The restaurant is inside an old house in Valls. The different spaces maintain the stately decoration. It also has a large terrace.
We chose four dishes to share between two: Cuttlefish and mushroom cannelloni with ink muslin. -Mixed croquettes (3 mushrooms and 3 ham) Boneless chicken ingot and confit with vanilla apple -Lamb roll with shitkae and sweet and sour sauce
What I would definitely choose again are the cannelloni. The muslin has an exquisite fishy taste, reminiscent of smoke. The mushrooms and cuttlefish in the filling combine perfectly and the texture is brutal, it is not a uniform mass abusing béchamel but you notice the crumbled ingredients.
The mushroom croquettes are also brutal, on top they have a bit of "don't know what" mayonnaise that gives them a touch.
We also really liked the two meat dishes. For me, vanilla apple is a very curious and good new flavor.
Al Portal 22 is very famous for its cheese volcano but this time we didn't choose it.
For these 4 dishes and two glasses of wine...
Read moreMe impresionó mucho por varios motivos.
Arquitectónicamente está muy bien aprovechado los espacios, es cómodo y la distribución de mesas te permite fluir libremente sin tropezar. También están separada lo justo para volverlo privado.
La decoración no me la esperaba, inspira a relajarte y simplemente olvidar el exterior, un pequeño viaje al pasado con la elegancia del presente.
Me crucé con tres personas atendiendo a lo largo del servicio y cada uno muy amable, la buena vibra se notó pero sobretodo la naturalidad.
He ido por recomendación, ya quedé advertida de la buena calidad de su comida y pese a ello me sorprendió gratamente, les recomiendo muchísimo ¡la ensalada de burrata! Solemos dejar las ensaladas a un lado pero esta vale la pena, viene con una gelatina a cuadros (muy bien diseñado) que le da un sabor estupendo e innovador. Cada plato está bien trabajado, se nota.
Fuimos mi pareja y yo, pedimos cinco platos para compartir más postre (el estilo es de restaurante tipo tapas por lo que es ideal el compartir platos), de bebida agua aunque me han hablado bien de sus vinos y en la decoración muestran la buena reserva apenas entras, sin embargo actualmente no se me permite consumir alcohol ¡Pero si tu puedes adelante! En total llegamos a pagar 33€ cada uno ¡Súper bien! Quedamos llenos, no a explotar pero si satisfechos, a ese punto que no te has levantado de la mesa y ya sabes que volverás porque definitivamente tienes que probar cada plato de la carta.
Nosotros pedimos pulpo (brutalmente bueno), ensalada de burrata, bacalao en tempura (super jugoso y de suave sabor), volcán de queso (un clásico del sitio, recomendadisimo) y para finalizar lingotazo de cerdo (SÚPER tierno y estupendo).
De postre yo me pedí tiramisú con helado de café, muy rico. Y mi pareja se pidió brownie, y definitivamente el de él estaba BUENÍSIMO!!! Como la mujer inteligente que soy le robé un par de cucharadas y ahora sé cuál postre pedirme cuando vuelva.
Y viendo hacia otras mesas noté una muy buena pinta en las croquetas (un plato que pediré a mi retorno) y me quedé con ganas del rissoto, pero ya...
Read moreHacía tiempo que un restaurante no me había dejado tan encantado con tanto encanto. Portal 22, cumple la más alta norma de hospitalidad, sentirse extraño en su propia casa en beneficio del cliente. Nadie es extraño en ninguno de sus rincones, porque abres los ojos y te reconoces en cualquiera de ellos. Pertenece a la más alta aristocracia de los sentidos, el del gusto, que unido a los restantes, el comensal siente y luego piensa tan adorable visión. Inmerso en una casa, la propia intimidad invita a confidenciar la relación gastronómica-secreta. La lengua no tiene huesos pero aplasta con deleite desesperado el paladar más exquisito. Mente culinaria compleja y gustos sencillos. Joan, su chef y todo su equipo, son la sabiduría de la alta alimentación unida a pequeños detalles que gustan cuando uno está saboreando. Modernidad versus clasicismo, progreso culinario sin dejar en el sabor la ambrosía de los ideales entrantes, antesala de la directa consumación de platos elaborados, sofisticados, reminiscencias de la cocina a fuego lento, como hacía la abuela. Su decoración, su pintura y lámparas no solo crean la belleza sino que invitan a verla más con el cromatismo gris, blanco y marrón, portador de distintas atmósferas en su distribución. Y Chema, atiende la petición del comensal evocando a venero apuntes de un subsuelo gustativo que inicia como representación de quienes llegan al restaurante y ocupan sus mesas ofreciéndose con el deseo de saber la preferencia del comensal, con toda profesionalidad y humanidad. Escuchando a Chema la lectura de la carta con tono suave y profundo, se entrevé la construcción de la comida y las intenciones del chef con toda delicadeza gustativa siendo un bioma de ideas culinarias haciendo un bello encuentro entre la tierra y el mar que canta la belleza del territorio, y a más a más: BUENO,...
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