El Espino — Restaurant in El Espinar

Tras una muy buena caminata por los montes alrededor de San Rafael-El Espinar, terminamos comiendo en este restaurante, en el centro del Espinar. Espacio relativamente pequeño y un poco ruidoso (mejoraría si se colocaran paneles de insonorización en techo y paredes). Sin embargo, pronto se olvida ese pequeño inconveniente al primer contacto con las personas (creo que todas mujeres) que atienden y dirigen el local. Trato agradable, simpático y profesional. Un servicio exquisito y un tiempo de respuesta perfecto. la carta es amplia y los precios son muy aceptables. nada más sentarnos pedimos una jarra de agua (en la sierra de Madrid es casi un sacrilegio pedir agua embotellada). En menos de un minuto teníamos copas, una gran jarra y hielo. El test de la jarra de agua es una prueba bastante buena para ver hasta donde se puede recomendar un restaurante. Además de la rapidez y excelencia del servicio, la comida estaba toda exquisita y servida en abundancia. Muy buena idea la de ofrecer la posibilidad de medias raciones, para no llenarse y poder probar una mayor variedad de platos. A destacar unas migas de pastor muy bien guisadas y unos palitos de verduras con salsa de mostaza y miel, crujientes y sabrosos, a la par de delicados. En suma una experiencia verdaderamente recomendable. Hay que llamar para reservar porque suele...

Un pequeño restaurante muy acogedor, donde se recomienda reservar y te atienden estupendamente. La dueña te cuenta sus recetas y las historias que acompañan a sus platos con una gracia y amabilidad que te hacen querer volver al día siguiente. De primero probamos los lomos de sardinas ahumadas con patatas salteadas, las alcachofas confitadas a la plancha con salsa romesco y la cazuelita de berenjena gratinada. Todo estaba increíble pero lo que más me gustó fue la berenjena gratinada. Después compartimos dos segundos: el pez espada con escabeche clásico con cítricos, los muslitos de codorniz con salsa de chile dulce y las albóndigas de ternera de toda la vida. De las tres cosas, la salsa de las albóndigas y el escabeche clásico, que es receta de la familia de la dueña, con el añadido del cítrico que es maravilloso nos parecieron las...

Elegancia, buen hacer y simpatía son tres palabras que, entre otras, hacen justicia al proyecto de restauración de Isabel Codina.

Es una cocina respetuosa con la tradición, de mercado y con arraigo a su localización, pero con ese toque de ligereza y frescura que le aporta su originalidad, sin caer en lo extravagante por atrevido. Esto unido a un personal cariñoso, atento y comprometido con la atención consigue que las horas pasen como minutos, sintiéndote como en casa.

Es mi restaurante de referencia en esta comarca y la opción que recomiendo para quien quiere probar buena comida castellana desde un plano actualizado pero con esa esencia “remake” que te mantiene en lo actual sin perder el aroma de los orígenes.

Importante reservar… el local es pequeñito y se ocupa rápidamente, aunque esto también forma parte...