Lucky Ducky — Restaurant in Coahuila

Unlucky Ducky debería llamarse este lugar

Dicen que este lugar es “una experiencia”. Sí, una experiencia a medias. Bonito está, eso no se los quito: decoración original, detallitos bien pensados. Pero la experiencia completa se va directo al caño cuando el servicio es tan torpe que mata cualquier encanto.

Desde que llegué supe que algo no cuadraba: ni crucé la puerta y ya tenía un tipo parado justo en el marco bloqueándome el paso con el tacto de un granjero ermitaño. Que si tenía reservación. Ajá, reservación para comer boneless y pizza. Vi un letrero con un QR que decía que para “mejorar mi experiencia” tenía que reservar. Irónico, porque en ese momento empezó a arruinarse todo.

El chico me dejó pasar de mala gana, el lugar estaba vacío, solo otra mesa ocupada, y aun así nos mandaron a la peor mesa: arrinconada y con una mala vista. El lugar es diminuto, así que eso se sintió todavía más absurdo.

El mesero apareció para recitar, sin emoción y con un tonito de dependiente del oxxo fastidiado que leyera la historia del lugar y el menú en QR en la hojita del centro.

El concepto es super hipster para vender fast food disfrazado de experiencia: Pizzas, alitas, boneless. Si hay algo que abunda en Saltillo es este tipo de restaurantes. Los precios: elevados para lo que realmente es. Me dije: ok, igual la pizza lo salva.

Spoiler: nunca lo sabré. El mesero estaba muy ocupado platicando afuera. Ojo aquí: recuerden que solo había 1 mesa además de mi. Nos dejaron ahí, viendo el menú en el celular como si estuviéramos en casa. Pasaron 15 minutos. Nadie se acercó a tomar la orden. Nadie preguntó si queríamos algo de tomar. Nada. Lo peor el lugar tan chiquito que se encontraban solo unos pasos de distancia y aún así la indiferencia era ridícula.

Entonces me dije: ningún patito de hule y ninguna pizza de 365 pesos vale esto. Llegó el momento de la verdad: me levanté y me fui. Así de simple. Ni valía la pena intentar llamar a alguien.

Resumiendo: buena mercadotecnia + decoración bonita + servicio malo + comida promedio + precios altos = lugar para ir una vez y contar la anécdota. Y listo.

Si quieres ir, que sea por la foto. Pero que no te vendan la idea de “experiencia” porque no lo es. La experiencia se sirve con trato, no solo con focos bonitos y paredes...

El lugar es muy bonito para fotos, pero es un lugar que lamentablemente solo te vende la experiencia, en base a nuestra visita íbamos muchas expectativas pues ya habíamos visto que lo recomendaban mucho y se veía cool. Tienen muchísimas áreas de oportunidad en todos los aspectos, para empezar es un lugar mini, volteaba para un lado y ya tenía otra mesa a 30 cm de mi, ellos podían escuchar mi conversación y yo la de ellos, tienen un solo baño para todo el restaurante, la comida para el precio es carísima, porciones pequeñas y la carne sin sabor, se les pasó un poco la porción del blue cheese que hizo que opacara aún más el sabor de la hamburguesa de res, por si fuera poco es nula la atención de los meseros, no se acercan a preguntarte si ocupas algo, tuvimos que hablar nosotros para que nos pudieran tomar la orden, tardaron en traer los alimentos pero la cuenta la llevaron suuuuper rápido, en mi experiencia nos tocó una mesa literal enfrente de la puerta y daba el frío muy feo. Es un lugar al que no volvería la verdad, ni más tiempo después de nuestra comida quisimos quedarnos, solo comimos y nos fuimos, adicionalmente la atención de los meseros no es la mejor, las mesas super pequeñas para poner la comida y amontonarle el pato con el vaso. Cada quien tiene experiencias diferentes pero esto nos tocó vivirlo a nosotros,...

Tenía mucho entusiasmo de conocer este lugar por tanta promoción en redes. Llegue un martes a la 1:45 aproximadamente. El restaurante estaba totalmente solo, quise sentarme en las mesas de la especie de terraza que tienen y no me dejaron sentarme en una mesa de 4 en un tono poco amable. Comprendería estar en hora pico, con el restaurante lleno para negarme una mesa de 4 personas pero no con el restaurante vacío. Eso fue grosero y de inmediato me dio la sensación de que no sería la mejor experiencia. Tardaron más de 30 minutos en servirme la comida y al llegar los panes de las burger estaban fríos :/ la de mi acompañante olía a patas, raro, te dejaba ese sabor en el paladar. Al pedir la cuenta ya habíamos terminado con nuestros alimentos, pero no con nuestras bebidas y se las llevaron a la mitad, sin preguntar si las podían retirar jsjs :( Lo único bueno del lugar son los detalles y la ambientación, el servicio es malo y los alientos de regulares a malos. Mi recomendación es, no vayas. También, aún estamos en temporada de verano como para no prender los aires acondicionados, estábamos sudando con el calor que hacía ahí adentro El precio está excelente, más considerando la zona donde se ubica pero mejor ahórratelo y cómprate...