Los Morales — Restaurant in Manzanares el Real

Durante mi reciente visita a Manzanares el Real, tuve el placer de descubrir el restaurante Los Morales. Ubicado discretamente junto a una gasolinera, es fácil pasar de largo sin darse cuenta de este escondido tesoro gastronómico. A pesar de su discreta localización, la reputación de Los Morales se ha difundido principalmente de boca en boca y a través de comentarios positivos en internet.

Mi experiencia en Los Morales fue sumamente placentera. El menú ofrecía platos de alta calidad, presentados con esmero y a un precio insuperable. El servicio fue excepcional; los camareros fueron muy amables y la señorita encargada de las reservas y el pago, encantadora. Optamos por sentarnos en la terraza, rodeados de vegetación. El ambiente era tranquilo y relajado, con una temperatura agradable. Un aspecto que particularmente agradecí fue la ausencia de ruidos y voces altas entre los comensales, lo que contribuyó a una experiencia aún más placentera.

Los Morales tiene una historia que refleja la dedicación y pasión de sus propietarios por la buena comida y el buen servicio. A lo largo de los años, este restaurante ha ganado una clientela fiel que aprecia la combinación de cocina tradicional y contemporánea en un entorno acogedor.

Manzanares el Real, el pintoresco pueblo donde se encuentra este restaurante, es conocido por su impresionante castillo medieval, el Castillo de los Mendoza. Esta histórica fortaleza, que data del siglo XV, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar en España y una visita obligada para los amantes de la historia. Además, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares ofrece un impresionante paisaje natural perfecto para los entusiastas del senderismo y la naturaleza.

En resumen, mi visita a Los Morales y a Manzanares el Real fue una experiencia inolvidable, combinando excelente gastronomía con la rica historia y belleza natural...

Reservamos a través de Google, y se nos confirmó la reserva. Al llegar al restaurante, el camarero nos comentó que la reserva por este medio no tenía utilidad desde hace un año y que sólo tenía una mesa pero que teniamos que esperar a que otro cliente llegase, ya que cuando lo hiciese elegiría si se sentaban en terraza o fuera, y dependiendo de eso nos sentarían en uno u otro sitio. La verdad que este punto es algo extraño y confuso. Destacar que las formas del camarero no fueron las más agradables por así decirlo, justo lo contrario a la camarera que nos atendió en sala, súper agradable. El local, correcto pero algo descuidado. Nos pusieron pan sin preguntar si queríamos, el cual tiene un coste de 50 céntimos, esto fue un detalle feo la verdad. La comida: *tomate de la Huerta con burrata: la burrata con el pesto se llevaba por delante el sabor del tomate, no pudiendo apreciar si este era o no de huerto. No digo que no sea de huerto sino que no se apreciaba el sabor. Añadir que la ensalada tenía cierto picor en lengua, algo desagradable pero puede ser apreciación personal. *chuleton 1 kg vaca madurada: lo pedimos al punto y estaba al punto menos, incluso diría que poco hecho. Rico, acompañado de unos pimientos del padrón con patata asada y ensalada. *torrija de sobao pasiego: ESPECTACULAR. El precio correcto. Pasamos un poco de frío ya que, aun sin ser un día especialmente frío, abrieron la ventana que teníamos cercana. La comida se quedó fría muy rápido. Volvería pero me gustaría que la recepción fuese menos brusca y que arreglasen lo de la reserva vía google. (No entiendo porque sigue estando disponible si no lo utilizais desde hace un año...). Espero esta reseña sirva de ayuda, las críticas han intentado ser...

Fuimos a ver el Castillo de Manzanares el Real, y sobre las 13:30h buscamos un lugar para comer. Nos dijeron que bajando la calle, al lado de la gasolinera estaba éste restaurante y no buscamos más. Al no tener reserva, nos meterieron al comedor, que con el día de calor que hacía apetecía más estar dentro que en la terraza. Nos atendieron con rapidez, los platos también llegaron pronto y bien surtidos. Vimos la carta a través del código QR, y además la camarera nos indicó otros platos que tenían y no venían en la misma. MariSol, nos atendió de maravilla. Excelente servicio de 10. Súper profesional. Rápida, eficiente, atenta, recomendando platos, muy amable, dicharachera, y sirviendo con alegría. La empleada que todo empresario quisiera tener. Sólo por ella merece la pena comer allí. Pedimos Lubina, muy grande y completa con ensalada, riquísima. Bacalao a la bizcaina ( un poco grueso y tal vez por ello no estaba bien hecho por el centro) pero estaba rico y con ensalada, muy buena. Albóndigas con patatas ( un poco crudas por dentro) El entrecot en su punto, por el centro buen sabor, por los lados regulín. Los postres muy ricos, brownies acompañados con una bola de helado, tarta de queso con frambuesa recién hecha y macarrón de chocolate ( no sabía lo que era, pero si te gusta el chocolate, te encantará, eso sí... empalagoso pero delicioso) Lo precios, especialmente de los platos, un pelín altos, pero para ir de vez en...