Hay lugares que uno descubre casi por casualidad y que, con el tiempo, se convierten en parte de nuestras rutinas, de nuestras escapadas y hasta de nuestra manera de disfrutar la vida. Eso nos ocurre siempre que vamos a la playa de Razo, en Carballo. Para nosotros, Razo es sinónimo de mar abierto, de arena interminable, de olas que invitan a coger la tabla y lanzarse al agua. Pero también es sinónimo de un restaurante que ya sentimos como propio: O Cordobés.
Entrar en O Cordobés después de una jornada de surf es casi un ritual. Esa mezcla de cansancio físico y hambre acumulada encuentra allí su mejor recompensa. Lo primero que sorprende a quien lo visita por primera vez son las tapas. No hablamos de esas tapas simbólicas que en algunos sitios apenas sirven de acompañamiento, sino de raciones generosas, bien servidas, capaces de compartir o incluso de sustituir una comida entera. Enseguida notas que aquí lo que prima es el cariño en la cocina y la voluntad de que nadie se quede con hambre.
La cocina del Cordobés se caracteriza por ser casera, directa, sin artificios, pero muy bien hecha. Es de esos sitios donde uno puede pedir desde un plato de pescado fresco hasta una carne bien preparada, pasando por opciones clásicas que nunca fallan, como calamares, tortillas o ensaladas abundantes. Todo llega a la mesa con ese punto de sabor que convierte lo sencillo en especial. Y a ello hay que sumar un servicio cercano, que transmite hospitalidad y hace que el cliente se sienta cómodo, casi como en casa.
Otro aspecto que convierte este restaurante en un lugar especial es su ubicación. Comer allí es tener el mar como telón de fondo. La playa de Razo no es cualquier playa: es amplia, salvaje, con un encanto natural que enamora. Combinar surf y gastronomía es un plan perfecto, y O Cordobés aparece siempre como la elección natural. Es como si la experiencia no estuviera completa sin ese momento final de sentarse, relajarse y compartir la comida con amigos o familia.
Nosotros, que vamos a Razo a hacer surf siempre que podemos, hemos convertido O Cordobés en parte esencial de la escapada. Da igual si vamos en pleno verano, con la playa llena de vida, o en épocas más tranquilas, cuando el viento sopla fuerte y las olas parecen infinitas: la visita al restaurante se mantiene como una tradición. Y lo mejor es que, con cada nueva comida allí, confirmamos que la decisión de volver una y otra vez está más que justificada.
El ambiente del lugar también contribuye a esa fidelidad. No es un restaurante que busque sofisticaciones innecesarias ni lujos artificiales: su encanto reside en la autenticidad. Es un sitio pensado para disfrutar, para compartir, para reír en buena compañía mientras se come bien y se bebe a gusto. Esa sencillez, unida a la calidad de su cocina y a la abundancia de las tapas, lo convierte en un espacio que conquista sin esfuerzo.
Por todo esto, no exageramos al decir que volveremos siempre. O Cordobés no es solo un restaurante: es ya parte de nuestra relación con Razo, con el surf, con la manera que tenemos de disfrutar del mar y de la buena vida. Cada visita es una confirmación de que allí nos esperan platos generosos, un ambiente cercano y la sensación de estar en un sitio donde todo encaja. Y mientras sigamos yendo a la playa de Razo, sabemos que habrá un lugar al que acudiremos sin dudar:...
Read moreAbsolutely horrible place. Starting with the service, super rude, will not offer you a table or anything, you gotta fight for it yourself. They also do not speak a word of english and don't want to make any efforts in communication. They were totally overwhelmed by the amount of customers and it was not even full, don't wanna imagine them in high season.. The food is also absolutely disgusting, oily soft fries together with super deepfried rocksolid meat. And all of it semi warm/cold.
I don't understand how they got such a good rating, sure they're the only ones at that beach, but still they're absolutely horrible. Don't let the reviews mislead you, especially the great...
Read moreLlegamos por casualidad a este sitio y animados por las reseñas, decidimos probar. Le preguntamos a una de las camareras si podíamos comer y su contestación fue un simple “estamos llenos, hay que esperar”. Como solo vimos a un grupo de 3 personas esperando y varias mesas a punto de acabar (o eso creíamos) decidimos quedarnos. Nuestra sorpresa fue cuando teníamos a otras 2 mesas delante… puntualizo esto porque me parece importante que la comunicación de los camareros con el cliente sea más clara y concisa, para luego tomar la decisión de quedarme o no. A todo esto, había una mesa libre (claramente podían ocuparla 2 comensales, como nosotros). Tras 1 hora y 40 minutos. Por fin una mesa para nosotros se quedó libre… pero no la daban recogido para poder acomodarnos. Era tal nuestra desesperación y ganas de comer que mi marido recogió la mesa y la montó!!! Ver para creer… Nos tomaron la comanda antes de que ocupáramos la mesa y al sentarnos, ya teníamos la comida. Pero podían habernos dicho (la misma camarera del principio) que las raciones son generosas y que para 2 era mucha cantidad. Pero no… prefieren facturar antes de quedar bien con el cliente. En resumen, la comida estaba rica pero igual la comí con ansias después de más de una hora de espera… Si vuelvo a la zona, no repetiré...
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