Simplemente infame. Nefasta experiencia. No acabo de entender cómo este lugar tiene 4,3 estrellas. Reservamos. Nos dicen “intentaremos guardaros la mesa, pero puede que no podamos”. Vale, pero eso eso no es reservar. Llegamos. Hay una mesa montada para dos, pero la camarera no parece tener ni idea de qué le hablamos cuando le decíamos que teníamos una reserva. No nos sienta. Cada vez que pasa ni me mira cuando le intento preguntar si se acuerda que le he dicho que tenemos una reserva. Nos tiene 15 minutos de pie sin ni siquiera dirigirnos la mirada. Al final nos sienta en la mesa que estaba montada desde el principio. Increíble, pero cierto. No pide perdón. Parece casi un vacile. Se lo comento. Ahora sí pide un perdón con claro desdén. Le ha importado entre 0 y nada. Pedimos. Fácil. Una ensalada y dos entrecots, uno al punto y otro poco hecho. No porque nos pongamos exquisitos, sino porque nos lo preguntan. Una hora (literal de reloj) más tarde llegan los dos al mismo punto: el de zapatilla. ¿Para qué preguntas si luego no lo vas a tener en cuenta? No reclamé por miedo a tener que esperar otra hora y por sentirme fatal si tirasen la comida por pasada que esté. Nos lo comimos sin quejarnos. La comida no se tira ni se desprecia. Lo despreciable sí que es el trato de este lugar. La reserva era a las 13:00. Salimos pasadas las 15:00. Todas las mesas de nuestro alrededor no daban crédito a la falta de atención y a la lentitud. No éramos ni muchos menos los únicos. Ellos también acababan autosirviéndose yendo a la barra o poniéndose los manteles. La segunda bebida, como no llegaba nunca, acabé teniendo que ir yo sediento a la barra. Cuando llego me encuentro a un grupo del pueblo rompiendo vasos porque eran fiestas. El que parece el encargado tomándoselo a cachondeo gritando “viva el santo del pueblo” con aparentes síntomas de embriaguez, mientras muchas de sus mesas están sin comer o esperando a ser atendidas. Postres. No quedan caseros. Nos avisan que son de pastelería. Agradecemos el aviso. Los pedimos igualmente. Pero eso significa que están hechos ya. Estuvimos sin embargo unos 15 min esperándolos. ¡Increíble! No acabo de entenderlo.
Resumen final. Lugar digno del programa de TV “Pesadilla en la cocina”. Vivimos escenas copiadas de...
Read moreThis restaurant was packed when we arrived and had to wait a while to get a table but it was totally worth it. The bartender is very fast and works well with the staff to get drinks out quickly. While we waited, we got some free tapas of jamón serrano so of course we had no problem waiting. The food portions were large and were all delicious! We had different cuts of meat and squid, it was all really good. For dessert we had the cheesecake and chocolate cake. The cheesecake was the only thing that we didn’t like, it was bland and very heavy so I wouldn’t recommend. Overall, great experience and very unexpected for a restaurant on the side...
Read moreLamentable. Entramos a las 13h. Salimos a las 16:30 Después de una hora de espera, nos sirvieron a dos de los comensales primer y segundo de golpe. El resto de comensales esperando… Fueron llegando los platos en cuentagotas. Los camareros muy jóvenes y poco oficio. Nos sentimos abandonados. Mas espera. Pasaban los camareros, miraban la mesa y ninguno se acercaba ni a retirar los platos ni a preguntar por los postres. Les pedimos por favor que nos tomaran nota de los postres y de paso ya de los cafés…. Más espera… al cabo de media hora larga se nos presentan con los cafés. “Y los postres”? Preguntamos… ahora los traigo, nos dijo el camarero… solo tengo dos brazos, nos espetó, ofendido… No pudimos más… Nos levantamos para ir a pagar. Aún nos tuvimos que escuchar que éramos unos mal educados por parte del mismo camarero. Desapareció, y supimos que estaba llorando en la cocina. Mi madre fue a hablar con él. (Intuímos estrés y presión) Después de pagar el propietario nos regaló una botella de vino para apaciguar la situación. Caballero: gracias por el detalle de la botella de vino, pero ya le comenté que aquí hay un problema de organización de equipo. No puede ser que entren primeros y segundos platos de golpe. No puede ser que aparezcan nuevos comensales y por amistad, colegueo o lo que usted considere, les sirvan antes que a otras mesas. No puede ser que los/las camareras se paseen a ves quién retira “esa mesa de 10”. Un restaurante no funciona así. Lamento profundamente que su equipo trabaje de esta manera. Seguro que me entiende cuando le digo que es su responsabilidad que el negocio funcione. Y un negocio no funciona si no tiene un equipo potente, motivado y con ganas de...
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