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Hotel Restaurant Rioja — Restaurant in Benissanó

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Hotel Restaurant Rioja
Description
Nearby attractions
Castell de Benisanó
Plaça del Castell, 2, 46181 Benissanó, Valencia, Spain
Nearby restaurants
Restaurant El Portal
Av. Diputacion, 74, 46181 Benisanó, Valencia, Spain
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Hotel Restaurant Rioja tourism.Hotel Restaurant Rioja hotels.Hotel Restaurant Rioja bed and breakfast. flights to Hotel Restaurant Rioja.Hotel Restaurant Rioja attractions.Hotel Restaurant Rioja restaurants.Hotel Restaurant Rioja travel.Hotel Restaurant Rioja travel guide.Hotel Restaurant Rioja travel blog.Hotel Restaurant Rioja pictures.Hotel Restaurant Rioja photos.Hotel Restaurant Rioja travel tips.Hotel Restaurant Rioja maps.Hotel Restaurant Rioja things to do.
Hotel Restaurant Rioja things to do, attractions, restaurants, events info and trip planning
Hotel Restaurant Rioja
SpainValencian CommunityBenissanóHotel Restaurant Rioja

Basic Info

Hotel Restaurant Rioja

Carrer Verge del Fonament, 37, 46181 Benissanó, Valencia, Spain
4.1(515)
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spot

Ratings & Description

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attractions: Castell de Benisanó, restaurants: Restaurant El Portal
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+34 962 79 21 58
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hotel-rioja.es

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4.1

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Eduardo LagunaEduardo Laguna
Como gastrónomo que soy, me duele mucho tener que escribir una reseña como esta. Prefiero hacer una crítica positiva que una valoración negativa de un restaurante. No busco el fallo con microscopio, sino que ensalzo las virtudes que encuentro, sin mucho esfuerzo. Pero, en este caso, no puedo obviar el mal trato recibido ayer en El Restaurante Rioja. Un Restaurante que yo he recomendado con entusiasmo hasta ahora y al que voy a tardar mucho en volver. Me han quedado muy pocas ganas. Está visto que cada vez es más complicado comer bien, por mucho cuidado que se ponga en la selección de los restaurantes. Una auténtica pena. Para empezar, diré que el servicio no fue el de otras ocasiones, acogedor y amable. Fue más bien indiferente y hasta seco. No soy capaz de entender cómo en los restaurantes no te atienden siempre con simpatía, con agrado, con amabilidad sincera. ¿Cómo es posible que le hagan a uno sentir que molesta? Aparte de seco, fue lento, muy lento. Los que solo disponemos de los fines de semana o festivos para poder salir a comer fuera de casa, padecemos los efectos de la masificación. ¿Por qué? ¿Acaso pagamos menos de lo que paga un cliente que va a comer un martes o un miércoles? ¿Entonces? Si no pueden atenderlos bien, no hagan tantos servicios. Adecúen los comensales a las posibilidades de la cocina y de los camareros disponibles. El colmo ya es el de esos restaurantes que han optado por hacer dos turnos por comida, que no es el caso. No voy a ninguno de ellos. ¿Qué es eso de sentarse a comer a la 1:30 o a las 3:30? ¡De eso nada! Servicio seco, lento y poco profesional. Pedí un vino de Requena-Utiel, nada del Valle del Cachapoal y la camarera me puso una cara de extrañeza supina. Se lo tuve que repetir pausadamente y se fue a buscarlo a la Bodega, con muy poca fe. Como no lo traía, hubo que reclamarlo. Las entradas vinieron con cuentagotas y, desde mi punto de vista, desordenadamente, sin mucho criterio. Pero tengo que decir que fueron correctas. Lo peor fue el arroz. Había ido otras veces y había comido unas paellas excelentes, de ahí mi entusiasmo por el Rioja, pero en este caso, el arroz de senyoret que habíamos encargado, era un auténtico empastre. Estaba muy pasado de cocción. No era ese arroz entero y suelto que a mí tanto me gusta. Todo lo contrario. Igual que me gusta alabar y felicitar al cocinero cuando como bien, en justa correspondencia, me quejo cuando me dan mal de comer. Transmití, con energía y contundencia muy justificadas, mi disgusto y no recibí ni la más mínima disculpa. Ese arroz no era de recibo, nunca lo tendrían que haber servido, pero, dada su osadía, una vez recibida la queja, deberían de habernos dado alguna satisfacción. Lo único que sí se atrevió a comentar la camarera es que había recibido las quejas de otras mesas, que se habían quejado del arroz. Sin ir más lejos, coincidí en el restaurante con un buen amigo y magnífico gourmet. Lo llamé por la tarde, para comentar sus impresiones de la comida y me dijo que le habían servido el arroz frío. Pecado capital. Creo que Miguel tampoco va a volver por el Rioja en muuucho tiempo. Además, se me quejó del precio desorbitado de la factura. Para mayor inri, la clavada que nos pegaron, si se me permite la expresión, fue antológica. 337,50 €, para una mesa de cinco comensales. Dato que se agrava, teniendo en cuenta que uno de los comensales era un niño de 6 años. Salimos a 67,50 €, entre 5 y a 84,38 €, entre 4. El niño no probó las entradas ni, por supuesto, el vino. No pedimos gambas, ni un Vega Sicilia. Alcachofas rellenas, Coca de sardina, Chipirones, 2 anchoitas, 1 tomate raf y el vino era un Bobos, de Hispano Suizas (41 €). Ni comiendo bien hubiera justificado el importe de la factura. Pero es que la paella era infame y más aún a 28 € la ración. Conclusión: Si el cocinero y propietario del local está de bolos o de turismo por Japón (a lo que tiene todo el derecho) y no hay un suplente que lo pueda sustituir con todas las garantías, lo más honesto es cerrar el Restaurante o no hacer arroces en su ausencia.
L fersanL fersan
El pasado domingo decidimos visitar el restaurante Rioja atraídos por su fama en la preparación de paellas. Fuimos un grupo de cinco personas y optamos por disfrutar de una experiencia completa: entrantes, paella y postres. Desde nuestra llegada, el servicio fue excelente. Las camareras estuvieron atentas en todo momento y, cuando les pedíamos recomendaciones, sus sugerencias resultaron ser todo un acierto. Entre los entrantes, destacamos el pan de cristal con foie a la plancha y láminas de jamón de pato, un bocado delicioso. Además, seguimos la sugerencia de la camarera y probamos la alcachofa rellena de pelotas, acompañada de un caldo exquisito que nos encantó. Sin duda, fue uno de los platos más memorables de la velada. La paella, el plato estrella, cumplió con nuestras expectativas. Preparada con ingredientes frescos y naturales, estaba perfectamente elaborada y cargada de sabor. En cuanto a los postres, consideramos que fueron lo más flojo de la comida, aunque no estuvieron mal. Destacamos el helado de limón cremoso, que fue la mejor opción para cerrar la velada. En general, quedamos muy satisfechos con la experiencia y, sin duda, repetiremos. Como punto a mejorar, sugeriríamos trabajar un poco más en la calidad de los vinos y los postres. Sin embargo, la calidad de los platos principales y el trato amable del personal hacen de Rioja un lugar que recomendamos.
Paula MolesPaula Moles
Fuimos a celebrar el día de la madre al Restaurante Rioja de Benisanó, al parecer la cuna de la paella. El local es agradable, lamentablemente pillamos un mal día para el servicio que al parecer estaba bajo mínimos por algún imprevisto y se demoraron bastante en tomar nota, sacar las bebidas, los platos, incluso los postres fueron saliendo de uno en uno. El trato fue bueno, muy amable, nos trajeron una trona y pedimos que nos calentaran la papilla del bebé. De entrantes pedimos el tartar de atún, calamar plancha y el plato típico de la alcachofa rellena. Es algo diferente, buena opción para probar, sobre todo a quien le guste la pelota. La paella estaba muy buena, el arroz en su punto, bien de sal, abundante carne y verdura, lo único es que la sacaron un poco fría. Los postres originales, el mejor la tarta de trufa. Los helados buenos, probamos el de violeta. El postre de 8 texturas de calabaza decepcionó bastante. Si bien el arroz estaba muy bueno, pensamos que el precio por ración a 25€ fue excesivo. En general todo bueno, presentaciones originales, pero raciones más bien pequeñas (excepto el arroz que incluso nos llevamos un tupper) y un poco caro.
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Como gastrónomo que soy, me duele mucho tener que escribir una reseña como esta. Prefiero hacer una crítica positiva que una valoración negativa de un restaurante. No busco el fallo con microscopio, sino que ensalzo las virtudes que encuentro, sin mucho esfuerzo. Pero, en este caso, no puedo obviar el mal trato recibido ayer en El Restaurante Rioja. Un Restaurante que yo he recomendado con entusiasmo hasta ahora y al que voy a tardar mucho en volver. Me han quedado muy pocas ganas. Está visto que cada vez es más complicado comer bien, por mucho cuidado que se ponga en la selección de los restaurantes. Una auténtica pena. Para empezar, diré que el servicio no fue el de otras ocasiones, acogedor y amable. Fue más bien indiferente y hasta seco. No soy capaz de entender cómo en los restaurantes no te atienden siempre con simpatía, con agrado, con amabilidad sincera. ¿Cómo es posible que le hagan a uno sentir que molesta? Aparte de seco, fue lento, muy lento. Los que solo disponemos de los fines de semana o festivos para poder salir a comer fuera de casa, padecemos los efectos de la masificación. ¿Por qué? ¿Acaso pagamos menos de lo que paga un cliente que va a comer un martes o un miércoles? ¿Entonces? Si no pueden atenderlos bien, no hagan tantos servicios. Adecúen los comensales a las posibilidades de la cocina y de los camareros disponibles. El colmo ya es el de esos restaurantes que han optado por hacer dos turnos por comida, que no es el caso. No voy a ninguno de ellos. ¿Qué es eso de sentarse a comer a la 1:30 o a las 3:30? ¡De eso nada! Servicio seco, lento y poco profesional. Pedí un vino de Requena-Utiel, nada del Valle del Cachapoal y la camarera me puso una cara de extrañeza supina. Se lo tuve que repetir pausadamente y se fue a buscarlo a la Bodega, con muy poca fe. Como no lo traía, hubo que reclamarlo. Las entradas vinieron con cuentagotas y, desde mi punto de vista, desordenadamente, sin mucho criterio. Pero tengo que decir que fueron correctas. Lo peor fue el arroz. Había ido otras veces y había comido unas paellas excelentes, de ahí mi entusiasmo por el Rioja, pero en este caso, el arroz de senyoret que habíamos encargado, era un auténtico empastre. Estaba muy pasado de cocción. No era ese arroz entero y suelto que a mí tanto me gusta. Todo lo contrario. Igual que me gusta alabar y felicitar al cocinero cuando como bien, en justa correspondencia, me quejo cuando me dan mal de comer. Transmití, con energía y contundencia muy justificadas, mi disgusto y no recibí ni la más mínima disculpa. Ese arroz no era de recibo, nunca lo tendrían que haber servido, pero, dada su osadía, una vez recibida la queja, deberían de habernos dado alguna satisfacción. Lo único que sí se atrevió a comentar la camarera es que había recibido las quejas de otras mesas, que se habían quejado del arroz. Sin ir más lejos, coincidí en el restaurante con un buen amigo y magnífico gourmet. Lo llamé por la tarde, para comentar sus impresiones de la comida y me dijo que le habían servido el arroz frío. Pecado capital. Creo que Miguel tampoco va a volver por el Rioja en muuucho tiempo. Además, se me quejó del precio desorbitado de la factura. Para mayor inri, la clavada que nos pegaron, si se me permite la expresión, fue antológica. 337,50 €, para una mesa de cinco comensales. Dato que se agrava, teniendo en cuenta que uno de los comensales era un niño de 6 años. Salimos a 67,50 €, entre 5 y a 84,38 €, entre 4. El niño no probó las entradas ni, por supuesto, el vino. No pedimos gambas, ni un Vega Sicilia. Alcachofas rellenas, Coca de sardina, Chipirones, 2 anchoitas, 1 tomate raf y el vino era un Bobos, de Hispano Suizas (41 €). Ni comiendo bien hubiera justificado el importe de la factura. Pero es que la paella era infame y más aún a 28 € la ración. Conclusión: Si el cocinero y propietario del local está de bolos o de turismo por Japón (a lo que tiene todo el derecho) y no hay un suplente que lo pueda sustituir con todas las garantías, lo más honesto es cerrar el Restaurante o no hacer arroces en su ausencia.
Eduardo Laguna

Eduardo Laguna

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El pasado domingo decidimos visitar el restaurante Rioja atraídos por su fama en la preparación de paellas. Fuimos un grupo de cinco personas y optamos por disfrutar de una experiencia completa: entrantes, paella y postres. Desde nuestra llegada, el servicio fue excelente. Las camareras estuvieron atentas en todo momento y, cuando les pedíamos recomendaciones, sus sugerencias resultaron ser todo un acierto. Entre los entrantes, destacamos el pan de cristal con foie a la plancha y láminas de jamón de pato, un bocado delicioso. Además, seguimos la sugerencia de la camarera y probamos la alcachofa rellena de pelotas, acompañada de un caldo exquisito que nos encantó. Sin duda, fue uno de los platos más memorables de la velada. La paella, el plato estrella, cumplió con nuestras expectativas. Preparada con ingredientes frescos y naturales, estaba perfectamente elaborada y cargada de sabor. En cuanto a los postres, consideramos que fueron lo más flojo de la comida, aunque no estuvieron mal. Destacamos el helado de limón cremoso, que fue la mejor opción para cerrar la velada. En general, quedamos muy satisfechos con la experiencia y, sin duda, repetiremos. Como punto a mejorar, sugeriríamos trabajar un poco más en la calidad de los vinos y los postres. Sin embargo, la calidad de los platos principales y el trato amable del personal hacen de Rioja un lugar que recomendamos.
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Fuimos a celebrar el día de la madre al Restaurante Rioja de Benisanó, al parecer la cuna de la paella. El local es agradable, lamentablemente pillamos un mal día para el servicio que al parecer estaba bajo mínimos por algún imprevisto y se demoraron bastante en tomar nota, sacar las bebidas, los platos, incluso los postres fueron saliendo de uno en uno. El trato fue bueno, muy amable, nos trajeron una trona y pedimos que nos calentaran la papilla del bebé. De entrantes pedimos el tartar de atún, calamar plancha y el plato típico de la alcachofa rellena. Es algo diferente, buena opción para probar, sobre todo a quien le guste la pelota. La paella estaba muy buena, el arroz en su punto, bien de sal, abundante carne y verdura, lo único es que la sacaron un poco fría. Los postres originales, el mejor la tarta de trufa. Los helados buenos, probamos el de violeta. El postre de 8 texturas de calabaza decepcionó bastante. Si bien el arroz estaba muy bueno, pensamos que el precio por ración a 25€ fue excesivo. En general todo bueno, presentaciones originales, pero raciones más bien pequeñas (excepto el arroz que incluso nos llevamos un tupper) y un poco caro.
Paula Moles

Paula Moles

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Reviews of Hotel Restaurant Rioja

4.1
(515)
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4.0
1y

Posiblemente uno de los mejores restaurantes de la zona. En un pequeño hotel de Benisanó. Esta reseña es exclusivamente del restaurante.||En cuanto al local, es un local con varios comedores, unos grandes, y otros más recogidos. En esta ocasión cenamos en el comedor que se accede por la puerta lateral. Local donde la calidad rezuma, decoración discreta, destaca el cuadro del fondo, y cobra relevancia especial la cava de vinos, en forma de vitrina perfectamente iluminada, y que da gran entidad al comedor. Existe una mesa central estilo industrial que sirve de auxiliar para el servicio de mesa, con elementos propios de la gastronomía. Iluminación cuidada, y sonoridad adecuada (también es cierto que la ocupación era más o menos del 50%). Fuimos a cenar un viernes lo que explica una afluencia de público media, pero muy razonable, para un local de ese ticket medio.||Mesas excelentemente vestidas, lencería perfecta, al igual que las servilletas, de excelente material. Sillas cómodas. Mesas de tamaño variado. Primer "crash test", solicitamos que nos cambien de mesa dado que nos habían colocado junto a la puerta. Tras una pequeña duda, V reacciona rápida y nos cambia de mesa, aún a pesar de no quedar mesas de 2 libre, y tener que ubicarnos en una mesa de 6. Totalmente razonable, dado que había varias libres, y como vimos a lo largo de la cena no se llenó el local. En cuanto a la vajilla, excelente calidad tanto de copas de diseño peculiar al igual que los vasos, de muy buena calidad, fina y perfecto. Cubertería adecuada, todo perfecto. Platos grabados para el restaurante.||En cuanto a la atención, nos atendió en primer lugar V y luego A. V aporta una atención adecuada, razonable, sin nada que objetar, sin embargo, A, que entró posteriormente en escena, hace florecer la atención, haciendo de la atención un valor para el restaurante. En cuanto a la carta, es muy adecuada, cocina de mercado, lo excepcionalmente destacado es la calidad de las materias primas que luego comentaremos. ||La bodega es absolutamente BRUTAL, de todo, de larga gama de precio, siempre tirando de medio, a alto, hasta caldos sólo aptos para bolsillos extremadamente pudientes. Tal vez en la carta de vinos echaría de menos, algunas opciones para bolsillos menos opulentos, no obstante si vas a un local de ticket medio-alto, pues lo que bebes pues está a la altura de lo que comes. ||Elegimos un cava de la tierra, aprox unos 40E, razonable. Un "pero", la temperatura de servicio inicial era un poco inadecuada, hacía imprescindible cubitera y un rato (más menos a mitad de la cena), el cava alcanzó su temperatura óptima de servicio. La calidad rezuma por todas partes, V. sacó una cubitera nada habitual, estaba atenta en todo momento a la copa vacía.||Entrantes: Ortiguillas de mar, que no habíamos conseguido probar en este local en las últimas visitas. En esta ocasión, sí estaban disponibles. Excepcionales, sabor impresionante, excelentemente elaboradas y servidas. Alcachofa con salsa de boletus y crujiente de panceta. Excepcional, buenísima. Pero hasta los locales mejores tienen sus deslices, en este caso vino con las anchoas... ¿perdona?, un local de esta categoría no puede servir 2 anchoas sin la adecuada textura, si bien el producto era de calidad y se notaba, pero no se puede decir que estuvieran deshidratadas, pero desde luego no era óptimo. Servido con un grisín de indudable calidad, pero no V, no se puede poner esas anchoas. Tienes competidores, con ticket medio 1/3 del de Rioja a apenas 3 kms de vuestra ubicación, que os de sopas con ondas en ese producto. La casa ofrece un crujiente de brandada de bacalao excepcional, a la altura del local, sin lugar a dudas. ||Cena: piscivora, por un lado Atún, de los mejores cortes que hemos probado en mucho tiempo. Sin duda la calidad del producto, y la elaboración son perfectas. El otro pescado era una lubina salvaje, igualmente espectacular en todos los aspectos. El local dispone de un huerto a las afueras de la población, y las verduras que acompañan son de excelente (posiblemente), resultado del huerto, si bien esto lo desconozco. Lo que sí puedo afirmar es que son de gran calidad.||Postre. A. nos recomendó el helado de violetas, y lo cierto es que el sabor era realmente buenísimo, sin embargo, posiblemente hubiera sido más adecuado llamarlo sorbete que helado, desconozco la técnica de elaboración, pero la textura era inadecuada para un helado, propia de una constitución con base más acuosa que cremosa. La arenosidad propia de los cristales de hielo, hace que en boca, si bien el sabor es realmente bueno, tiene ese punto del sorbete, sin la cremosidad que requiere el helado. No suelo pedir helado por lo “tiquismiquis” que soy para ese producto. Pero debo reconocer que el sabor era buenísimo, pero sabor y textura deben ir de la mano, para que el resultado sea redondo. Posiblemente me hubiera quedado más satisfecho, si en lugar de llamarlo “helado” lo hubieran llamado “sorbete de violetas”, y habría estado perfecto.||Terminamos con un licor de hierbas, que la casa nos invitó. La cuenta, unos 75 Euros por comensal, es decir, un ticket medio-alto.||En resumen un local para repetir en función de tu bolsillo. Personal muy educado servicial, destacando A como “top level” en cuanto a atención. Pero como la mejora es siempre posible, no se pueden relajar, cada servicio, cada mesa y cada plato debe ser elaborado como...

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1y

Posiblemente uno de los mejores restaurantes de la zona. En un pequeño hotel de Benisanó. Esta reseña es exclusivamente del restaurante.||En cuanto al local, es un local con varios comedores, unos grandes, y otros más recogidos. En esta ocasión cenamos en el comedor que se accede por la puerta lateral. Local donde la calidad rezuma, decoración discreta, destaca el cuadro del fondo, y cobra relevancia especial la cava de vinos, en forma de vitrina perfectamente iluminada, y que da gran entidad al comedor. Existe una mesa central estilo industrial que sirve de auxiliar para el servicio de mesa, con elementos propios de la gastronomía. Iluminación cuidada, y sonoridad adecuada (también es cierto que la ocupación era más o menos del 50%). Fuimos a cenar un viernes lo que explica una afluencia de público media, pero muy razonable, para un local de ese ticket medio.||Mesas excelentemente vestidas, lencería perfecta, al igual que las servilletas, de excelente material. Sillas cómodas. Mesas de tamaño variado. Primer "crash test", solicitamos que nos cambien de mesa dado que nos habían colocado junto a la puerta. Tras una pequeña duda, V reacciona rápida y nos cambia de mesa, aún a pesar de no quedar mesas de 2 libre, y tener que ubicarnos en una mesa de 6. Totalmente razonable, dado que había varias libres, y como vimos a lo largo de la cena no se llenó el local. En cuanto a la vajilla, excelente calidad tanto de copas de diseño peculiar al igual que los vasos, de muy buena calidad, fina y perfecto. Cubertería adecuada, todo perfecto. Platos grabados para el restaurante.||En cuanto a la atención, nos atendió en primer lugar V y luego A. V aporta una atención adecuada, razonable, sin nada que objetar, sin embargo, A, que entró posteriormente en escena, hace florecer la atención, haciendo de la atención un valor para el restaurante. En cuanto a la carta, es muy adecuada, cocina de mercado, lo excepcionalmente destacado es la calidad de las materias primas que luego comentaremos. ||La bodega es absolutamente BRUTAL, de todo, de larga gama de precio, siempre tirando de medio, a alto, hasta caldos sólo aptos para bolsillos extremadamente pudientes. Tal vez en la carta de vinos echaría de menos, algunas opciones para bolsillos menos opulentos, no obstante si vas a un local de ticket medio-alto, pues lo que bebes pues está a la altura de lo que comes. ||Elegimos un cava de la tierra, aprox unos 40E, razonable. Un "pero", la temperatura de servicio inicial era un poco inadecuada, hacía imprescindible cubitera y un rato (más menos a mitad de la cena), el cava alcanzó su temperatura óptima de servicio. La calidad rezuma por todas partes, V. sacó una cubitera nada habitual, estaba atenta en todo momento a la copa vacía.||Entrantes: Ortiguillas de mar, que no habíamos conseguido probar en este local en las últimas visitas. En esta ocasión, sí estaban disponibles. Excepcionales, sabor impresionante, excelentemente elaboradas y servidas. Alcachofa con salsa de boletus y crujiente de panceta. Excepcional, buenísima. Pero hasta los locales mejores tienen sus deslices, en este caso vino con las anchoas... ¿perdona?, un local de esta categoría no puede servir 2 anchoas sin la adecuada textura, si bien el producto era de calidad y se notaba, pero no se puede decir que estuvieran deshidratadas, pero desde luego no era óptimo. Servido con un grisín de indudable calidad, pero no V, no se puede poner esas anchoas. Tienes competidores, con ticket medio 1/3 del de Rioja a apenas 3 kms de vuestra ubicación, que os de sopas con ondas en ese producto. La casa ofrece un crujiente de brandada de bacalao excepcional, a la altura del local, sin lugar a dudas. ||Cena: piscivora, por un lado Atún, de los mejores cortes que hemos probado en mucho tiempo. Sin duda la calidad del producto, y la elaboración son perfectas. El otro pescado era una lubina salvaje, igualmente espectacular en todos los aspectos. El local dispone de un huerto a las afueras de la población, y las verduras que acompañan son de excelente (posiblemente), resultado del huerto, si bien esto lo desconozco. Lo que sí puedo afirmar es que son de gran calidad.||Postre. A. nos recomendó el helado de violetas, y lo cierto es que el sabor era realmente buenísimo, sin embargo, posiblemente hubiera sido más adecuado llamarlo sorbete que helado, desconozco la técnica de elaboración, pero la textura era inadecuada para un helado, propia de una constitución con base más acuosa que cremosa. La arenosidad propia de los cristales de hielo, hace que en boca, si bien el sabor es realmente bueno, tiene ese punto del sorbete, sin la cremosidad que requiere el helado. No suelo pedir helado por lo “tiquismiquis” que soy para ese producto. Pero debo reconocer que el sabor era buenísimo, pero sabor y textura deben ir de la mano, para que el resultado sea redondo. Posiblemente me hubiera quedado más satisfecho, si en lugar de llamarlo “helado” lo hubieran llamado “sorbete de violetas”, y habría estado perfecto.||Terminamos con un licor de hierbas, que la casa nos invitó. La cuenta, unos 75 Euros por comensal, es decir, un ticket medio-alto.||En resumen un local para repetir en función de tu bolsillo. Personal muy educado servicial, destacando A como “top level” en cuanto a atención. Pero como la mejora es siempre posible, no se pueden relajar, cada servicio, cada mesa y cada plato debe ser elaborado como...

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Como gastrónomo que soy, me duele mucho tener que escribir una reseña como esta. Prefiero hacer una crítica positiva que una valoración negativa de un restaurante. No busco el fallo con microscopio, sino que ensalzo las virtudes que encuentro, sin mucho esfuerzo. Pero, en este caso, no puedo obviar el mal trato recibido ayer en El Restaurante Rioja. Un Restaurante que yo he recomendado con entusiasmo hasta ahora y al que voy a tardar mucho en volver. Me han quedado muy pocas ganas.

Está visto que cada vez es más complicado comer bien, por mucho cuidado que se ponga en la selección de los restaurantes. Una auténtica pena.

Para empezar, diré que el servicio no fue el de otras ocasiones, acogedor y amable. Fue más bien indiferente y hasta seco. No soy capaz de entender cómo en los restaurantes no te atienden siempre con simpatía, con agrado, con amabilidad sincera. ¿Cómo es posible que le hagan a uno sentir que molesta?

Aparte de seco, fue lento, muy lento. Los que solo disponemos de los fines de semana o festivos para poder salir a comer fuera de casa, padecemos los efectos de la masificación. ¿Por qué? ¿Acaso pagamos menos de lo que paga un cliente que va a comer un martes o un miércoles? ¿Entonces? Si no pueden atenderlos bien, no hagan tantos servicios. Adecúen los comensales a las posibilidades de la cocina y de los camareros disponibles. El colmo ya es el de esos restaurantes que han optado por hacer dos turnos por comida, que no es el caso. No voy a ninguno de ellos. ¿Qué es eso de sentarse a comer a la 1:30 o a las 3:30? ¡De eso nada!

Servicio seco, lento y poco profesional. Pedí un vino de Requena-Utiel, nada del Valle del Cachapoal y la camarera me puso una cara de extrañeza supina. Se lo tuve que repetir pausadamente y se fue a buscarlo a la Bodega, con muy poca fe. Como no lo traía, hubo que reclamarlo.

Las entradas vinieron con cuentagotas y, desde mi punto de vista, desordenadamente, sin mucho criterio. Pero tengo que decir que fueron correctas.

Lo peor fue el arroz. Había ido otras veces y había comido unas paellas excelentes, de ahí mi entusiasmo por el Rioja, pero en este caso, el arroz de senyoret que habíamos encargado, era un auténtico empastre. Estaba muy pasado de cocción. No era ese arroz entero y suelto que a mí tanto me gusta. Todo lo contrario.

Igual que me gusta alabar y felicitar al cocinero cuando como bien, en justa correspondencia, me quejo cuando me dan mal de comer. Transmití, con energía y contundencia muy justificadas, mi disgusto y no recibí ni la más mínima disculpa. Ese arroz no era de recibo, nunca lo tendrían que haber servido, pero, dada su osadía, una vez recibida la queja, deberían de habernos dado alguna satisfacción.

Lo único que sí se atrevió a comentar la camarera es que había recibido las quejas de otras mesas, que se habían quejado del arroz. Sin ir más lejos, coincidí en el restaurante con un buen amigo y magnífico gourmet. Lo llamé por la tarde, para comentar sus impresiones de la comida y me dijo que le habían servido el arroz frío. Pecado capital. Creo que Miguel tampoco va a volver por el Rioja en muuucho tiempo. Además, se me quejó del precio desorbitado de la factura.

Para mayor inri, la clavada que nos pegaron, si se me permite la expresión, fue antológica. 337,50 €, para una mesa de cinco comensales. Dato que se agrava, teniendo en cuenta que uno de los comensales era un niño de 6 años. Salimos a 67,50 €, entre 5 y a 84,38 €, entre 4. El niño no probó las entradas ni, por supuesto, el vino.

No pedimos gambas, ni un Vega Sicilia. Alcachofas rellenas, Coca de sardina, Chipirones, 2 anchoitas, 1 tomate raf y el vino era un Bobos, de Hispano Suizas (41 €).

Ni comiendo bien hubiera justificado el importe de la factura. Pero es que la paella era infame y más aún a 28 € la ración.

Conclusión: Si el cocinero y propietario del local está de bolos o de turismo por Japón (a lo que tiene todo el derecho) y no hay un suplente que lo pueda sustituir con todas las garantías, lo más honesto es cerrar el Restaurante o no hacer arroces en...

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