La experiencia sensorial definitiva (si odias tus oídos y tu billetera)
Dicen que lo bueno se hace esperar. Y en este restaurante, lo bueno empieza con una cola digna de recital, siempre y cuando no hayas tenido la brillante idea de reservar con antelación. Pero ey!, nada como empezar una velada compartiendo la acera con otros comensales ansiosos. Eso sí, te reciben con una copa de champagne de cortesía mientras esperás. Dulce, fría y tan olvidable como una promesa de campaña.
Cuando al fin accedés al recinto, te recibe una sinfonía de gritos y risas que rebotan en todas las paredes y el techo. El ambiente tiene la sutileza de una fiesta en un boliche: olvídate de hablar, vas a comer en código Morse con miradas y gestos. Es ruidoso al punto de que uno empieza a sospechar que el caos es parte de la decoración.
Eso sí, el lugar está bien ambientado, con paredes de ladrillo a la vista y fotos en blanco y negro que evocan un pasado reciente, nostálgico, con escenas que remiten tanto a la Argentina de ayer como a rincones emblemáticos de Roma. Un poco de identidad italiana, un poco de melancolía nacional, todo muy pensado para dar un aire de autenticidad que apenas sobrevive al griterío.
La atención es buena, incluso amable. Tal vez demasiado eficiente: te llenan la copa cada vez que parpadeás y levantan los platos con una celeridad que hace que uno se pregunte si hay una segunda tanda esperando tu silla.
Te cobran 2 dólares de servicio de mesa por una panera austera, sin estridencias. Un pan funcional, sin gloria ni pena. Quizás en ese precio también esté incluida la copa de espera. O tal vez sea simplemente parte del deporte de cobrar por existir.
Y si tenías esperanzas de acompañar la comida con un vinito sencillo, olvidalo: la carta de vinos arranca en 23 USD y sube como cohete hasta los 850. Opciones accesibles no hay. Es todo o nada. Brindás o llorás.
La comida está bien. Correcta. Te sirven una entrada normal, una pasta bien hecha, un café digno. Y sí, te vas satisfecho, pero no maravillado. La cuenta, en cambio, sí que deja huella: 40 dólares por cabeza. Sin postre, sin lujos, sin sorpresas.
En resumen: el lugar es ideal si querés pagar caro por algo que en realidad está bien, mientras gritás para hacerte oír, esperás como en la guardia de un hospital y te ofrecen un pan que parece pedir disculpas por existir. Un lujo… para el que no...
Read moreUna joya de Parque Patricios para tentados de risotto o pasta 🪑 El lugar se encuentra a metros del Parque Patricios en una cuadra bastante tranquila y bella para pasar un medio día soleado. Es amplio y cuenta con mesas dentro y fuera. Se puede reservar, aunque cuando fuimos (sábado al medio día) había mesas libres y no vimos que nadie tuviera que esperar. 👍🏻 Se nota el oficio de los mozos que atienden muy amablemente, están atentos en todo momento y hacen las mejores recomendaciones del menú según lo que se esté buscando. 🍽️ Todos los platos (exquisitos, por cierto) son para compartir sí o sí por su abundancia (la cual justifica los precios) y esto tiene una sola contra si vas en pareja: te quedas sin probar otros platos de la casa (y todos valen la pena). Así que recomiendo ir de a 4 o más personas. Platos recomendados: -Risotto: sí o sí, el sabor que más les guste. Las estrellas son el de osobuco y el de de ragú de lomo. Llega en una bandeja gigante, tiene una textura cremosa espectacular y es muy sabroso. -Provoleta: de entrada, bien caliente y con gratinado perfecto. -Chipirones y langostinos a la sartén: otro 10. -Entraña con papas: para los que tengan ganas de carne. Muy bien lograda. Nosotros coronamos el almuerzo con un volcán de chocolate que estuvo bien. Lo sirven solo con helado (sin frutos rojos) y caramelo. 🌟Si bien les llevarán panera a la mesa, no se olviden de pedir aparte el pan de pizza que sirven con aceite. Una delicia que se cobra por separado pero vale la pena probar. 💲 El precio es elevado, pero acorde a la calidad y la abundancia de los platos. Hay que tener en cuenta que, de cada plato, comen 2 personas o más. ❓ ¿Volvería? Definitivamente. ❗ Los que recuerdan este lugar de varios años atrás, ya no es el bodegón que era. Está completamente renovado y con...
Read moreI’m currently waiting for my lunch and my waiter keeps bumping on my back without saying anything like excuse me or anything like that. He is the big bald guy. Don’t let him wait on you. He is kind of rude.
I’ve been here 4 times and I see this now. The other times we had different waiter. I guess this place is okay 75% of the times. But the food and the atmosphere is just awesome.
I’m updating this since he bumped me from behind while serving the table behind me. I spilled tomato sauce all over my favorite shirt and now I have to go back to a meeting with that stain...
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