Recommended by a foodie friend and Quiven did not disappoint in any way. From the service to the food, everything was delish and wonderful. The playfulness of the dishes is what got us! We took the 8 course menu and each course was better than the last. The creativity of the 2nd vegetable plate where every bite was a surprise. You never knew if the combination you got was going to be savory or sweet, crunchy or soft, tangy or salty. From the display of the tempera kelp with trout ceviche to the subtle texture of the cheese cake orange......the meal was fun to the very end.
We sat by the pass and saw all of the dishes come out....so it was dinner and a show.
Go check it out.. you won't regret it.
Update Dec '22: we came back to Bariloche almost specifically to come eat at Quiven again. It was that good the first time.
The experience 8 months later was a little different. Things just felt a little sloppier. The bar was so high the first time that I have to nitpick the update.
we had an appetizer that was a mini tart and was asked to split it. There was no way to nicely share it except for one of us to bite it or awkwardly break it. It was small. our server made alot of assumptions for our beverage choices of wine. We ended up getting wrong beverages multiple times during the night we sat next to the pass again and some stuff should have never left. We saw them plating a delicious foam thing out of a microwaved container. It was splattered all over the cups and just sent out. we had similar dishes as last time - still good but last time it looked freshed out of the industrial steamer/ oven. This time...it looked like it was microwaved?
The food is above average for sure but we were saddened by...
Read morePlato 1: Varidad de entradas, dentro de la que destacan la Espuma de Calabaza con Crujiente de Parmesano, Caviar de Jengibre y el Tiradito de Langostinos : La aventura culinaria comenzó con una cautivadora combinación de sabores y texturas. La espuma aterciopelada de calabaza se mezcló armoniosamente con el parmesano crujiente, mientras que el sushi le dio un toque delicioso al plato.
Plato 2: Tartar de Ciervo con Yema de Huevo Curada y Puré de Verduras: El segundo plato elevó nuestra experiencia gastronómica a nuevas alturas. El tierno tartar de ciervo, perfectamente condimentado y complementado con la riqueza de la yema de huevo curada, mostró la maestría del chef en el equilibrio de sabores. El puré de verduras que lo acompaña añadió un toque terroso, realzando la profundidad y complejidad general del plato.
Plato 3: Texturas de Tomate y Salmorejo. Sobre Medallón de Aguacate: A continuación, nos obsequiaron con un plato visualmente impresionante que mostró el arte del equipo culinario. Los colores vibrantes de las texturas de tomate bailaban con elegancia sobre el medallón de aguacate, mientras que el aterciopelado salmorejo creaba una base suave como la seda. Cada bocado fue una explosión de frescura, y la combinación de sabores nos dejó con ganas de más.
Plato 4: Maíz en Diferentes Texturas: El cuarto plato trajo una celebración del maíz presentado en varias texturas. Desde los chips de maíz crujientes hasta el cremoso puré de maíz, cada elemento mostró la versatilidad de este amado ingrediente. El plato fue un testimonio de la habilidad del chef para transformar ingredientes simples en maravillas culinarias.
Plato 5: Trucha, Puré de Coliflor con Espuma de Cítricos y Curry: El quinto plato nos transportó a un reino de exquisitas delicias marineras. La trucha perfectamente cocida, acompañada del aterciopelado puré de coliflor, creó un delicioso equilibrio de sabores. La espuma de cítricos y curry le dio un toque único, infundiendo al plato un sutil toque de exotismo.
Plato 6: Hongos sobre tierra de tomate: Cuando llegó el sexto plato, nos obsequiaron con un plato adornado con una tentadora variedad de hongos delicadamente colocados sobre una granna de tomate. Los sabores terrosos y almendrados de los champiñones se combinaron a la perfección con la vibrante base de tomate, lo que resultó en una armoniosa combinación de sabores. El plato fue un testimonio de la capacidad del chef para mostrar la belleza inherente de los ingredientes naturales y locales de la patagonia.
Plato 7: Lomo con Hongos, Cebolla Caramelizada y Salsa Glaseada: Como penúltimo plato, nos sirvieron un plato de lomo que nos dejó boquiabiertos. La carne perfectamente cocinada, combinada con los champiñones terrosos y mollejas que realzaban la experiencia y la dulzura de la cebolla caramelizada, fue una combinación sublime. La salsa glaseada proporcionó un acabado rico y delicioso, uniendo todos los elementos en una obra maestra culinaria.
PLATO 8: Dúo de Postres - Deconstrucción de Lemon Pie y Durazno con Chocolate Blanco con corazon de Campari: La deconstrucción de la tarta de limón fue una reinterpretación lúdica de un clásico, con cada elemento elaborado meticulosamente para mostrar la variedad de sabores que se encuentran en una tarta de limón tradicional. La cuajada de limón en forma de un limon, de corteza mantecosas y el merengue sedoso creando una deliciosa sinfonía de agridulce. El segundo postre, un durazno de chocolate blanco con corazón de Campari, fue una creación caprichosa que deleitó tanto a la vista como al paladar. La suave cubierta de chocolate blanco recubría una explosión de mousse con infusión de Campari, proporcionando un contraste sorprendente y refrescante.
Servicio y Hospitalidad: La amabilidad y el conocimiento del personal, particularmente el Romina, que no solo nos guió a través del menú sino que también nos brindó recomendaciones en forma de "romitips" perspicaces sobre lugares para visitar durante nuestra estadía, agregó un toque personal que nos hizo sentir valorados y...
Read moreAn unforgettable dining experience — true edible art.
We celebrated my husband’s birthday at Quiven Patagonia Kitchen House, and it was truly one of the most magical dining experiences we’ve ever had. We chose the 8-course tasting menu, and every single dish was inspired, thoughtful, and absolutely delicious — true edible art.
One standout was the mushroom course — a love letter to Bariloche itself — layered with depth and earthiness that felt both nostalgic and elevated. And the reimagined beef Wellington with a spicy mole? Hands down the best mole I’ve ever had. The creativity in each plate was remarkable, and every bite told a story.
While the food alone could justify the rave review, the service is what took the evening from exceptional to unforgettable. We’re not fluent Spanish speakers, yet our server navigated the language gap with patience, kindness, and genuine warmth. He never made us feel rushed or embarrassed — instead, he took time to help us understand, and made us feel completely at ease.
Quiven isn’t just dinner — it’s an experience. If you’re looking for a place where culinary artistry, hospitality, and atmosphere come together seamlessly, this is it. We will be talking about this night...
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