Restaurant Casa Asmundo — Restaurant in la Ràpita

¡¡¡¡¡UN TRATO PÉSIMO!!!!!

Lo siento mucho pero, a pesar de que todo estaba bueno, he de dar 1 estrella. Las cosas estaban ricas y gustosas, sí, pero vamos como en cualquier otro restaurante de la zona. Precio bien, normal, como el resto. Cantidad, para lo que vale, escasa. El motivo por el que doy tan mala puntuación es el siguiente: ATENCIÓN PÉSIMA. Aclaro que de los 3 camareros que había (una mujer y dos hombres), dos eran jóvenes y el otro un señor mayor (de 60 como poco). Es este último el que nos atendió (salvo para la bebida y la cuenta que fue el chico joven) y no pudo ser más desagradable. Nos habló con chulería y descaro, nos cantó la carta rápido, flojo y con desgana. El joven (que creo que era su hijo) todo lo contrario. Un encanto. Pero el señor mayor es bastante borde y maleducado. Es más, pedimos alioli y no nos quiso dar. Una cosa es que te aconseje que la comas sin alioli, y otra que te obligue. Cada uno se come las cosas como le da la gana, que para eso pago. La verdad es que si a eso juntamos que el sitio es bastante cutre y que había demasiada gente y muy pegados (ejem, covid), fatal. No pienso volver ni recomendarlo a nadie. Al contrario. Hay personas que se creen que pueden tratar a sus comensales como les da la gana y sin consecuencias. Pues NO. Por mi parte dejaré bien claro lo que hay. Y mira ya que estamos diré que con la misma calidad está el restaurante Las Palmeras. Por menú de 18€ o 23€ comes hasta reventar y la misma calidad. Y el trato bien (salvo un impresentable que había hace tiempo que solo te hablaba catalán y se negaba a hablarte en español aunque no le entendieras, pero eso ya es...

Casa Asmundo formaria part dels establiments que podríem catalogar de molt cars. Nou fou una experiència per tornar-hi. D’entrada sembla que per una banda hi ha el propietari, i per l’altra la resta (aquesta és la sensació). Ho dic perquè mereixen opinions lleugerament diferents. Només arribar a la taula ens vàrem sentir molt ben atesos. De seguida ens van demanar pel beure i ens el van portar, així com també el pa (res de l’altre món, per cert). Al cap de bona estona (suficient per eclipsar la bona primera impressió), ens va venir el que entenem propietari de local. Ens va venir a cantar el plats. No t’expliquen si es tracte de menú, de carta... i llavors tampoc et canta els preus, de manera que vas completament a cegues i al final, la sorpresa és majúscula. Certament, i per ser honestos, la carta la tenen penjada a fora, i crec que online (de manera que pots consultar els preus). També vàrem veure que en altres taules que atenia altre personal, sí que se’ls oferia la carta físicament. Nosaltres ens va descol·locar tant, que no vàrem tenir temps de reaccionar i vàrem demanar. Font de xipirons, font de 8, vuit, llagostins (per cert, massa fets pel nostre gust), una paella marinera, més aviat de senyoret sense gaire gust i crua, pa, aigua, copa de vi i uns únics postres, 111 euros. Penso que desproporcionat. Dit això, el local estava ple. De manera que per la gent autòctona és un referent perquè ens va semblar que hi tenien gent força fidelitzada. No sabem si és que hi va molta gent adinerada, o conformista. Naturalment, al ser a la Ràpita de pas, tota aquesta informació no la sabíem i ens hauria...

En honor a la verdad he de reconocer que he ido varias veces a comer a este sitio, es un restaurante ambientado con un toque antiguo ya que lleva muchísimos años abierto y por lo visto no lo han querido reformar para conservar ese ambiente concreto. Comer, se come muy bien, como en gran parte de la zona de alrededor dónde está ubicado este restaurante, pero si hoy he querido dejar una reseña es porque a nivel de atención conmigo se portaron muy mal y desde luego de ser un restaurante que cada vez que he ido a Barcelona o bien a la ida o a la vuelta he querido pasar a comer, ya no volveré nunca más. Nos sirvieron unos entrantes que estaban muy buenos, pero llegó el momento de la paella, que por lo general cuando la hemos comido allí la verdad es que ha estado muy buena, pero ese día no estaba muy allá, no estaba bueno algo había pasado entre fogones, llamé al camarero le dije que la probase y la probo y le pareció estupenda, cuando subo a Sant Carles lo hago desde Valencia y por costumbre suelo comer paellas todos los fines de semana, sé cuando una paella está buena o como el caso de esta no se podía comer, les dije que quería otra y me hicieron otra el problema vino a la hora de pagar que me cobraron las dos, yo las pague con tal de no tener follón, pero el trato que tuvieron es de lo peor que yo he sentido en un restaurante, un pelín de soberbia de menos con la gente que a lo mejor no sea del pueblo no estaría de más, porque viendo como me trataron me sentía así y así es lo que percibí. La comida de 10, el trato humano de 0, hay más restaurantes...