Para hablaros de este curioso lugar, recomiendo leerlo junto a esta canción, la que hace que mi mente se transporte automáticamente a una de las mejores semanas de mi vida: Milky Chance - Stolen Dance
No me resulta fácil describirlo con adjetivos, ni si quiera contando mi experiencia, así que voy a intentar transmitir ese “algo”, llamémoslo magia, difícil de explicar, de la que los que habéis estado sabéis que hablo, y los que no, estoy seguro que coincidiríais conmigo.
No soy bueno contando historias, pero por una vez, os contare la historia del protagonista, ese “algo”. Ya me habían hablado de él antes de ir, pero solo me lo pude imaginar de lejos, tenía ganas de conocerlo en persona, por lo que me fui con mi hermano Jordi a comprobarlo. A nuestro protagonista, por si no os lo he contado, le gusta estar en todos los sitios escondido, pero no lo podemos encontrar en un solo lugar, digamos que lo vas conociendo poco a poco, y cuando lo llegas a conocer, se mete dentro de ti para siempre y tú dentro de él, ahora me entenderéis.
Ese “algo” nos recibió en la primera imagen que tuvimos del lugar, y eso que era de noche. Lo vimos en el sonido de las olas, en la bienvenida de los monitores que nos recogieron, en lo que había escrito la gente en las literas, en la rampa de skate sobre el césped y en cada duna de arena.
Por la mañana, resultó curioso, porque conforme iban llegando nuestros compañeros, parecía haber un poco de nuestro protagonista en sus sonrisas y en ellos mismos. Sin buscarlo, también se nos presentó en el sol aún a baja altura, en el agua azul turquesa, en unos delfines que se veían a lo lejos y en las primeras conversaciones que íbamos teniendo. Así fue pasando la semana, aprendiendo a hacer surf, Long, skate, tocando las guitarras y riéndonos, riéndonos mucho :’D. Estoy seguro, que ese “algo” residía en su mayor parte en los compañeros y en los monitores, que desde el primer momento pasaron a ser familia, porque no es solo el lugar y las actividades, sino con quien las pases. En fin, un lugar mágico.
Para concluir con esta historia, decir que nuestro protagonista, me ha acompañado desde que volví, pero con un imán a la playa de Razo, y en mis ganas de volver. También me ha acompañado mucho en mi surf, y en mi sentimiento sobre él, porque si hay que decir algo, poniéndonos objetivos, es que la forma de dar las clases es muy buena y efectiva, tanto dentro como fuera del agua, ¡ya no voy a ir a la playa y encontrarme con el mar plano!.
En fin, estoy encantado de poder presentaros un poco de ese “algo” que hay en Raz Surf Camp, que lo diferencia de ser un simple campamento de surf. Pero como ya sabéis, si queréis conocerlo en persona y entenderme, tenéis que ir a comprobarlo. Saludos a todos y...
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