Fuimos a comer el menú del día (22,90 €) y la comida fue excelente: todo estaba riquísimo, tanto en calidad como en cantidad. Tomamos fritura de gambas, gazpacho y un arroz caldoso que nos encantó — lleno de marisco, en su punto, sabrosísimo. Fue tan bueno que varios quisieron llevarse lo que sobró a casa. Yo pedí la dorada a la plancha con verduras, y estaba también deliciosa. Realmente, en cuanto a la cocina, no tenemos ninguna queja.
El problema fue el servicio, que dejó bastante que desear. Pedimos un entrecot un poco más crudo y la camarera nos contestó que “al punto ya salen cruditos”, como si fuera lo mismo — cuando evidentemente no lo es.
Después, al pedir los cafés, uno de nosotros —que es italiano— pidió un espresso. Viendo el tono y actitud de la camarera hasta ese momento, traté de ponérselo fácil y le dije directamente: “hazme un café solo pero un poco más corto”. Le dio exactamente igual. Cuando trajo los cafés y mi pareja preguntó cuál era el espresso, la camarera los comparó por encima y dijo: “este parece más corto”, pero eran todos exactamente iguales, cafés solos estándar. Ni atención ni interés mínimo por entender o atender la petición.
A eso se sumó otro detalle: otra persona de la mesa pidió un café con leche y preguntó si tenían leche sin lactosa. La camarera hizo un gesto evidente de fastidio, como de “ya estamos con las peticiones raras”, rodando los ojos, y respondió secamente: “no, solo tenemos normal”. Cuando entonces le pidió un café con leche normal pero con un poco de espuma, directamente se rió, como si fuera una tontería. Un gesto innecesario, poco profesional y bastante incómodo.
En resumen: la comida es de sobresaliente, pero el servicio por parte de las dos camareras fue muy flojo: respuestas secas, falta de interés y actitudes que no transmiten ganas de atender bien. Por suerte, había un camarero que sí fue amable y correcto, pero ellas dos, muy por debajo del nivel del resto de la experiencia.
Conclusión: merece la pena por la cocina, pero ojalá el trato estuviera a la altura del menú. Si mejoran ese aspecto, sería un...
Read moreLe doy una, porque no tengo la opción de darle ninguna, un auténtico timo, sobre todo en el vino, botellas que ya venían abiertas y rellenadas. Fuimos cuatro a cenar, y eramos cuatro, más una mesa de dos, un sábado por la noche, eso ya nos tenía que haber echado para atrás, pero a mi marido le hacia ilusión ir donde tantas veces había ido cuando hacía la mili. Esto solo es anecdotico, voy al lío. Pedimos una mariscada cocida con bogavante, 46,50 precio por persona, la pedimos para dos, viene una señora a presentarnos un bogavante vivo, que yo creo lo enseñan a todo el mundo y debe de ser como de la familia. Pedimos para beber un vino blanco de las bodegas TROBAT, en concreto OLLA DE GRILLS, su precio 14,50 o algo así, tengo que decir que somos del Penedès y sabemos el precio de nuestros vinos, tenían en carta vinos de nuestra zona y estaban con el precio muy inflado, así que decidimos probar éste. La primera botella, no me fijé, pero cuando la vi, me pareció muy raro que no llevase capsula, mis acompañantes me dijeron que la habían abierto allí, aunque me pareció muy raro, ningún profesional abre el vino y le quita la capsula. En la segunda botella si estuve atenta, y la traen abierta y sin capsula, le digo a la camarera que como nos la trae así y me dice que es "como me han enseñado a hacerlo", la han enseñado a timar y ella participa de ello. No entré en más polémicas porque mi marido y amigas no me dejaron, pero era para no pagar y llamar a la policía. Mariscada con ajo y perejil, para mi una auténtica aberración, vino que no es lo que la botella indica y una camarera que debería dedicarse a otra cosa y no ser cómplice de ese tipo de estafas. NO...
Read moreFuimos para una comida familiar y nos fuimos con sabor agridulce. Pedimos menús y la verdad es que con el tema de bebidas fué un completo desastre, luego cuando ya habíamos pedido y nos estaban sirviendo los primeros uno de los platos ya no quedaba y lo tuvo que cambiar una vez que los platos ya estaban en la mesa. De las opciones vegetarianas sólo les quedaba bravas, setas (que eran champiñones) y pedimos huevo frito para completar (que esto sí que lo hicieron extra y estamos muy agradecidos).
Las camareras la verdad que fatal, serias, con un lenguaje verbal muy muy seco y distante, daba la sensación de que molestábamos no nos gustó nada!! Éramos una mesa muy grande, sí, pero no justifica la mala atención.
La comida en cambio buena, de eso no hay queja ninguna, el arroz con bogavante estaba muy bueno, al menú le falta un arroz sin suplemento o fideuá ya que sino de 22€ menú pasa a 30€.
En fin, sabor agridulce, como consejo haría incapié en la mejora del servicio ya que es lo que va a hacer que nos planteémos no volver ya que pagar para hacerte sentir que no tienes que estar allí...no. PD: con el chico camarero muy bien, era...
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