Lo que al principio iba a ser una simple comida, acabó siendo una auténtica experiencia que desearía revivir volviendo a este lugar. Solo esperaba encontrar un lugar para comer, ya saben, lo típico, abres Google Maps y buscas "Restaurantes cerca de mí" y te guías por las opiniones de los demás sin entrar en mucho detalle. El precio nos venía bien, las reseñas eran buenas, no estaba lejos... ¡Adelante!
Nada más llegar pudimos ver aquél pequeño local, situado en una esquina, discreto. En un principio he de decir que no me inspiró mucha confianza por su apariencia exterior, pero ya saben, las apariencias engañan... Además, nos hizo mucha gracia el cartel en el que se especificaba que dentro no había sala de apuestas, ni máquina de tabaco (Declaraciones que personalmente me parecieron muy correctas, e incrementaron mi afinidad con los valores de este negocio)
Cuando entramos, le preguntamos al hombre que había en la barra si podíamos comer 4 personas. -Tienen reserva? Noté una gota de sudor en la frente -No, no tenemos. Mientras el hombre echa un rápido vistazo a las mesas en el interior, yo ya me estaba maldiciendo por no haber pensado antes en que podría pasar algo así. Fuimos en hora punta, 15:00. -No se preocupen, sientense en esta mesa - Nos dijo amablemente. Momento de relax.
Aquí es donde empieza la magia. Él solo se estaba acercando, pero ya se sentía, lo traía consigo en al ambiente. Aquél no era un camarero, era EL camarero.
Nunca, y quiero decir NUNCA he sido tratado con tanta profesionalidad y familiaridad en un bar/Restaurante. Aquél hombre simplemente tiene un don. No estoy exagerando.
Nos explicó que podíamos preguntar por la elaboración de cada plato, y nos comentó cuáles eran los clásicos, y los que ellos mismos habían ingeniado.
Como hay tantísimas cosas en carta, no nos decidíamos qué pedir.
Y aquí llega... -Les voy a traer algo que les va a encantar _Pero... ¿qué es? -No les voy a decir, porque si les digo no lo van a querer, pero no se preocupen, está bien disimulado, y si no les gusta, son libres de devolverlo. Y así mismo sucedió. Y tal como él predijo, el plato literalmente nos encantó. No diré qué era, guardaré la magia para ustedes cuando vayan ;).
Y qué hablar del resto de la comida. Cada uno de esos platos era digno del más fino paladar, todos excelentes y caseros. Además, su precio erá excelente, la calidad buenísima y del sabor ya está todo dicho.
En resumen. Una experiencia con un trato inigualable, como para volver cada vez que uno esté cerca de la zona de Madrid! Un saludo a todos y sigan haciendo así las cosas, da gusto ir a lugares así, y no...
Read moreContestanto a tu respuesta: Cuando hablé con el dueño, le comenté que tenía ganas de pedir pasta, ya que me apetecía un plato de pasta. Sin embargo, el dueño me desaconsejó pedirlo, sugiriéndome optar por otro plato que, según él, era “mejor” que una simple pasta. Sinceramente, no me pareció un comentario necesario, pero seguí su recomendación y pedí una pizza.
En cuanto al restaurante, estéticamente me pareció agradable, pero respecto a la pizza, tengo que ser honesto: de 1 a 10, le doy maximo 1. Soy italiano, y debo decir que esta no es una pizza. Si me dices que es una semi pizza, lo entiendo y lo acepto. Pero, como italiano, puedo asegurar que no se parece en nada a una pizza auténtica.
Ahora bien, entiendo que para el público local (argentinos o españoles, por ejemplo, en San Sebastián de los Reyes) pueda estar bien, incluso destacar.
Espero que este comentario pueda servirles como un aporte constructivo. Piccolina es un restaurante italiano ubicado en San Sebastián de los Reyes, que genera una primera impresión interesante, especialmente por detalles como su decoración, incluyendo un cuadro de la Mona Lisa que llama la atención. Sin embargo, la experiencia general deja mucho que desear.
El menú, a primera vista, parecía prometedor, con una presentación cuidada y una selección variada de platos. Sin embargo, la ejecución dejó mucho que desear. En particular, la pizza, que debería ser el punto fuerte de un restaurante italiano, fue una gran decepción. La masa no se asemejaba a la auténtica pizza italiana, sino más bien a una focaccia delgada parecida a una "piadina" y sin la textura adecuada. Para alguien familiarizado con la auténtica cocina italiana, esto es un fallo imperdonable. En una escala del 1 al 10, la pizza apenas merecería un 1.
Aunque algunos detalles del restaurante, como la atmósfera y ciertos platos secundarios, pueden resultar agradables, no es suficiente para compensar las carencias en la calidad de los platos principales. En general, la experiencia fue insatisfactoria y difícilmente se podría recomendar este restaurante como una opción sólida para disfrutar de auténtica comida italiana.
Calificación...
Read moreEstando de paso por Madrid y hospedándome cerca, me recomendaron La Piccolina, en Santos Colmenares. Qué hermoso descubrimiento.
Pedimos para compartir tres platos para 4 personas: de entrada el pan, que es una locura, suave, esponjoso y sabroso. Luego llegaron los boconchinos, de sabor intenso, y unos sorrentinos con salsa de trufa que todavía estoy recordando: trufa de verdad, bien lograda, cremosa, perfecta. La estrella, siendo fanática, puedo decirlo con total autoridad, fue la milanesa a la napolitana con papas fritas, de esas que te llevan a casa en cada bocado, abundante y con una salsa casera impecable. Por las dudas(siendo q somos 4 y pensando q era poco) pedimos también una ensalada de rúcula templada… otra delicia…pero sobró muchísimo. No llegamos al postre.
PERO, La atención fue de lo mejor del viaje: el mozo que nos atendió fue un párrafo aparte, un divino, paciente, amable, y se tomó el tiempo de explicarnos cómo se hacían los platos, de dónde traían la trufa, cómo elaboran los boconchinos, nos envolvió lo que sobró para que lo disfrutemos luego. Y hay un detalle que hace a este lugar aún más especial: el arte de Ro, la chef. Sus cuadros están por todo el restaurante, y son tan bellos y expresivos como su cocina.
Un lugar al que no solo recomiendo, sino que ya quiero volver....
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