CEMENTERIO DEL OESTE: LA CHACARITA - HOY - “PARQUE LOS ANDES” EPIDEMIA DE FIEBRE AMARILLA TREN FÚNEBRE TREN DE LA MUERTE: El 24 de diciembre de 1868 ante la EPIDEMIA DE CÓLERA, se inaugura entre las calles Caseros, Ituzaingó y Pozos, el CEMENTERIO PÚBLICO DE LA SALUD, que se lo clausuró en 1871 DADA LA SATURACIÓN POR EL INGRESO DE VÍCTIMAS DE LA FIEBRE AMARILLA, que llegaban a 450 o 500 decesos diarios en Buenos Aires. Para dar solución al problema se decide en 1871 comprar 5 hectáreas de la Chacarita de los Colegiales del Real Colegio de San Carlos, ahí se radicó el viejo cementerio, lugar donde hoy está en parque Los Andes. Cuando ocurrió la epidemia, los casos iniciales se dieron en San Telmo en los inquilinatos de la calle Bolívar y Cochabamba, por las malas condiciones de higiene de la ciudad, habiendo sido los pacientes asistidos por el doctor Argerich, quien no pudo evitar sus muertes. El informe sobre la gravedad de la enfermedad fue presentado a la Comisión Municipal, presidida por don Narciso Martínez de Hoz, pero como era carnaval se ocultaron los hechos y no se dio a publicidad los casos. La situación era muy seria, durante la epidemia se pasó de unas 20 defunciones diarias que era lo habitual a tener 500 o más, tuvimos unos 14 o 15.000 muertos. La población que tiene medios abandona su casa en Buenos Aires y se va al campo Otro problema que se debía enfrentar era no solo donde colocar los cadáveres, que se solucionó con la apertura del nuevo cementerio, si no como se los trasladaban, ya que la ciudad solo contaba con 4 carros para hacerlo. La solución fue utilizar el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, que modifico su recorrido, siendo la Porteña el “Tranvía Fúnebre” o TREN DE LA MUERTE durante la epidemia. Partía del predio que hoy ocupa el Teatro Colon, recorriendo el largo de la calle Corrientes hasta el cementerio de la Chacarita. Se realizaban dos viajes por la noche, sólo para transportar cadáveres de personas fallecidas en la epidemia. Su recorrido iniciaba en la estación Bermejo, situada en la esquina sudoeste de la calle homónima, hoy Jean Jaures y Corrientes, y tenía dos paradas más, una en la esquina sudoeste de Corrientes y Medrano y la otra en Corrientes y Scalabrini Ortiz, la antigua Canin o Camino Ministro Inglés, ángulo sudeste. La "parada fúnebre" final era en el apeadero de Corrientes y Dorrego, en la esquina de la "quinta de Alsina", junto al cementerio, donde los cadáveres eran dejados amontonados en galpones utilizados como depósitos. El cementerio funcionó hasta 1875 que se lo clausuró, aunque siguió recibiendo féretros hasta 1886. A comienzos de 1887 que el Arq. Ing. Juan Antonio Buschiazzo concluyó la obra del actual Cementerio General. Las inhumaciones comenzaron a realizarse en el Cementerio de la “Nueva Chacarita”. La Chacarita, es uno de los cementerios más grandes del mundo, ocupa 95 Ha. Y sus límites son los que se encuentran entre las calles Guzmán, Jorge Newbery, vías del FFCC San Martín, Garmendia, del Campo y Elcano. En nombre del mismo devino por mandato municipal del 30 de diciembre de 1896 que lo denominó como Cementerio del Oeste, pero en el acervo popular era más conocido como Cementerio de la Chacarita, es por ello que por ordenanza municipal del 5 de marzo de 1949 se le restituyo su antiguo nombre. Por su parte desde el 13 de noviembre de 1903 que se inauguró, funciona el Crematorio de la Ciudad de Buenos Aires. El diseño del cementerio su magnitud y su importancia fueron considerados de excelencia, por la envergadura de construcción. Siendo admirado por el mundo. Desde la galería de nichos construida entre 1900 y 1906 se podían apreciar tres cúpulas con ángeles de gran porte. Que ya no están por las reformas efectuadas. De lo original poco o nada queda vemos un edificio modificado, más funcional, pero nada que ver con el original, su aspecto ha sido variado, quedando...
Read moreMi experiencia en el Parque de los Andes durante la primavera fue verdaderamente encantadora. Al adentrarme en este hermoso parque en plena estación primaveral, me recibió una explosión de colores y fragancias que inmediatamente me hizo sentir que estaba en un rincón del paraíso.
Las flores estaban en pleno esplendor, con una variedad de colores y aromas que llenaban el aire. Los cerezos y manzanos estaban en flor, creando un espectáculo de pétalos rosados y blancos que parecía sacado de un cuento de hadas. Las flores silvestres también se abrían paso, creando un manto de colores que pintaba el paisaje de un arcoíris terrenal.
El clima primaveral era perfecto: no hacía ni demasiado calor ni demasiado frío, lo que hacía que pasear por los senderos del parque fuera una experiencia relajante y agradable. Las aves cantaban en los árboles y los insectos revoloteaban alrededor, añadiendo una banda sonora natural a mi paseo.
Las familias y amigos se habían congregado en el parque, disfrutando de picnics, juegos y momentos de relax en la hierba verde. La atmósfera era alegre y llena de energía positiva, con risas y sonrisas en todas partes.
El Parque de los Andes ofrecía una gran variedad de actividades al aire libre, desde senderismo hasta ciclismo, lo que me permitió disfrutar de la naturaleza de diversas maneras. También había áreas de descanso donde pude sentarme a leer un libro o simplemente contemplar el paisaje.
En resumen, mi experiencia en el Parque de los Andes durante la primavera fue una delicia para los sentidos. La belleza natural, el clima agradable y la atmósfera amigable hicieron que mi visita fuera inolvidable. Fue un recordatorio de lo maravillosa que puede ser la naturaleza en primavera y cómo un simple paseo por un parque puede renovar el espíritu y...
Read moreLa primera sección del este parque tiene un nacimiento lúgubre: como consecuencia de la mortandad de personas producida en la ciudad durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, el gobernador de Buenos Aires Emilio Castro, creó un cementerio en el actual solar del parque. En 1886 se colmó su capacidad y fue clausurado. Once años luego se trasladaron los restos humanos desde el ya llamado cementerio de la Chacarita vieja al cementerio de la Chacarita nueva, situado en el lugar del actual. Fue entonces cuando se planificó el parque que en un principio se llamó Rancagua, pero que en 1904 fue bautizado con el nombre actual. El acceso a la Chacarita Vieja se hacía por la calle Dorrego. Debajo de la segunda sección del parque se hallan, desde 1925 en que se inició la construcción del Línea B (Subte de Buenos Aires), los talleres Rancagua del mismo y una cochera con 10 vías con capacidad para 110 coches. Al construirlos se hallaron restos humanos que aún permanecían d Debajo de la segunda sección del parque se hallan, desde 1925 en que se inició la construcción del Línea B (Subte de Buenos Aires), los talleres Rancagua del mismo y una cochera con 10 vías con capacidad para 110 coches. Al construirlos se hallaron restos humanos que aún permanecían del viejo cementerio. Sobre la vereda de Corrientes que se encuentra a la vera del parque se hallan ejemplares de Tipas (Tipuana tipu), de flor amarilla y ramas gruesas ondulantes y oscuras. Durante los fines de semana se arma una gran feria de artesanías y otros...
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