Por lo general cuando niña dibujaba o hacía ropa a las muñecas en el poco tiempo libre que dejaba el Manuel Solá o Ferro; si el clima permitia con hermano del medio buscábamos renacuajos en el lago del Parque Centenario para lograr tener sapos en una pecera que habíamos instalado en la habitación, entre otras asquerosidades. A la par que nos separaron de habitaciones, quiza para calmarnos o darnos otras posibilidades más civilizadas, padres decidieron comprar la colección completa de #mislibros (de Hyspamerica Ega, allá por 1982). Eran unas 50 unidades de tapa dura que llegaban al puesto de diario, (creo) cada semana. La dama de las camelias. La maravillosa historia de Peter Schlemihl. El misterio del cuarto amarillo. El fantasma de Canterville. A través del desierto y de la selva. Marianela. Y así hasta llegar a 50. La única manera de dormirme era leyendo por las noches hasta que las pupilas se daban vuelta como calesita y mi mano era una sortija tratando de apagar la luz que colgaba del spot en la pared floreada al lado de la cama. Padres dormían con la puerta abierta, quizá por vigilancia, (mucho no sirvió), si la puerta de nuestros cuartos estaban abiertas, el aviso para llamar a la oscuridad absoluta de madre era suave. Si la puerta no estaba bien cerrada y dejaba pasar alguna haz de luz, el grito era más efusivo. Aprendi a tapar "posibles gritos o penitencias" con lo que más cerca tenía, aunque fuera la bombacha o un par de medias. Cuando fui a vivir con abuela, se fueron todos conmigo, y ahí quedaron hasta que fueron vendidos o regalados.
Cosas que pasan. Es tan lindo tener todo reservado y que por una razón del destino, (que no la sabes), tengas que en media hora cancelar todo y barajar de vuelta. En 5 minutos ya nada importa porque creaste un mundo nuevo y paralelo. Mientras daba clases, parte del cerebro buscaba nuevo lugar para comer, un enano que vive en el último pliego del cerebelo a cargo de los archivos guardados en la memoria saco el celular de Carolina de La Pulperia de Villa Ruiz. Planificación o sincronicidad, llámalo como quieras, cuando se acerco a la mesa me contó que me pensó por la mañana. Por suerte se podía estar adentro, aunque algunos que seguramente fuman eligieron la galería. Protocolo: Mesas metro y medio suficientemente alejadas, alcohol en gel a mano, mozos con barbijo, tenedores en fundas de nylon. Nos recibieron con pasta de berenjenas, panera llena de tostadas, hogazas de pan y un par de fetas de matambre. Pedimos rápido, hijo solo tenía un café con leche encima, novio desayuno muy temprano y yo, ya saben, al mediodía soy un motor fuera de borda que si puede te come el brazo. De entrada, empanadas de osobuco con una salsita picante que novio sigilosamente se dejo a su lado y picada: berenjenas en escabeche, porotos, matambre, aceitunas, quesito y salame Hijo: ravioles de verdura y queso con estofado de osobuco. Le paso todo el pan que había sobre la mesa a la cazuela de barro. Novio: ravioles de verdura y queso con salsa rosa, casi pide dos platos si no fuera porque pedimos postre. Yo: buseca, eleve a temperatura primavera en menos de 2 minutos y quede rogando a mi cuerpo que entre lo que faltaba. Todo con soda. Postre: 2 panqueques calentitos con dulce de leche. Porción justa para no desabrochar el pantalón o tener que hacer más bicicleta en la semana. Ya casi con el comedor vacío vino Carolina a la mesa, hablamos de comida, de la vida, de comida, de los viajes, de comida, de los amigos. Nos presento a otras visitas que tenía y después de más datos para seguir conociendo, partimos. Pasamos por la estación, fotos, por un nuevo local de antigüedades, fotos, se me escarcho la chocha, (estoy siendo sutil), doblamos a la derecha, llegamos a San Andrés de Giles, visitamos a Ricardo y su galpón de antigüedades, se me escarcho el trasero y ya desvariando del frío decidimos...
Read moreHonestamente fue decepcionante, es una falta de respeto tardar mas de 2 horas para traerte el plato principal. Estuvimos el domingo pasado, llegamos aprox. 13hs, lo único rescatable la atención de la UNICA persona que atendía a las mesas del jardín y las empanadas que pedimos de entrada y el pastel de pato. El resto fue todo negativo, porciones de comida escasa, entraña a la plancha muy cocida y dura, ravioles con estofado apenas tibios, pastel de pato en una cazuelita (una pena porque estaba muy bueno), cuando trajeron el plato principal se les había agotado las gaseosas, también se quedaron sin pan (nos trajeron con la comida -es decir 2 horas después!- 4 pequeños pancitos, ..éramos 5 comensales). Para colmo requerían pagar contado porque no tienen POSNET y no hay señal de datos en el lugar (ofrecían una cuenta WiFi que no se detectaba, y para colmo tuvimos que esperar 20min para el tramite de traernos la cuenta y hacer el pago, …por suerte una nube se apiado y conseguimos algo de señal en una de los móviles porque no contábamos con todo el efectivo). Los precios no son caros y tampoco baratos (promedio $9000 a $10000 el plato principal), pero por lo escaso considero que es caro. Hay un refrán que dice el que mucho abarca poco aprieta, les sugeriría que sepan cuantos comensales pueden atender BIEN, y pongan un cartel afuera que mencione ´HAY LUGAR´ o ´COMPLETO´, y también que pongan ´SE REQUIERE PAGO EN EFECTIVO´ Lamentablemente por el mal servicio nos hicieron perder gran parte del día y planes que teníamos para la tarde, seria bueno que tengan presente que hay personas y familias que recorren muchos kilómetros para llegar a estos pueblos para disfrutar de un día distinto, de mi parte no volvería ni lo recomendaría, y en mi opinión de Pulpería...
Read moreMe imaginaba otra cosa. Tal vez no presté la suficiente atención en la página y eso, pero Bueno, es el patio delantero de la casa y adentro tb, sólo 3 platos, bondiola a la cerveza ñoquis de perejil y ravioles de verdura, tablas de fiambres empanadas de carne cortada a cuchillo que no se puede negar, no he comido otras tan exquisitas, la atención es muy amable aunque el chico que no se como se llama bastante colgado y distraído, le pedimos 2 o 3 veces algo y nunca lo trajo. Los ravioles de verdura, calculo de acelga que es lo que pedimos, con salsa boloñesa de salchicha parrillera, ricos aunque no salen de lo normal, pero Bueno, no fue una mala experiencia por supuesto, pero fuimos con otra expectativa que al menos para mi no se cumplió . Pasaron los años y todo cambió. Los platos son otros,más variados, muy ricos, originales, una propuesta toralmente distinta a la anterior y a otras de la zona. Muy interesante. Pedimos el pastel de pato,la arañita con salsa de hongos y los ravioles con salsa pulpera y de entrada u as empanadas de osobuco. Todo exquisito! Un vino Marieta, cerveza, aguas , de postre pedimos flan y budín de pan con ddl ya que panqueques no habia (me quedé con las ganas). Gastamos por persona, éramos 5, $8100. Un muy buen precio por todo lo que comimos y tomamos. Ahora sí recomiendo y...
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