Hace unos días fuimos a comer al Restaurante Kappou Makoto un grupo de 15 personas. Desde ese día llevo pensando varios temas respecto al restaurante que más expectación crea en la ciudad e Murcia, con listas de espera de hasta tres años. Además hoy ha aparecido la crítica de José Carlos Capel en Gastroactitud, donde le otorga sobre un máximo de 10/6,5 y acaba su comentario con: “Tradición japonesa con productos de la Región de Murcia. Todo con un nivel medio satisfactorio”. El grupo con que disfruté la comida son muy buenos amantes del vino y pertenecen a un etéreo club de vinos que está a la sombra de las propuestas que bimensualemente envía el distribuidor Blas Cerón. Así que los vinos que fuimos bebiendo superaron en número lo que normalmente la gente bebe en un espacio como este. Creo que entre Champagnes, Jereces, Blancos, y Sakes bebimos 13 vinos distintos, unas 20 botellas. Es decir, se bebió con bastante moderación. Los pases del menú fueron 14. Pues se trataba de un menú especial que propuso el cocinero. Entre los primeros platos se encontraban los que me más me interesaron. Un bacalao fresco rebozado y frito, sobre un pilpil de cococha del mismo pescado, guisantes a la brasa y huevas de pez. Donde la untuosidad hacía que hubiera una línea que movía hacia el placer la pequeña creación. Esa humedad en boca es la que iba notando que era ausente en otras producciones que fueron apareciendo. Y es la que iba lastrando el grado de placer. La destreza y desenvoltura del cocinero Makoto es notable. Sobresaliente. Pero el resultado final de esa comida se me ha quedado como una espina. No me interesa mucho el mundo del niguiri, ni del tataki, ni en general sus variantes. Sí toda la suerte de técnicas que los cocineros japoneses emplean para tratar el pescado. Así que aprecio su parte técnica pero siempre se me queda corto si no hay algo más. Recuerdo comidas en Koy Sunka, Kabuki y algunos grandes restaruantes japones, pero no son mi línea preferida de cocina. Me gusta la literatura, sí, pero no leo mucha novela romántica. Voy a locales que me llaman la atención y sobre los que he leído cosas interesantes, y como cada vez hay más ideas y jóvenes que han aprendido con grandes maestros, la línea de horizonte es muy amplia, y desgraciadamente ni soy rico ni mi salud me permite llegar a todos los que me gustaría. Por ello el viaje a Kappou Makoto me ha parecido desigual, correcta, pero sin más. En estos momentos me emociona un buen guiso, de manitas, fabes o de alcachofas, una construcción de verduras que amplifique sabores que la sutil atención que espera que se le preste la cocina japonesa. Un gran cocinero, desde luego, pero que el martes pasado, 22 de Abril, se me quedó corto. La sala funciona como una bomba, gentil,...
Read moreUn experiencia increíble, Makoto-san y su equipo realizan un trabajo inmejorable. No es de extrañar que la lista de espera para poder ir a comer llegue a ser de meses e incluso más. Si alguien está en lista de espera y se queda alguna reserva libre le recomiendo que no dude en ir. Empiezo por el trato de los trabajadores ya que te dan una atención muy personal, respetuosa y de total calidad. El sitio es bastante pequeño y está decorado con estilo que recuerda mucho a los izakaya, teniendo una decoración sencilla pero que te hace sentir fuera de España (a mí me gustó mucho particularmente), con una barra en el centro donde ves al chef preparar todos los platos delante de ti, lo cual lo hace de una manera tan fluida que hasta parece fácil y llega a ser relajante.
En cuanto a la comida, recalco que el sitio lo que vende es una experiencia por lo que presenta un menú cerrado que es elegido por el chef y que varía en función de la época del año para poder usar productos de temporada. No obstante, en comparación con otros restaurantes a los que he ido, he acabado bastante lleno, aunque vuelvo a repetir que aquí se viene a probar una experiencia de muchísima calidad en mi opinión.
La platos han sido de diversa variedad, todos deliciosos y con una variedad de sabores que todavia llegaban a permanecer en el paladar después de terminarlos. El sabor de la comida se enfoca principalmente en la gastronomía japonesa, si bien se entremezclaba ligeramente en algunos platos con sabores de aquí y usaba una gran variedad de producto local, lo que permitía notar una gran frescura en cada plato. Debo resaltar que aunque me han gustado todos los platos, me ha sorprendido gratamente el nigiri de anguila, plato que he probado en otros sitios (y no hablo solo de buffets, también en bares de sushi de mucha calidad) y hasta ahora nunca me habia gustado en ningún sitio, sin embargo, el que he probado aquí ha sido espectacular. No voy a ponerme a hacer un análisis de cada plato ya que son 14 y cada de uno ellos era distinto del otro permitiéndote disfrutar cada bocado y no sintiendo como si comieras lo mismo todo el rato, además los platos pueden llegar a variar según la época del año. Con todo voy a subir algunas fotos y, aunque, no soy fotógrafo ni aficionado (mis fotos son horribles) para todo aquel que le interese, pueda tener alguna ligera idea de lo que se ofrece y, con todo, mis fotos no hacen justicia a como se veía cada plato en persona. PD: es una desgracia que los platos no se puedan oler porque eso ya sería demasiado.
Volveré y felicitaciones a todo el equipo del local y, en especial, al...
Read moreTras mucha espera (tres meses) conseguimos que el Sr. Makoto nos recibiera en su salón, donde puntualmente nos ofreció lo que tenía preparado de su menú degustación.
Menú cerrado que consta de 10 pases en donde se fusiona la más pura cocina japonesa con la española (más bien la murciana).
Nos citaron a las 8, y tras pedir 2 cervezas nos comenzó a cantar los platos.
Primeramente nos tomamos una mini ensalada de tomate raf, con bonito, tallo y como aderezo ponzu (salsa elaborada de mirin, vinagre de arroz, laminillas de katsuobushi y alga (konbu) hervida a fuego lento)
Así, de primeras, nos muestra lo que es su cocina en una sola imagen: el Segura bañado por el Sol Naciente.
En la misma línea, nos sirvió un cocido al estilo japonés, con muslo de pollo, puerro, fideos de arroz y setas shitake. Riquísima.
A continuación nos deleitó con un variado de sashimi: Atún rojo, Salmón, Lubina y Calamar nacional (este muy espesial). Delicadeza en el corte y excelencia en el producto. Exquisitez propia de los mejores restaurantes japoneses.
Seguimos con un juego de cortes con una mínima capa de tempura: calamar y raíz de loto junto a langostino con hoja de sisho. No somos amantes de los rebozados, pero no nos disgustó en absoluto.
A mitad del show culinario, nos sirvió lo que más nos gustó, un bacalao negro marinado “dos noches” con setas, chanquetes, huevas de salmón y ajos tiernos japoneses. De lo más espesial de la noche.
El pase carnívoro lo protagonizó (como no) un chato murciano con pat choi (col china) y puré de boniato. Como diría aquel, bueno pero excaso.
No podíamos terminar la cena sin saborear el surtido de nigiris que con tanto arte confeccionaba el maestro Makoto Himeno: Niguiri de lubina, de gamba blanca (el más espesial) de estornino (diferenciador) y de atún, de la parte exterior (pegado a piel).
Otra de las manifestaciones de su cocina, una perfección de sopa miso (nada que ver con lo que nos ponen por ahí) que en esta ocasión la acompañó de cococha de bacalao. Una locura.
Para terminar, un último bocado, temaki de atún rojo. Muy bueno.
De postre una exquisita tarta de queso con aroma de yuzu, un cítrico japonés.
De beber, poca variedad de vinos, un albariño que le pega muy bien a la comida asiática.
Precio del menú 48€ por persona, bebida aparte. Si bien es una suerte tener este tipo de taberna en Murcia, (el mejor japonés sin duda) si que es cierto que nos faltó un poco más de comida, o al menos tener la posibilidad de poder pedirla. Por lo...
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