Cuentan las leyendas que los grandes pactos de amor se sellan con gestos, y yo tenía una deuda de honor. Mi compañera de vida, norteña de pura cepa, me había revelado los secretos culinarios del País Vasco, un tesoro de sabores y texturas. Ahora, en la sagrada costa de Sanlúcar de Barrameda, me tocaba a mí oficiar el ritual y mostrarle el alma del Sur a través de sus manjares. El lugar elegido para tal ceremonia fue Inesperado Restaurante al Mar, un santuario a pie de playa. Nuestra llegada fue un presagio. El trato del servicio, de una exquisitez casi reverencial, nos hizo sentir que estábamos en el lugar correcto. Y entonces comenzó la revelación. El primer acto fue un salmorejo que hizo brillar sus preciosos ojos azules como dos faros deslumbrados por un sabor profundo y auténtico. Acto seguido, llegaron los langostinos de Sanlúcar, una ofrenda del mar que nos hizo enmudecer; nunca, y digo nunca, había probado unos langostinos con esa frescura y esa potencia. La conquista continuó con el cazón en adobo, que ella, en un acto de rendición absoluta, bautizó para siempre como “cazobo”. Ese bocado de historia y mar la atrapó sin remedio. Para culminar, unas coquinas al ajillo cuya salsa, pura gloria, la obligó al gesto más sincero de placer gastronómico: mojar pan hasta dejar el plato limpio. Todo esto, en un enclave mágico en primerísima línea de playa, con una decoración preciosa de maderas y adornos que te acogen y te hacen sentir parte del paisaje. Ella llegó a Sanlúcar enamorada de un andaluz. Gracias al equipo de "Inesperado" y a la bendita cocina de esta tierra, se fue de aquí enamorada de Andalucía. Sitio recomendadísimo es quedarse corto. Esto es una parada obligatoria para el cuerpo y para el alma. Volveremos, porque los pactos hay que renovarlos.
English:
Legend has it that great pacts of love are sealed with gestures, and I owed a debt of honor. My life partner, a true northerner, had revealed to me the culinary secrets of the Basque Country, a treasure trove of flavors and textures. Now, on the sacred coast of Sanlúcar de Barrameda, it was my turn to officiate the ritual and show her the soul of the South through its delicacies. The venue chosen for this ceremony was Inesperado Restaurante al Mar, a sanctuary right on the beach. Our arrival was a foreshadowing. The service, almost reverential in its exquisiteness, made us feel we were in the right place. And then the revelation began. The first course was a salmorejo (salmorejo) that made her beautiful blue eyes shine like two lighthouses dazzled by a deep and authentic flavor. Following this, the Sanlúcar prawns arrived, an offering from the sea that left us speechless; Never, and I mean never, had I tasted prawns with such freshness and power. The conquest continued with the marinated dogfish, which she, in an act of absolute surrender, forever christened "cazobo." That morsel of history and the sea captivated her irremediably. To top it off, some garlic clams whose sauce, pure glory, compelled her to make the most sincere gesture of gastronomic pleasure: dipping bread in them until the plate was clean. All this, in a magical spot right on the beach, with a beautiful decor of wood and ornaments that welcome you and make you feel part of the landscape. She arrived in Sanlúcar in love with an Andalusian. Thanks to the "Inesperado" team and the blessed cuisine of this land, she left here in love with Andalusia. "Highly recommended" is an understatement. This is a must-see for body and soul. We will return, because pacts...
Read moreUn sitio que parecía que apuntaba alto pero resultó ser un sitio más de moda. Para empezar, comenzaré por la parte “buena” que es la zona de tomar algo en la playa, tienen dj, si vas con tiempo es fácil coger sitio para disfrutar de la puesta de sol con un rico cocktail, el sitio es muy bonito. Nosotros habíamos reservado para cenar después de la puesta de sol, así que también cenamos allí. El problema comenzó cuando llegamos y estando el restaurante literalmente vacío, nos dicen que nuestra mesa está dentro del local, cosa que cuando llamamos para reservar y pedir expresamente que nos pusieran en la terraza y pegados al cristal para ver la playa nos dijeron que iban sin reserva de mesa y que para poder elegir tendríamos que ir pronto, cosa que hicimos estando allí a las 20:00 de la tarde. Nos pusieron pegas, sentaron a gente que llegó después que nosotros, y tardaron un rato hasta que finalmente nos dejaron sentarnos en la mesa que queríamos. La cena fue sin más, lo único que destaco es la ensalada de burrata muy rica la verdad. Las croquetas también estaban buenas, pero frías(lo explico más abajo). Los tacos de puntillitas no los recomiendo nada, muy malos. El resto de la comida rica pero sin destacar nada en concreto. En la segunda tanda donde nos tendrían que traer unos baos, los tacos y las croquetas nos tuvieron como 20 minutos sin servir nada en la mesa, mientras nuestra comanda estaba en la barra enfriándose (cosa que pude observar), y tenían 4 camareros en la entrada discutiendo. Para rematar uno de los camareros vino a traer una Coca Cola la cual le dijimos que no habíamos pedido, se fue por las mesas preguntando de quién era, para finalmente intentar metérnosla en la cuenta a pagar. Me hubiera gustado darle más estrellas pero la atención deja mucho qué desear, tienen demasiados camareros y mucho descontrol, en otras mesas también tenían que recordarles que se les había olvidado el vino o un plato. La única chica así más atenta y que se salvaba era una de pelo cortito con muchos tatuajes un encanto. El resto nos atendieron muy mal. Y la mayoría del tiempo los veías hablando tres o cuatro camareros en la zona de la entrada donde salen las comandas y tienen la caja. Un descontrol. Si cambian esto tienen medio camino hecho porque la verdad el sitio es muy bonito, pero cuando la...
Read moreHe desayunado este fin de semana, sábado y domingo. En la carta figura tostada de pan de pueblo. Inesperadamente la tostada era una rebanada de pan de molde. Cuando aboné le dije al camarero que me había decepcionado la tostada, que eso no era pan de pueblo. Inesperadamente me soltó una milonga de que en ese local se servían desayunos “equilibrados” y que lo conocido como tostada de pan de pueblo era mucha cantidad y entonces le sobraría a muchos comensales y se desperdiciaría mucho alimento. Jamás me hubiera esperado esa milonga. Si pone pan de pueblo en la carta, es plan de pueblo y no un pan de molde. Que lógicamente, será de algún pueblo. Obvio. Al día siguiente, tardamos 50 minutos de reloj desde que nos sentamos hasta que nos fuimos. Los primeros15 minutos hasta que algún camareno se acercó a ver qué queríamos pedir. Llamé la atención de dos de ellos y recibí esa clásica respuesta ya tan de moda en la hostelería: “para pedir, a mi compañero”. Pedí un café con leche con hielo y un mollete con jamón, aceite y tomate. En la cuenta especificaba el café con hielo, imagino que me cobrarían un plus por el hielo, no lo sé. El mollete, inesperadamente, no traía tomate. Inesperadamente también, el vaso con hielo para el café lo tuve que reclamar dos veces. 50 minutos para un café y una tostada que, inesperadamente, llego a la mesa fría como el hielo. Habrá que ver el tiempo que pasó desde que salió del tostador hasta que llegó a mi mesa. El flujo de trabajo no debe estar muy afinado. Una lentitud pasmosa. El camarero decía a los comensales que los domingos había que tener paciencia, que había mucha gente. No, no y no. Lo que hay que tener es más personal, y un personal vivo y con nervio y no de una lentitud pasmosa y sangre de horchata. Miren por ejemplo los camareros de las terrazas y la barra de La Gitana o Balbino, en la plaza del Cabildo, ahí verán lo que son camareros de verdad con nervio y que saben el oficio. Por muy bonito que esté el local Inesperado, el servicio es una...
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