Si sois adivinos podéis pasaros tranquilamente por el local. Entramos, pedimos pinchos y bebida, nos sentamos en la mesa porque en el aire que yo sepa no se puede uno sentar. Quisimos pedir para comer y la señora exaltada, hablándonos mal y con despotismo nos dijo que cómo íbamos sin reserva, y con toda la chulería del mundo echándonos la bronca y la culpa cuando en ningún lugar ponía que había que pedir reserva para comer. Si no sois gente del lugar desde luego os llevaréis la misma impresión que nosotros hoy, porque a lo mejor los de Durango sí saben que hay que pedir reserva, pero nosotros no y se nos trató de esa forma, incluso después de haber preguntado si se podía comer, en ningún momento dimos por hecho que ella vendría a servirnos comida. Decidimos irnos porque ha sido horroroso el trato por parte de la camarera, no volveremos.