✨ "Crónica de una noche en Gambrinus" Por un amante del buen comer
El dia viernes viajamos junto a mi novia a Bahia Blanca por un evento de la empresa donde trabajo y decidimos quedarnos un día mas para disfrutar la ciudad. El sábado por la noche planificamos salir a cenar, noche muy fría en Bahía, que apenas invitaba a salir. Pero había una promesa que nos empujaba a abrigarnos y caminar unas cuadras por el centro de la ciudad: la mística que envuelve a este histórico restaurante, del que tanto habíamos oído. Motivados por recomendaciones de amigos, y por las excelentes críticas en redes. Hay lugares que uno no visita solo para cenar, sino para vivir una experiencia. Gambrinus, ese clásico bodegón bahiense fundado en 1890, es uno de ellos. Apenas llegamos, una fila confirmaba que estábamos en el lugar correcto. Era una escena casi teatral: una fila de personas esperando con paciencia, envueltos en charlas, y la promesa de una buena mesa. Aquí no hay reservas, solo el orden de llegada y el ritmo constante del salón, que se llena y se vacía como un corazón latiendo desde hace más de un siglo.
Una vez adentro, el tiempo se detiene. El mobiliario de época, las paredes tapizadas con historia, las botellas antiguas, los retratos de otro siglo… todo respira tradición. Hay bullicio, sí, como en todo buen bodegón, pero nada que opaque el espíritu del lugar.
La carta es tentadora: carnes, pastas, minutas y, por supuesto, las especialidades alemanas, que hacen de Gambrinus un verdadero referente. Optamos por saltear las entradas (sabíamos que las porciones eran generosas) y nos lanzamos de lleno a los platos principales. La panera es básica pero completa y rica. El untable que llega con la misma es sabroso y acotado para no abusar del pan antes de comer. Romina eligió unos raviolones de pollo y hongos con salsa cuatro quesos. Llegaron algo fríos —detalle que el mozo resolvió rápidamente, llevándolos a recalentar— y que no opacó en absoluto su sabor: una mezcla cremosa, intensa, equilibrada. EXQUISITOS!!! Yo pedí el bife de chorizo estilo Gambrinus, cocido en su punto justo, acompañado de acelga salteada, papas fritas, panceta y huevo frito. Plato abundante. Carne tierna, impecable cocción, un homenaje al paladar. El acompañamiento rico, pero no brillo. Para beber, un Pinot Noir que maridó perfectamente. Nota importante: los valores de los vinos para nada excedidos. Y aunque llegamos al final con el estómago muy satisfecho, no quise irme sin probar un clásico que veía desfilar de mesa en mesa: el Don Pedro, elegante y refrescante. Las peras al borgoña que nos habian recomendado quedaran para otra ocasión… porque sin dudas, volveremos.
Un párrafo aparte para los mozos: profesionales de los de antes, con edades de antes y jóvenes tambien, atentos sin invadir, con esa mezcla de simpatía y respeto que tan bien se valora.
✨ Gambrinus no es solo un restaurante, es parte del alma de Bahía Blanca. Y como toda alma antigua, sabe contar historias a través de sus sabores.
📸 Sumo algunas fotos de los platos.
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Read more¿Me creen si les digo que en Bahía podemos vivir la experiencia de viajar en el tiempo, y además disfrutar de buena comida? 💫 El clásico @gambrinusbahia es una especie de portal: al atravesar su puerta comenzará un viaje inmediato al 1900 🔙, con una estética muy cuidada. No hace falta ser muy observador para darse cuenta de que vas a comer bien: son esos pequeños indicios que ya activan las papilas gustativas con ansias de disfrutar 🤤. El restaurante abrió un 2 de mayo de 1890 por lo que lleva más de 130 años en la ciudad 😲. Si bien hoy se ubica en la intersección de Anchorena y Arribeños, comenzó en Alsina 68. ✋ Javier Ortega es su dueño actual, “un dato curioso es que somos los primeros clientes de Quilmes” 🤯🍻, nos comenta Javier. Incluso, si prestamos atención en una de las paredes del local hay una placa en la que se puede leer la insignia de acompañamiento entre ambas potencias 🤝. Javier nos cuenta sobre sus mozos y su familia, y la cantidad de anécdotas que comparte con ellos❤️. Porque si algo le sobra al Gambrinus, además de sabores, son las anécdotas 🗯️. “Cacho (Castaña) venía, cantaba Garganta con Arena y las señoras se desmayaban” nos cuenta Javier. A simple vista estamos en el 1900 argentino, pero con dar un bocado de alguno de sus platos nos transportamos como por arte de magia a Alemania🇩🇪. El restaurante comenzó como un bar de origen Alemán e incluso su nombre hace referencia al héroe de las leyendas europeas relacionadas con la cerveza🍺. Las costumbres y los platos típicos nunca se perdieron: podés comer un par con papas —una porción de papas hervidas y condimentadas, y acompañadas por un par de salchichas tipo alemán—, o un chucrut que junto con una cerveza y una mostaza de la casa logran una especie de baile dentro del paladar👏. Así mismo, el Gambrinus es un lugar imperdible, que logra combinar su estética y su comida para poder subirte en un viaje del que da pena bajarse. Desde el momento en que abrís la puerta es obvio, aunque no lo sepas, que vas a...
Read moreVery authentic Argentine restaurant with traditional culinary meat entrees Argentina is known for...clearly been here for a very long time. Reasonable cost given the amount of and quality of the food. Of course, a fine selection of domestic wines and apperitifs will set you back even more. When in town, always a definite stop! Overall good table service, no frills, not rude (but not accommodating either)...this place fills up & gets very busy every night till the late close...considering what can you expect from an experienced but very busy wait staff, I'd say you're a spoiled American if you've...
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