It’s freaky and that’s alright with me. “Tu jardín secreto,” is the equivalent of the Argentinian Narnia. You stroll down the street, vacant, isolated, dark like a London night in one of those Victorian Penny Dreadful. Then you stumble on an unassuming door. Like all other doors. Not even a sign. Someone answers, the other place is dark, visions of Netflix Narcos dance in your head as your taken out back— then BOOM!!! Absolutely spellbinding. Huge hidden garden, the Chamber Of Commerce wasn’t whistling Dixie when they were promoting it. And the food… a menu so large that it makes Chinese restaurant go, “dude, that’s too much.” Incredibly varied. If you want a smorgasbord of Argentinian cuisine, by region, this...
Read moreLa casa, adelante, algo despoblada y con una muestra de arte (discutible pero respetable, como todo arte). Le pongo un 3. El jardín, corazón del restaurante, no es un jardín sino un fondo arbolado, digamos que prolijo, aceptable. Sin duda, hogar de mosquitos contra los que no tenés defensa. Le pongo un 4. El mobiliario, pobre. Sillas y mesas para nada cómodas y mucho menos nobles, plegables. Se gana, con suerte, un 2. La atención, amable pero absolutamente desprovista de oficio. Le pongo un 5, en homenaje a la amabilidad. La cocina, pretendidamente gourmet, de elaboración pretendidamente compleja, es en realidad pobretona. No digo fea, pero nada que te sorprenda ni te levante el ánimo. En el mejor de los casos un 4. Los precios, injustificadamente altos. Con un primer plato compartido que no daba para compartir, dos platos principales simplitos (uno, pollo con una salsita y el otro unos tallarines con crema), un vino medio pelo y dos café, sin postre (menos mal) ochocientos pesos. Puntuación, un 2. Promedio de mi puntuación: 3,4 sobre diez. Volver: espero que nunca; ni invitado. Recomendar: Sólo si quiero quedar mal...
Read moreConvengamos que no es el gran restaurante de la ciudad Convengamos que no es un lugar de decoración cuidada, de diseño…
Pero dicho esto, es sin duda un lugar a descubrir
El rollo de llegar a un lugar que parece cerrado sin más El tener que haber reservado previamente (si tienes suerte como yo, puedes llegar y que haya lugar) El acceso oscuro que va descubriendo un entorno bucólico, diferente, escondido… un jardín secreto
Al final tienes lo que necesitas Si vas con niños, tiene hasta columpio, rueda de asientos y otras opciones
La carta es amplia y estructurada La cocina es para comer bien. Sin más. Pero sin pegas, sobre todo porque el precio es adecuado. Pedí queso con pimienta, cintas negras con crema de queso azul (demasiado líquida), y sudado de ternera con papas (interesante carne)
Pero además el precio, como sigo, es realmente equilibrado y razonable Nada caro Bodega con referencias comerciales pero adecuado al restaurante
Para mí es un lugar para volver
Lo mejor: la atención del dueño y el encanto del lugar
Y sí,...
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