Casa Pangui — Restaurant in Machalí

Lo mejor del lugar es sin lugar a dudas el ambiente. El espacio es amplio, cómodo, con vista a bellos jardines. La atención es buena en general, aunque podría ser un poco más ágil y los mozos podrían estar mejor preparados para las consultas. La comida tiene una muy buena presentación, se nota que se hace con productos de la mejor calidad disponibles. Los platos son creativos y en general muy sabrosos. Las porciones, además, son las adecuadas para una persona. Coloco 3 estrellas en comida porque hay que entender que los vinos son también parte de ella. La carta de vinos es lejos lo peor del lugar. Es una carta pequeña, lo que en sí mismo no es un problema. Pero sí es algo negativo cuando ella, además es poco variada y se basa principalmente en vinos de bodegas que se encuentran en supermercados, muy en contradicción con la idea de cocina de autor que vende el lugar. Además, los precios de los vinos son ridículamente elevados, llegando a ser hasta tres veces el precio de lo que cuestan en supermercados. Claramente la carta de vinos es algo que se debe reestructurar por completo, pues degrada la calidad del lugar que vende una experiencia de exclusividad. Sugiero atender a los vinos de pequeños productores artesanales, por ejemplo de Cachapoal, de Colchagua, de Maule o de Itata, entre otros, los cuales en sí mismo entregan una experiencia y encierran una historia. Pensar en vinos para platos y platos para vinos. Que esa historia la cuenten los mozos para así hacer de todo una mejor experiencia. Además, si la carta de vinos es tan mala, por lo menos que tengan la posibilidad de descorche a un precio más razonable, pues ni en grandes restaurantes de Santiago cobran 10.000...

Realmente bueno. El lugar precioso, una casa más aislada de la urbanización, que cuida muy bien los detalles. Fuimos un grupo grande (10 personas) y la atención nunca fallo, fue rápido y el personal muy amable. Al sentarnos inmediatamente nos trajeron unas sopaipillas con pebre, calentitas y de porte perfecto. Pedimos algunas entradas, en orden de preferencia el Tataki de atún (muy sabroso y bien presentado), los locos apaltados (en su punto de cocción), las croquetas de prieta (si bien el sabor no era muy fuerte, hubiese preferido mas sabor a prieta creo que es una apuesta muy novedosa), las empanadas de pino acaramelizado (un clásico que nunca falla, la masa de hoja filo crocante y el toque dulce muy rico) y el crudo de vacuno muy bien aliñado.

En cuanto a los platos de fondo me pedi los Fetuccinis de tinta de calamar con carne de conejo, realmente un 10, no es un plato que tiene solo un pedazo chico de la proteína si no que logra mezclar la pasta con finas tiras de carne de conejo que le dan un toque muy rico a cada cucharada. No me quede sin probar los platos de mis amigos, destaco el guiso de mote con zetas trufadas, el asado de tira y el chupe de camarón, jaiba y locos. Todos los platos de buen tamaño para una persona y en la temperatura perfecta.

De postre probé la crème brûlée que si bien siempre mi mejor experiencia ha sido en un recipiente no tan profundo para que el calor del caramelo logre llegar hasta por lo menos 3/4 de la crema, este si lo logro en un formato mas hondo.

Vinos de autor recomendados 100% y el London Mule.

Fue una experiencia muy buena, creo que hay un talento de ofrecer lo clásico de una manera muy novedosa. Volveré de...

Vinimos con altas expectativas porque mi mamá nos contaba maravillas del lugar, llegando pedimos los platos y me negaron pedir la milanesa porque era menú de niños, la atención era un poco dura y desagradable pedimos hablar con el administrador y era nuestro mesero por lo cual no pudimos llegar a ningún acuerdo con la comida, ( no pedí ningún plato yo quería milanesa la leí en el menú y me llamó mucho la atención que mal que no dejen pedirla) luego mi hermano pidió un vino el cual trajo servido desde adentro, no tuvo la experiencia de ver cómo sirven y evaluarlo que es algo que le gusta a él, el asado de tira estaba sin sabor y la plateada poquito seca. Lo mejor fue el puré de choclo que venía con la plateada y sin dudar lo más rico fue las empanadas de carne con cebolla...