Empecemos por el final: la comida es buena. Y ahí termina la parte neutra de la experiencia. Desde la recepción y “reserva” para las 23:30, la experiencia fue una mezcla de engaños, decepciones y promesas incumplidas. El local se jacta de su excelente comida y ambiente pero se queda corto en todo, desde que te registras. Luego de esperar una hora para nuestra “reserva” (cuestión que acepto por no haber previsto con anticipación) hubo que esperar otra hora más hasta que, finalmente, nos dieron una mesa redonda, pequeña, diminuta en el “bar anexo”. De ahí, 10 minutos después nos pidieron de onda movernos a otra mesa “igual” porque necesitaban espacio para armar una mesa para 9. “Voy a hacer algo por vos”, rezaba el de la entrada (sin agradecer, por cierto, mi gesto desinteresado por cambiarme…). La nueva mesa: un desastre peor. Oscura, en medio del paso raudo de mozos entre cocina y salón. Pero mala mía, a la 1am tenés mas hambre que ganas de disfrutar. 25 minutos, cae la entrada. Otros 45 minutos (!!!) caen los principales. Insisto, comida, buena. Nadie una disculpa. Nadie una atención. Todo lo que logramos fue un “tenemos un cumpleaños, estamos a full” de la chica que nos atendió, casi sin ganas, luego de sí poderme indicar donde podía “quejarme” si es que quería. Y claro que quería… aunque a las 2:30am después de la decepción gastronómica más grande de Mar del Plata, quería cama más que llenar el libro de quejas. Pero lo hice, por supuesto, con ese intimidante responsable de la organización: Daniel, si, el mismo que con descaro tardo 2 horas en sentarnos y 10 minutos en movernos sin agradecer a la otra mesita oscura. Con una cara casi sobrando dice “mil disculpas, sí, pasaste una noche mala”. Genial. Hospitalidad, no es cuando tenés problemas sino cómo te recuperas de esos problemas frente a tus invitados como anfitrión. ABC de la atención, que nadie, pero nadie, tiene en este lugar. Si no sos conocido o amigote de alguien, segui de largo, que tu plata vale más que ese lugar, cómo te atienden y las 1000 opciones mejores que tenés a 5-6 cuadras...
Read moreFuimos a cenar luego de un exhausto viaje desde CABA hasta Mar del Plata con mi amiga. Queriendo buscar un lugar para comer pastas, nos encontramos en google maps con este restaurante. Revisamos las fotos que suelen subir los clientes y nos encontramos con una lista de precios de hace 3 meses, los cuales teniendo en cuenta el contexto del pais asumimos que habrian aumentado. Al llegar fueron muy amables y la espera fue rapida, hasta que sucedio lo peor. Al abrir la carta nos encontramos con que los precios habian aumentado casi 5 veces su valor con respecto al mes de julio. Nos parecio un poco exhorbitante el aumento pero decidimos pedir ya que pensamos que aun asi seria una buena experiencia (como dije antes, entendemos la realidad del pais pero aun asi no deja de ser un plato de pastas tradicionales). El mozo nos recomendo pedir una entrada y media porción de pastas para compartir. La entrada costó unos $1800 y nos dieron UN CUARTO de berenjena con una escupida de queso y una salsa de tomate. El plato costó unos $3450 (la media porcion + $250 del extra por compartir el plato) y constaba de 5 sorrentinos rellenos de panceta y queso con una salsa carbonara con crema y arvejas, la cual realmente no distaba mucho de cualquier plato de pastas que pudiese conseguir en otro restaurante especializado en eso y por un valor muchisimo menor.
A la hora de pagar nos preguntaron cual iba a ser nuestra forma de pago y en vez de mencionar que habria un descuento si pagamos en efectivo, esperaron a escuchar nuestra respuesta para comentarnos que nos harian una “atención”. Realmente nos molestó mucho la actitud ya que no solo se guardaron la información para el final, sino que también mucha gente pierde el descuento al no saber las promociones (habia 2x1 en tragos y tampoco nos lo mencionaron).
P.D: la salsa de las berenjenas venia en un recipiente por separado y al querer mojar el pan en la salsa el mozo nos miraba constantemente mal....
Read moreACTUALIZACIÓN ABRIL 2024: Realmente no mejoró, no creo que me vuelva a acercar. Pedimos diversas pastas frescas rellenas que no tenían gusto a nada, menos que menos al relleno indicado. La salsa no acompañaba, le agregamos sal, pimienta, oliva, queso, recién ahí levantaron un poco de sabor. Las pastas secas tampoco estaban bien, realmente una pena porque supieron tener muy buenas opciones bien ejecutadas, pero siento que se quedaron con aquello que supieron ser, pero no mantener.
Nos acercamos un sábado por la noche, con reserva previa. No había mucha gente por lo que ingresamos al instante. El mozo parecía algo acelerado, como que no se detenía en la mesa a prestar mucha atención. De hecho, nunca nos trajo el vino que pedimos y uno de los platos vino erróneo, al pedir el cambio tardó una barbaridad y terminé comiendo una vez que el resto de los comensales ya habían terminado. Ante esta situación desistimos de pedir postre, ya que no sabíamos cuánto podría tardar. Las porciones en sí están bien, no me parecen súper destacables tampoco, creo que pueden mejorar y tienen con qué. El baño es muy reducido y la verdad le faltaba higiene, no estaba en buenas condiciones. Ya nos habíamos acercado en otras oportunidades, incluso siendo un grupo más numeroso, y nunca nos pasó algo así, siempre habíamos salido maravillados con la calidad del lugar. Quizás fue una mal anoche y ya, intentaré vovler...
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