Bodegón Verdi — Restaurant in Bernal

Un Bodegón Escondido que Conquista con su Sencillez

Hay lugares que no necesitan mostrarse desde la calle para dejar una huella imborrable en quienes los descubren. Este bodegón escondido, casi como un secreto bien guardado, me regaló una experiencia que combina tradición, sabor y detalles que se graban en el paladar y el corazón.

Mi elección para la noche fueron las empanadas cortadas a cuchillo, y puedo decir que cada bocado fue un viaje a lo esencial de nuestra cocina. La masa, frita a la perfección, tenía esa crocantez dorada que solo se logra con manos expertas y aceite en el punto justo. El relleno, a base de carne braseada, no buscaba la jugosidad extrema, sino un sabor profundo, concentrado, y perfectamente condimentado. Cada mordida equilibraba la textura firme de la carne con la calidez del especiado. A $1600 la unidad, su calidad las coloca entre las mejores que he probado y hacen que valgan cada centavo.

Mi mujer eligió la hamburguesa de pollo César, y no pude resistirme a probar un bocado. Lo que encontré fue un plato que entiende la importancia de la moderación y el balance. La hamburguesa, más firme y compacta al estilo clásico, se complementaba de maravilla con el pan artesanal, la frescura de la lechuga, el queso parmesano y un aderezo César que aportaba carácter sin exageraciones. Sin panceta ni adornos superfluos, brillaba en su simplicidad, dejando claro que menos a veces es más.

Uno de los detalles que más disfruté fue el parque de juegos. Mi hija se mantuvo entretenida y feliz durante toda la cena, dándome el espacio para saborear cada plato con calma, algo invaluable para cualquier padre.

La atención, cálida y profesional, redondeó la experiencia, y el broche de oro llegó con una IPA tirada de Baum. Su amargor bien balanceado y sus notas cítricas lograron acompañar los sabores de la noche de manera impecable, cerrando una jornada que comenzó como un martes cualquiera y terminó como un recuerdo que atesoraré.

Este bodegón es un recordatorio de que no se necesita ostentación para brillar. Con precios accesibles, platos honestos y un ambiente que abraza a todos, se ha ganado un lugar entre mis recomendaciones indispensables. Aquí, la sencillez es un arte que merece...

Hoy fuimos a almorzar 5 personas. Pedimos ravioles de osobuco, de vacío y mila napolitana, muy ricos estos platos y la cerveza tirada. También pedimos cazuela de mariscos, que prácticamente era todo arroz con 3 mariscos nada más, y el plato del día Cordero con papas, estaba seco y frío con las papas rejilla quemada. Se lo hicimos saber a la moza y no dijo nada, solo calentó el plato. Lo peor de todo es que pedimos la cuenta y el total era $ 24.700. No nos daban los números. Le pedimos a la moza que nos explique la cuenta y como no entendimos, fuimos a la caja. Nos estaban cobrando $ 6.000 de más!!! dijo la cajera que fue un error del sistema y que había pasado otra vez, sin darnos las disculpas correspondientes....

Con mi familia éramos de ir seguido hasta que nos pasó ésto. Antes de arrancar con lo malo tengo que decir: la comida y los precios están ok. Nos sirven rabas de entrada: el rebozado blando y el pescado crudo. Como tarda tanto la comida, comimos un par antes de decidir devolverlas. Con la cuenta, aparecen las rabas sumadas y llamamos a la encargada, en palabras textuales: "No podemos devolverles la plata porque se morfaron un par, les puedo hacer un descuento" Total falta de interés en nuestra salud o experiencia de consumidor, jamás se disculpó o intentó llegar a un acuerdo, creía que nosotros estábamos aprovechando de la situación, nunca cedió su postura. No vamos a volver, una decepción y un fin de cena...