Quinta Andaina — Hotel in Oroso

I’m delighted! It felt like visiting my grandmother’s home! This is actually an apartment transformed into an albergue. There is no reception desk as such — you need to call the number written on the door. A very kind lady welcomes you, explains everything and shows you around.

Pros:

+Everything you might need is provided, even laundry detergent for the washing machine.

No dryer, but there is a big terrace where you can hang your clothes and have a rest

Breakfast is included

Coffee, tea, and all kitchen utensils are at your disposal.

You can even take food from the fridge.

+In the bathroom there is shower gel and shampoo, and towels are provided.

+The hostess is very welcoming and caring.

Cons: You don’t get to keep the keys when you go out to the town. -There are not enough power outlets Is only one bathroom for all guests

Very satisfied — thank you so much for the warm...

The interior is mostly quaint and homely like a person's actual residence, though for some reason a significant portion of the rest is an empty construction site nobody ever got to.

Bathrooms are one per sleeping area, thankfully not so busy. Towel and soap is provided for the shower but no foot towel so you should wear flip-flops to avoid slipping.

They have a free washing machine (powder scoop style), there are clotheslines but if you want to use a dryer, there's a laundromat with a 1 Euro/10 minute dryer just a block down the hill.

Complaints are that the room doesn't feel well ventilated, and I picked a bed where my face was very close to someone who had just come in and let his socks vent (thankfully he went to take a shower after a few minutes).

Overall not too bad of a "last stop" before the last 15km...

Mi experiencia ha sido bastante negativa. Ni barato ni cómodo, de hecho fue muy incómodo y caro. Mi reserva fue con el baño dentro de la habitación, de ahí el precio, 20€ por persona, íbamos 2 personas, es decir; 40 € y finalmente el baño estaba fuera, pero no fuera al lado, no, no, para nada. El baño estaba en un patio exterior que para llegar hasta él debíamos atravesar un hall de entrada, la cocina y el patio exterior. Con el tema Covid ¡genial! venga a tocar puertas e interruptores de luz. Sobre todo en la noche, cuando volví de cenar. En las manos: las llaves del baño, 3 llaves y como no es tu casa pues no sabes qué llave es, el gel hidroalcohólico y la linterna del móvil encendida. El plato de ducha estaba a ras de suelo, sin cortina , sin una mísera percha para colgar nada, ni una banqueta, nada. La experiencia de ducha fue de lo peor. Todo empapado, modo DANA. Daba igual salir para secarte. No acertabas a saber si seguías dentro de la ducha o fuera. En una pequeña mochila tuve que llevar mi ropa que colgué de un saliente muy pequeño de una tubería que por cierto estaba bastante alto y yo mido 1,73. La toalla me la tuve que comer con patatas. Si la apoyaba en la taza del váter, se mojaba. El lavabo; te tenías que lavar una mano y luego la otra de lo grande que era y no te cuento el espejo, más para depilarte las cejas o mirarte de perfil. Eso sí, el baño estaba nuevo, tan tan nuevo y tan zen que se le olvidó poner lo básico. En fin, la silla de la habitación era una silla de oficina de las años ochenta, os podéis imaginar lo limpita que estaba. La habitación sin armario y en consecuencia sin perchas. Así es que después de 24Km te encuentras con este sueño de albergue y te entran pesadillas. Para remate el sello de la credencial desapareció de la mesa y no pudimos sellar la credencial. Pero bueno, casi mejor. Y por supuesto pagamos 40€. Así es que desde mi experiencia, este albergue no merece ninguna estrella. Le he tenido que dar una por el mínimo que exige Google. Y este ha sido mi octavo Camino de Santiago, he visto cosas... Si me hubiese cobrado 10€ por persona pues mira, igual hasta me había ahorrado la reseña, pero 40 €, un disparate de albergue. Por cierto estuve...