48 Street — Restaurant in La Plata

Reservamos para almorzar un Miércoles, 5 personas. Diría que no hace falta porqué no había mucha gente. Se pidió una entrada mientras esperábamos a todas los comensales. La berenjena vino fría, sin condimentar y la salsa tenía muchos ojos, no era uniforme. Lo único bueno fue el kale crocante. Preguntamos a la moza si el Brunch 48st alcanzaba para 4 personas y nos dijo que sí, que cualquier cosa pedíamos más después. Pedimos dos menúes ejecutivos + el Brunch 48st. La panera es excelente, los panes calentitos, variedad y el babaganoush delicioso. El pan con cacao nos voló la cabeza. Kudos for that. El plato de pechuga con papas y salsa de limón, el pollo estaba bien cocido pero la salsa no tenía gusto a limón asado. El risotto de hongos, estaba bien cocido pero tenía gusto a crema, no tenía pimienta u algún condimento que se sienta. El Brunch era abundante pero más para 2 y casi tres personas que para 4. La fruta tenía demasiada miel y casi no se comió. El croissant con jamón y queso estaba muy rico. La avocado toast estaba rica pero le faltaba pimienta y/o aceite de oliva. El tostado también sabroso. Los dips de hummus y babaganoush deliciosos. Para tomar pedimos dos limonadas y dos jugos exprimidos que cumplían muy bien. El postre que venía incluido en el menú ejecutivo fue lo que más nos gustó a todos. La combinación de sabores y texturas. Queríamos pedir más y más. El helado excelente. Iríamos solo por ese postre. El café una lástima, pedimos dos espressos y tres doppios. Antes de pedir le consulte a la moza que era un doppio (por que generalmente nunca dan en el clavo) y me dijo que era un café doble, a lo que le volví a preguntar, doble espresso? Y me dijo si. Lo que llegó a la mesa eran dos espressos en pocillo sobreextraidos y tres tazas grandes de café rebajado con agua. Una lástima. El servicio de mesa se queda muy atrás, no sabiendo que tienen los platos, recomendando que comer y refilleando el agua. Diríamos que es un wannabe gourmet. Gastamos un...

Café servido en jarrito enlozado cual mates de los años 70 . Muy luminoso el primer piso pero con poca distancia entre las mesas lo que hace que las charlas sen escuchadas por los comensales . El baño de hombres es muy chico y a veces se debe esperar . No posee ventilación natural lo cual lo hace bastante oloroso . Tampoco hay aromatizantes naturales o con timer, lo que resulta una aventura poder ir al mismo. Da una pésima impresión . Poco esmero de las camareras en ofrecer alternativas para comer . El acceso es complicado , aún teniendo ascensor , para personas con movilidad reducida , incluso su baño no está adaptado ( el del primer piso desconociendo si poseen uno alternativo. Las mesas ubicadas en los balcones parecen una alternativa segura para una charla, pero a qué precio ? Mesas diminutas y poca seguras en un reducido espacio aéreo de un balcón añejo ( puede soportar peso ?). Muchas cosas que no cierran en una esquina que es...

Fui a merendar. Un hermoso espacio, salón enorme, con buenas vistas, música tenue, espacio entre mesas para conversar tranquilos sin escuchar charlas ajenas. Nosotros pedimos la barra junto al ventanal, excelente para tener más privacidad y la vista perfecta para un día de lluvia. También hay unos balconcitos muy french, que me imagino en tardecitas de sol deben ser un spot genial para fotos. Como se encuentra en planta alta, cuentan con ascensor para las personas con movilidad reducida. Los baños impecables. En cuanto a la atención, de 10. Desde que entras por planta baja, los chicos muy amables. Forman parte de La Esquina del Caserito, por lo cual la pastelería y panadería artesanal es para aplaudir. Pidan los crossaints rellenos, no se van a arrepentir! Como detalle, me hubiese gustado que haya más opciones de macarons, solo hay 3 variedades. Los precios son acordes a la experiencia, que sin duda repetiremos en alguna...