Es un Museo Nacional de España adscrito al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, es de gestión exclusiva de la Dirección General de Bellas Artes y Patrimonio Cultural.
HistoriaEditar
Exposición del Traje Regional e HistóricoEditar
Instalación de la provincia de Jaén. Exposición del Traje Regional e Histórico
A iniciativa de Trinidad von Scholtz Hermensdorff, en 1925 se celebró en Madrid la Exposición del Traje Regional e Histórico. Su organización corrió a cargo de un comité del cual formaban parte intelectuales y nobles de la época. Su director técnico fue Luis de Hoyos Sainz y para su ambientación se contó con el trabajo de varios artistas como Daniel Vázquez Díaz, Mariano Benlliure, Fernando Álvarez de Sotomayor, José Planes, Manuel Benedito y Mariano Fortuny y Madrazo.[1]
La sede fue el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, del cual la exposición ocupó un patio y tres salones.[2] Gracias al trabajo de los distintos comités provinciales y a donaciones particulares, se reunió una colección de 348 trajes regionales y de época, 3914 prendas, 668 fotografías y 237 acuarelas.[1] El objetivo era dar a conocer, en un momento en el que el turismo era cada vez más popular, el patrimonio cultural español, en este caso el traje regional y la indumentaria histórica de las distintas regiones.[3]
Museo del Traje Regional e HistóricoEditar
Una vez finalizada la exposición, los materiales recibidos en donación se trasladaron al palacio de exposiciones situado en los Altos del Hipódromo, donde actualmente se encuentra el Museo Nacional de Ciencias Naturales. En marzo de 1927 se creó la Junta del Patronato del Museo del Traje Regional e Histórico, que debía hacerse cargo de los fondos y crear el museo; para la dirección de este se nombró una comisión en la que aparecen Mateo Silvela como director y personajes como el Duque de Parcent, Ricardo Ortueta, Joaquín Ezquerra del Bayo, Francisco Llorens e Ignacio Pinazo.[4]
En 1928 tuvo que abandonar el Hipódromo, instalándose en el antiguo Hospicio, donde también se ubicaba el Museo Municipal de Madrid, y en 1930 se trasladó al Palacio del Marqués de Grimaldi, que había sido sede de la Biblioteca Nacional y de varios ministerios.[5] En 1932 se reorganizó, con la Duquesa de Parcent como presidenta de la Junta del Patronato y como vocales Carmen Baroja de Caro, Luis Navia-Osorio y Castropol y Luis de Hoyos Sainz, entre otros. Finalmente, en 1934, se fusionó con el Museo del Encaje y el Museo de Arte Popular para conformar el nuevo Museo del Pueblo Español.[6]
Museo del Pueblo EspañolEditar
Exposición permanente, cuando el Museo del Pueblo Español estaba instalado en el Palacio de Godoy
En 1934 fue creado, por Decreto de 26 de julio, el Museo del Pueblo Español a iniciativa de Luis de Hoyos Sainz, quien ya mostraba interés en su creación desde 1914.[7] Al inicio, sus fondos eran los procedentes del Museo del Traje Regional e Histórico, las colecciones y documentos del Seminario de Etnografía y Artes Populares de la Escuela de Magisterio, materiales de la Exposición del Traje Regional e Histórico de 1925 así como objetos domésticos y útiles que los Patronos Regionales adquirieron entre 1934 y 1936.
En el momento previo a su inauguración contaba con más de 7000 objetos, repartidos en 21 salas. En el planteamiento del Museo, ubicado en el palacio del Marqués de Grimaldi, figuraba recoger un banco de datos sobre artes populares y folklore y la realización de actividades de investigación de campo o conferencias y cursos, entre otras.[8] Sin embargo, el Museo no llegó a inaugurarse en la fecha prevista debido a la Guerra Civil y hubo que esperar a 1940 para su apertura al público, aunque tuvo que cerrarse por reforma en 1944 debido a los daños sufridos por...
Read moreHorrible. Hicimos una reserva indicando que queríamos comer en la terraza por el cumpleaños de nuestra madre. Ademas en el formulario de reserva preguntaban alérgenos, a lo que indique alergia a la piña. Nada más llegar, la jefa de sala nos dice que en terraza no se puede comer, solo tomar pinchos o picar. Le digo que vale, pero que lo solicité en la reserva. En lugar de acompañarnos a la mesa, nos la señala. Solo te dejan pedir menú, no te dejan pedir de carta, ni siquiera existe. Los camareros son muchachos en prácticas que seguramente trabajan gratis. Me traen mi segundo plato, y resulta que lleva piña.(claramente la habían añadido para rellenar, junto con unos nachos por encima) Digo que, por favor, me lo traigan sin piña, ya que en el menú no indicaba que la llevara. Y me dicen que no sé puede, que pida otra cosa, pero que dos de los segundos ya no quedan ( la reserva era a las 14:30, no a las 4 de la tarde) No me gusta ningún segundo de los que quedan, así que digo que por favor, me lo cambien a medio menú. Nos traen el postre y/o café (que te hacen elegir al llegar, no después del segundo). Preguntamos a la camarera, que si lo podemos tomar fuera en la terraza. Nos dice que claro que si. Nos lo tenemos que sacar nosotras. Cuando vamos cargadas hacia la terraza, escucho a la jefa de sala que dice: ¿esas donde van? Como para que la oigamos. Y viene altaneramente, y alzando la voz, a decirnos que donde vamos (como si fuesemos ladronas) Le indicamos que hemos preguntado a su compañera si podíamos tomar el café/postre fuera. Y nos dice, muy maleducadamente, que no sé puede salir sin haber pagado la cuenta (como si nos fuésemos a ir corriendo, con mi madre de 70 años con artrosis) Le decimos que no nos lo han dicho al preguntarlo. Que nos traiga la cuenta antes de salir (a todo esto con el helado y el café en la mano) Le digo, educadamente, que no son maneras.Y le recuerdo de nuevo que en la reserva, indiqué terraza. También que especifiqué alergia a la piña, y que no estaba indicado que el poke llevase piña. Le muesto captura de pantalla de ello y le digo que es algo muy peligroso, que tengan cuidado con esas cosas. Va regañar a la pobre camarera, y nos discute con muy malas formas. Entre otras cosas, nos dice que llevan desde 2002, y que todo el mundo sabe que en terraza no se puede comer. Le digo que lo correcto es que me lo hubiesen dicho al realizar la reserva y contactar además con ellos por email. Dice que la piña no es un alérgeno. Y le digo que lo tenían que poner en la carta, y tomarlo en cuenta al haberlo señalado en la reserva. Le echa la culpa a los comerciales. Corto la discusión, y le digo que por favor traiga la cuenta. Nos quiere cobrar 3 menús, le indicamos que son 2 menús y un medio menú. Finalmente, decidió cobrarme dos menús, y solo las bebidas. Simplemente nunca nos han tratado peor en un restaurante. De los chicos no puedo decir nada, son gente joven que le ponen ganas y esfuerzo. Lo malo es que no creo que puedan aprender mucho con esa jefa tan...
Read moreNo se ni por dónde empezar esta reseña. Digamos que ya desde que se entra en el sitio ya uno se empieza a imaginar que bien, lo que se dice bien, no va a comer. Olor a fritanga desde la misma puerta. Pinta mal.
A pesar de haber reservado nos dicen que la comida tiene que ser dentro y no en la terraza. Una verdadera pena porque la terraza es lo único que hubiera salvado la experiencia, por decir algo...
El ambiente frío, muy frío, polar y encima oscuro. Una mejor iluminación no vendría mal al lugar.
Los camareros parecía que estaban ahí de paso. Más de una hora viendo como pasaban de un lado para otro sin llevar nada más que una copa o dos,y vacías, por supuesto. Solo se salva una camarera, que se movía deprisa y hacia lo que podía mientras el resto pajareaba. Una hora hasta que nos sirven la bebida. Y de la la carta ni hablamos, que la tuvimos que reclamar varias veces.
La comida, más propia de una tasca en decadencia que de un restaurante como el que lleva el nombre. Yo pedí una especie de risoto, que no estaba del todo mal, y merluza sobre espaguetis con salsa a la gallega. Que no os emocione el nombre porque al minuto de pedir me viene un camarero y me dice que merluza nada, que bacalao. Pues venga, bacalao, le digo. Poco esmero en el plato porque los espaguetis estaban calentado al microondas, o por lo menos lo parecía, y y el bacalao a la plancha... pues eso, bacalao a la plancha sin más.
De postre pedí sorbete de mandarina pero cual es mi sorpresa cuando me traen un helado de dos bolas, de mandarina, eso sí, pero el sorbete ni olerlo.
Todo lo anterior te lo cobran a 26 y pico euros el menú.
Un desastre....
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