El día 18 de enero, se realizaron las exequias de una familiar en las horas de la mañana. Con una hora de anticipación se llevaron los respectivos documentos para que se procediera a la apertura previa de la bóveda mientras se realizaban las exequias. Cumpliendo con el protocolo, se solicita dicha apertura posterior a la finalización de las exequias. El proceso se demoró aproximadamente 1 hora desde ir a la administración tal como fue solicitado al momento de la solicitud, luego; pasados 15 minutos se tuvo que solicitar al vigilante del pabellón que de nuevo llamara por radio para que fuera el funcionario encargado (el cual inicialmente, no llevo los elementos requeridos para abrirla) , más la limpieza de la bóveda de la cuál retiró los cenizarios que se encontraban dentro sin ningún tipo de respeto , sin tener en cuenta que posiblemente en los asistentes se encontraban algunos de los dolientes de esos Restos, tal como efectivamente era. Adicionalmente, nos tuvimos que enfrentar a un espectáculo absolutamente dantesco; primero los familiares que vieron como los restos de sus seres queridos son puestos en una carreta una caja sobre otra, luego como todos las personas tienen que presenciar la apertura y limpieza de la bóveda para finalmente terminar diligenciando encima de los dolientes una hoja de registro. Es increíble como un oficio hace que a un funcionario se le olvide que tiene en su entorno personas con un dolor por ese ser querido que se les fue a quien se le quiere dar una sepultura digna y no una despedida como si se estuviera guardando un lote de basura. Entendiendo y respectando los protocolos que como Campo Santo puedan tener, sugiero que para este tipo de situaciones se tenga mayor respeto con los asistentes y los dolientes y esto solo se consigue modificando el protocolo de una manera sencilla. No es posible que una bóveda tenga que ser abierta y aseada con todos los dolientes viendo. Se deben tomar acciones como por ejemplo, solicitar a los dolientes una persona que se preste para custodiar la apertura mientras los demás están en las exequias y evitar de esta manera dolores, tristezas además de vergüenzas. El objetivo de llevar a un ser querido a un Campo Santo a su ultima morada no debería dejar de recuerdo actos tan inapropiados y de tanta falta de respeto. Por le contrario debería ser de recuerdos bellos en medio de una pérdida.