Restaurante Entre Los Naranjos — Restaurant in Torrecaballeros

El sitio más lamentable que he visto en mucho tiempo. El servicio, lento. Las medidas Anti-Covid brillan por su ausencia. No se ofrece ni carta, ni por supuesto, precios. Te obligan a pagar en efectivo con la excusa de una avería en el terminal (hay maneras más elegantes de cobrar en dinero negro). Los entrantes no tienen ni gracia ni sentido; para poner eso, serían más adecuadas unas lonchas de mortadela. Un jamón nadando en salmorejo (de Supermercado) sobre una tosta (trozo de pan) y croquetas que son pelotillas pastosas y especiadas. Uno de los arroces que nos sirvieron estaba pasado. Perdón "muy pasado". No ofrecen carta de vinos; sin embargo sí que ofrecen (bien por su parte) jarra de agua ateniéndose a la normativa reciente.; aunque luego la sustituyen (sin avisar) por botellas de agua que, evidentemente, cobran como si la acompañaran de whisky. En cuanto al trato: zafio, grosero y casposo. Efectivamente, la presunta maitre (dicen que la dueña) se mete en las conversaciones de los comensales; no usa la mascarilla y se apoya con todo su peso y descaro en los respaldos de las sillas. Habla mucho y presume de una gestión que, francamente, es mala. Cualquier alumno de 1º de Hostelería propondría una Oferta Gastronómica mejor; cualquier alumno de Dirección de Servicios atendería mejor en Sala y cualquier alumno de 1º de Ayudantía de Cocina elaboraría mejor esos platos. No es de recibo que un sitio que no cumple con las normas sanitarias, ni fiscales, ni profesionales,...

Ayer estuvimos comiendo en este restaurante. Tras hacer la reserva con diez días de antelación, nos dicen que no tienen terraza. La dueña del lugar, de muy malos modos, nos dice que en su casa hace lo que ella quiere y nos pone al sol en las mesas que tienen para tomarte algo. La experiencia, sencillamente para no repetir.

1. Cosas positivas de este lugar.

Buen arroz valenciano (aunque no sea lo que más pegue tras una excursión por el monte). Cocinan bien. Los camareros jóvenes intentan enmendar las cosas. La terraza es bonita.

2. Cosas negativas:

El servicio: terrible. 50 minutos para pagar, pedimos tres veces pan y alioli y nunca llegó (pero en la cuenta sí lo incluyeron). El precio: carísimo (20€ por una botella de vino de Rueda por ejemplo). La comida buena pero escasa y cara. Da igual que reserves con 10 días de antelación, porque luego hacen lo que quieren. Flexibilidad para cambiar de platos: ninguna. Nos invitaron a irnos pero no podíamos pedirles a los niños huevos rotos con jamón porque les habíamos reservado una paella. Cuando lo que nos dijeron en la reserva es que sólo hacían arroz y había que encargarlo previamente.

En definitiva, una y no más. Una pena porque este sitio podría funcionar mucho mejor. Pero como los camareros jóvenes alegan que el carácter de la dueña es más fuerte (se permite gritar y amenazar a los clientes) porque es valenciana y su carácter es diferente al madrileño......

Les doy una estrella porque no se les puede dar menos.

Luego dicen que la hostelería va mal por el COVID y por las restricciones del gobiernos pero va mal por gente como esta que no atienden a quien no quieren y que dan un servicio pésimo.

Desagradables nivel llegar y sentarte en una mesa de las que tenían disponibles en la terraza y tras estar esperando más de 20 minutos y pasar a preguntar si nos podían atender nos dijeron que no podíamos sentarnos allí porque tenían las mesas reservadas para clientes habituales, que no podíamos ni tomarnos un café; en una mesa en la que no ponía por ningún lado que estaba reservada, con lo que tengo todo el derecho del mundo a sentarme y ser atendido. La camarera una pasa seca con menos humor que una piedra con musgo y encima sin mascarilla y sin guardar ninguna recomendación de Salud frente al COVID.

Menos mal que nos fuimos a la Hiruela y nos atendieron sin ningún problema porque si hubiera sido por esta gente no habríamos comido.

La terraza muy mona pero no merece la pena ir a darle dinero a estos...