SAAM Club De Mar — Restaurant in Chipiona

You will need to make reservations as this is part of a seaside vacation space. Come early and have a cocktail in the outdoor lounge area under the trees before your meal. The main restaurant feels a bit Polynesian with round tables in an open, wall-less eating area with beautiful natural wood floors and a raised ceiling. The service could be better as the wait-staff seem spread too thin at times. The food is very tasty and includes a child's menu. The only downside is the acoustics - it gets VERY loud in the dining area (my alarm - warning for a potential hearing loss environment was triggered when the eating area was full!) Because it is outdoors, having a bit of mosquito spray handy is a good idea at dusk. If you are not particularly charmed by children, come early. Their little voices carry a pitch that gets amplified under...

Pasamos el día en Saam y fue un día fabuloso. No le doy 5 estrellas porque tuvimos problemas con las reservas. Íbamos casi 20 personas, y como no queríamos quedarnos sin reserva la hicimos con casi 3 semanas de antelación, nuestra sorpresa fue cuando llegamos y no aparecían las reservas. La mujer de la entrada fue bastante grosera y con malas maneras. (alomejor tenia un mal día) Al final nos busco un reservado concretando con ella la reserva del almuerzo para adultos, adolescentes y niños, cada grupo por separados. Todo bien hasta la llegada del almuerzo que fuimos a la zona de los niños y tampoco estaba la reserva, menos mal que había sitio y nos proporcionaron las mesas de niños en la zona de juegos y la de los adolescentes fuera. A destacar la atención de la chica del servicio de mesas que fue encantadora, no se su nombre pero le agradezco su desparpajo y buen rollo. Cuando fuimos a sentarnos nos encontramos con que nos han reservado dos mesas separadas, el encargado nos ofrece las opciones de; las dos mesas, o que nos apilaramos en una, o esperar a las 16:00h hasta se quede una mesa larga libre. Al final nos apilamos los 8 en una mesa de 6, que bueno no estuvo mal, pero son las formas en las que nos trataron las que no nos gustaron. Una pena que por dos personas nos fastidiaran un poco la experiencia. Tengo que destacar con un 10 al servicio que nos ofrecieron Fernanda y Juan que estuvieron los dos inmejorables, nos hicieron la comida súper agradable, nos hicieron reír, nos aconsejaron, y nos trataron, ya dijo de 10, la verdad que personas como ellos hacen la fama de un negocio. El sitio precioso eso es indiscutible. El arroz era para 3 edts bueno pero se queda bastante corto. El de Ibérico mucho mejor que el de marisco. El lomo bajo muy bueno y el paté de atún muy rico, la...

La ubicación es maravillosa, y está todo muy bien cuidado. Da gusto estar allí porque la comida está bien y el ambiente es estupendo.

No obstante, tienen detalles importantes a mejorar que hacen que la experiencia no sea tan agradable como debería:

El servicio es pésimo. Los camareros están muy mal organizados, caminan indolentes y ni siquiera se preocupan por las demandas de los clientes. No solo nos pasó ayer. El año pasado fuimos a cenar y la sensación fue la misma. No había forma de que un camarero viniera a tomarnos la comanda. Los 4-5 que pasaron por delante se limitaron a espetar un "Ahora mando a mi compañero" (que, por supuesto, nunca vino) o un "Un momento" (sin que a día de hoy sepamos si ese momento ha transcurrido). Por supuesto, ningún camarero levantaba la cabeza para vernos, mientras nosotros permanecíamos con la mano arriba llamándolos. Tuvimos que, literalmente, levantarnos de la mesa agarrar a un camarero del brazo y decirle que viniera a nuestra mesa a tomarnos nota. Y no solo nos pasó a nosotros, a la mesa de al lado le ocurrió exactamente lo mismo. Otro ejemplo: una sombrilla salió volando y cayó encima de una clienta y su hijo. Los comensales circundantes se levantaron alarmados para atender a la clienta y u hijo y ver si estaban bien, porque podía haber ocurrido una desgracia. Los camareros, a lo lejos mirando. A los 30 segundos, dos de ellos estimaron que ya podían acercarse y se limitaron a poner en pie la sombrilla, pero sin mayores miramientos. Nada de atender a la clienta sobre la que había caído la sombrilla. Con la cuenta, más de lo mismo. Dan ganas de levantarse e irse sin pagar, porque no hay forma de que te la traigan. Parece que les estás haciendo un favor.

Otra cosa: el baño de...