Hoy ha sido la primera vez que he ido a este sitio. Me encantó la decoración, te traslada a otro mundo. Con unas lámparas de cristal recordando otra época, sillas de madera color crema con el nombre del local. Cada detalle súper cuidado. Por lo poco que vi, tienen una terraza fuera muy bonita, que espero ir a conocer otro día, mientras me leo un buen libro. Ambiente tranquilo. Una camarera y una señora en cocina, súper bien compenetradas. Sirven rápido y la camarera me pareció un encanto, súper maja. Me pedí un croissant mixto y un café con leche de soja grande. Con el café te ponen galletitas y cosas varias. La señora de al lado pidió una tostada, que también tenía pintaza. Pan bimbo gordito. Cuando fui a pagar me sorprendí. 3,50€ todo y muy rico. Por lo que vi en un cartel no abren sábados ni domingos, ni festivos. Para mi una pena, porque me encantaría llevar a mi pareja y por horarios de trabajo, nos es imposible ir en otro momento. Pero me parece bien que piensen en su calidad de vida. Estamos acostumbrados a cafeterías que trabajan sin descanso, con empleados que hacen 13 horas diarias y no por encima no tienen un fin de semana en familia y eso al final no es bueno para nadie. Tan pronto pueda repetiré. Recomendado 100%.