No sé si esto es una reseña o el capítulo perdido de una saga épica, pero lo que viví el pasado sábado en vuestro restaurante de Écija (Sevilla) merece ser contado.
Nada más entrar, un camarero alto, moreno y barbudo, conocido como Xelu, emergió de entre las mesas como un semidiós de la hospitalidad. Su barba brillaba bajo la tenue luz del local y sus pasos resonaban como tambores de guerra. Me guió hasta la mesa con la solemnidad de quien lleva a un elegido hacia su trono.
Con voz grave me reveló el secreto mejor guardado: las costillas ibéricas black label. Yo, humilde mortal, obedecí sin rechistar. Pedí también una Coca-Cola Zero que me fue servida como si se tratara de elixir celestial.
Mientras devoraba semejante manjar, mi rostro, marcado por la soledad, fue descubierto por aquel héroe del servicio. “¿Estás bien?”, me preguntó con la profundidad de quien interroga al alma. Le confesé que no, que últimamente la vida se me hacía cuesta arriba. Él, con gesto firme, me prometió: “Cuando termine mi turno, hablaremos de la vida.” Y en ese momento supe que no estaba ante un simple camarero, sino ante un oráculo.
Las costillas… ¡oh, las costillas! Jugosas, tiernas, bañadas en un brillo casi sobrenatural. Cada bocado era un viaje al Olimpo. Envalentonado, le ofrecí una patata frita. Él aceptó, pero en un giro dramático, en lugar de morder la patata, mordió mi dedo. Sentí dolor, sí, pero también entendí que era un rito iniciático. Desde entonces, mi dedo es distinto: más sabio, más fuerte. Al acabar su turno, salimos juntos a la noche de Écija. Allí, bajo el cielo estrellado, me habló de la existencia, del tiempo y del amor. Sus palabras atravesaron mi corazón como un relámpago filosófico. No era una simple conversación: era una revelación.
No exagero si digo que entré al Foster Hollywood siendo una persona y salí siendo otra. Gracias a aquel camarero por cambiarme la vida con costillas, Coca-Cola Zero y una mordida en el dedo. Volveré todos los fines de semana a buscar respuestas, y quizás, otro pedazo de eternidad entre...
Read moreTrato pésimo , cada vez peor. Llegamos sobre las 15, nada más llegar nos dijeron acerca de 5/6 platos que no tenían, pan que no tenían , salsas que no tenían … (todo esto sin pedir, ya nos estaban avisando de antes que faltaban un montón de cosas), aun así nos quedamos porque ya nos daba vergüenza irnos, la verdad . Pedimos los menús de los niños y nuestros platos. Nada más llegar la comida , SIN NI SIQUIERA HABERLA PROBADO, vino otra vez el camarero para que le pidiésemos los postres , nuestras caras un poema, pero otra vez por vergüenza , pedimos los postres de los niños (especificándole que hasta que no acabasen de comer, que no habían empezado porque acababa de llegar la comida , no lo trajeran ). La primera vez que veo que solo llegar los platos ya nos pregunten los postres, la verdad … cuando terminamos de comer , y poniendo en la web que cierran a las 17, esa hora exacta era las 15:50, le decimos que ya si pueden traer los postres y que le íbamos a pedir una hamburguesa esta vez para llevar, y ya para seguir con el chiste nos dicen que no nos pueden poner nada más porque cierran a las 16. Vale, no decimos nada , ya más que sabiendo que no volveremos jamas , nos traen a las 16:15 los postres , (1 helado y un creppe, que tenían apuntados desde que nos trajeron sin ni siquiera probar los platos … y a las 16:20 , los niños con los postres nos traen sin pedir, la cuenta diciéndonos que terminemos por favor antes de las 16:30 porque a esa hora cierra por completo el restaurante. REPITO: hora de cierre pone a las 17… y por supuesto había más gente , no solo nosotros Resumen, TRATO PÉSIMO AL CLIENTE, normal que haya decaído como lo ha hecho Foster...
Read morePara empezar, tardan un rato en atender y dejarte pasar, ya que estaban todos en la cocina y nadie se asomaba ni había nadie en el comedor (a pesar de haber varias mesas ocupadas). Quien nos atendió no tomó nota del pedido, se le repitió varias veces en vista de ese detalle, y aún así no supo trasladar la nota con el pedido completo. Hemos estado mas dos horas de reloj para que nos sirvan un entrante y una hamburguesa, faltando el otro plato que pedimos, el cual directamente no lo apuntó. Para colmo al ir a cobrarnos, quien nos tomó la nota tuvo el descaro de decir que "igual se nos habia olvidado pedirlo y por eso él no lo puso en el pedido". El entrante llegó como a la media hora de sentarnos pero al menos estaba bueno, la hamburguesa en cambio.... Tardó como una hora y llego helada, super fría tanto la carne, el bacon, el queso.. absolutamente todo lo que habia en el plato. Se nota que llevaba hecho mucho tiempo y no lo sacaron hasta que vieron conveniente hacerlo en vez de al momento. Hubo que pedir un par de veces que trajesen ketchup porque ni las salsas sirvieron.
En el restaurante no olía especialmente bien...
Sinceramente el servicio ha sido pésimo, la atención al cliente deja mucho que desear. Las otras veces que hemos ido atendían mucho más rápido, de forma más amable y tenían el detalle de dar los caramelitos junto a la cuenta.
Ojalá volviera a estar el...
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