están muy retiradas del camino principal. Las micros solon pasan dos veces, en la mañana temprano y en la tarde casi en la noche. Después llego un mecánico para reparar nuestro auto y el dueño todo el rato encima de nosotros por que es un desconfiado y pensaba que los mecánicos le iban a robar algo. Pésimo no...

Lamentablemente, tengo que informar que cuando nosotros estuvimos ahi hospedados, el mobiliario de la cocina muy pobre, esa cocina no está habilitada ni con utensilios de cocina ni nada. El baño estaba malo, el piso del baño húmedo carcomido por el agua que corria de la llave goteando abajo. solo la sala de dormitorio que es una sola con varias camas está bien conservado. Nos damos cuenta que el que arrienda ese lugar implementó arreglos solo para la foto (ver el tripode de colihue verde donde hay niños listo para un accidente. Nosotros compramos el servicio de hospedaje por 4 dias y cuando llegamos en la tarde noche tuvimos que quedarnos para irnos al dia siguiente, no nos devolvieron el dinero, una estafa. Ese bote no se puede usar pues el río es correntoso, la foto se tomó en un lugar bajo cerca...

Fui con mi pareja y nuestros dos perritos después de este año difícil, simplemente buscando un lugar donde pudiéramos desconectarnos. Encontramos un pequeño paraíso, donde cada hojita, cada animal, cada planta y cada terrón comunica el amor que su dueño, don Carlos, pone al lugar. Caminar por sus bosques, escuchar el río, disfrutar la tinaja, encender la bosca, es una experiencia revitalizadora. Todo esto sería suficiente, pero a ello se suma la atención personalizada, prudente y paciente de don Carlos. No queda más que agradecer la existencia de un espacio tan bien cuidado y respetuoso con la naturaleza. Ojalá que quienes lo visiten sepan mantener ese bello equilibrio que su dueño ha...