El local se encuentra en un lugar perdido en medio del campo, fuera de cualquier núcleo de población, por lo que para ir hay que conocerlo y desplazarse hasta allí por tus propios medios —no hay transporte público de ningún tipo— y sólo para comer pues no hay nada por los alrededores.
Tan pronto bajas del coche y en pleno campo te golpea un olor a cocina rancia que inunda los alrededores y que en el interior del local se agudiza.
Hay dos camareros, reza para que NO te toque el más joven de ellos porque su trato digamos que no es muy correcto por no profundizar más en la definición.
La lentitud en la atención parece ser una de las características de la casa y puede ser achacable a falta de personal.
La carta, mal presentada en una hoja normal y corriente de papel con correcciones a mano, es un puro trámite ya que lo normal es que se den situaciones como la que describo a continuación:
—Salpicón no nos queda. —Bueno pues traiganos calamares —Verá, es que calamares tampoco nos quedan. —Entonces díganos qué es lo que podemos pedir y no perdamos el tiempo. Alguien del grupo pide bacalao. —Ya, el bacalao sí figura en la carta pero no tiene puesto el precio porque tampoco hay. —Vamos, vamos, díganos que hay que ya llevamos mucho tiempo esperando.
Y RESPUESTA GENIAL:
—¡La culpa la tienen ustedes! Vienen a comer muy tarde y pìden los platos estrella que ya están agotados. ¡Para comer esas cosas hay que venir a primera hora, antes de que se acaben!
NOTA: La mesa, para diez personas, estaba reservada para las 14:30 horas de un domingo que, en este país, no es precisamente muy tarde sino una hora normal para comer fuera.
No entro en más detalles de cómo este camarero, el más joven de los dos, insistió en responsabilizarnos a nosotros de las carencias del restaurante pero baste saber que lo hizo.
Esto podría ser disculpable, a cualquier local puede pasarle un día; pero ya llovía sobre mojado pues poco tiempo antes, en una comida para cinco personas también reservada para la misma hora ya nos había ocurrido algo similar y con idénticas excusas.
Así que ya sabe, en este restaurante se come lo que le quieran dar y no lo que usted pida dentro de la carta que ofrecen y, además, si no come usted lo que desea es únicamente por su culpa. ¡A quién se le ocurre pedir los platos estrella a esas horas tan...
Read moreSi eres de los que babea por un buen arroz o te pirras por el pescado, Novo Varela, en Bergondo, es tu sitio. Lo hemos visitado un par de veces y cada vez salimos más felices que niños con juguete nuevo. ¡De verdad, brutal!
Una vez, nos lanzamos a probar el arroz caldoso por recomendación de la dueña (que, por cierto, es majísima y tiene un ojo para la comida que flipas). ¡Y vaya si acertamos! El arroz estaba espectacular. Otra vez, nos dejamos tentar por la caldeirada de pescados y… ¿qué te digo? Pura gloria marina.
Pero espera, que aquí no acaba la cosa. En una de nuestras visitas coincidió con el cumple de uno del grupo, y la dueña, en plan hada madrina, nos sorprendió con un entrante de pez espada para compartir. Estaba de escándalo y, claro, nos terminó de conquistar. Por si fuera poco, la ensaladilla y las zamburiñas… ¡para chuparse los dedos y repetir!
En resumen, Novo Varela es el combo perfecto: comida alucinante y trato de diez. Si aún no lo conoces, ¿a qué estás esperando? Nosotros ya estamos buscando excusas para volver y seguir descubriendo su carta. ¡No...
Read moreTodo comenzó con muy buenas expectativas. Buen trato y lugar agradable. Nos traen la carta y para ser un restaurante de calidad, un folio suelto con tachones y sucio. Realizamos el pedido de la comida, buenos precios, ahora falta la calidad. Traen las cigalas, espectaculares. Buenísima calidad. A partir de este momento, empieza a entrar gente, bullicio, falta de atención, se encuentran desbordados. 40 minutos para los segundos. Ojo, cuando entramos estábamos solos. 40 minutos. Terminamos, y pedimos que nos recogiesen la mesa, contestación, tienen que esperar hasta que hayamos servido a todas las demás mesas que están esperando la comida. 30 minutos después, nos fuimos con la mesa sin recoger y sin probar postre ni tomas cafe. Sin duda un lugar al que no regresar. Una pena. No publico el resto de fotografías ya que no...
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