La experiencia en el restaurante horrible, porque no se puede disfrutar de ninguna comida cuando el servicio,que es el dueño del restaurante, se encara con el cliente. Y esto que debería ser una raya roja para el propietario que atiende un local no tiene,desde mi punto de vista, ningún respeto por el cliente. Si el restaurante quiere poner unas normas ponga directamente en la puerta: PROHIBIDO NIÑOS y ponga también : AQUÍ MANDO YO Y NO EL CLIENTE. Así evitará que entren los posibles clientes que no estén de acuerdo con sus normas y hará que no se sientan incómodos y sobre todo que no se pueda hacer a lo que venían a su restaurante, disfrutar de la estancia y la comida. La verdad es que nos hizo pasar una comida extremadamente incómoda con subidas de tono y totalmente fuera de lugar de lo que uno puede esperar al ir a un restaurante a comer y no a discutir con la persona que te atiende y que además es el dueño del restaurante . No lo recomiendo para nada muy mala experiencia.Ya siento ponerle esta reseña, creo que así le ayudo a que ni sus posibles clientes ni el dueño y la dueña del restaurante pasen un mal rato como lo pasamos nosotros.

Respondiendo al dueño del restaurante, decir que llevamos perro cuestión que no he incluido en reseña porque el perro no le hizo otra cosa que ladrarle al acercarse a él. El perro no le hizo ABSOLUTAMENTE NADA, porque lo que no hace más que denotar que no cuenta la verdad.

Además todos los que lean esta reseña y todas las anteriores a estas hacen la misma referencia al trato que se dispensa a los clientes que llevan niños, hay ya bastantes comentarios negativos al respecto no creo que sea una casualidad. Con la falta a la verdad no se va a ninguna parte y menos con un negocio cara al público. Lamentable su respuesta.