Guachinche Nunca es Lejos — Restaurant in Santa Úrsula

Estoy comprobando los comentarios de hace un año de clientes que hablan bien, a nosotros hace unos días nos trataron con malas caras, éramos cuatro comensales y salimos muy disgustados, por el trato que nos dieron, tardaron un montón en atendernos y atendían a gente que llegaba después de nosotros, llamamos y no había que reservar, nos pusieron en una mesa al lado de la puerta que entraba mucho viento y lluvia, preguntamos si se podía cerrar "unos centímetros" y nos contestaron que nooo, voz levantada, comimos poco, mal y encima no nos dieron el ticket donde nos dice lo que te cobran, en fin nunca más volveremos y menos después de pagar 74 €, sin postre, por un trozo de costilla que nos dieron n una bolsa de papel de mala gana, fué poca comida pero mala leche.. Desde luego nada recomendable para personas tranquilas como nosotros y conociendo muchísimos guachinches de personas encantadoras y caras normales. Allí desde luego no volvemos ni recomendamos porque salen con...

Lo de nunca es lejos, depende de lo que entendamos por nunca jaja

Este lugar es un guachinche de los de antes, de los de verdad, con poquita oferta pero de calidad. Consumimos queso, garbanzos y salchichas y chistorras para 2 personas y fue más que suficiente, de los 2 primeros fueron medias raciones y luego postre.

Detallo las 3 áreas con kas que suelo valorar:

Ubicación, equipamiento y personal: La ubicación entre viñedos es un espectáculo, está MUY lejos en subida bastante inclinada, por lo que si hay alguien que tenga miedo a las pendientes en carretera quizá este no es tu sitio, facilidad de aparcamiento en la Puerta incluso con el local lleno. Personal amable

Comida: La de siempre, poquita oferta y de calidad, garbanzos Buenas de sabor. ¡NO TIENEN VINO BLANCO!

Relación Calidad-Precio: Muy buena

Un lugar con encanto e identidad propia que para estar tan lejos, cobra con datáfono sin problema (Esto es un plus...

Buena gente. La comida estaba bien, los chuletones a la brasa con buen punto, la leña y el arte del parrillero salvaron del naufragio a la carne que no pudo esquivar su dureza. El vino tinto, bueno, teniendo en cuenta que se le nota su juventud desmesurada, pero las trazas de cosechero de verdad las tiene (lo que es de agradecer). Cuestas y difícil acceso. Sillas de madera del tiempo de la República. Mesas dentro de un almacén ruidoso con ventanas cerradas pero amplia puerta abierta. Guachinche al fin, y que nadie se equivoque, las sillas el ruido y la relativa incomodidad, se ven recompensadas por comer y beber dónde nunca...